El ritmo pausado de la vida rural comenzó a cambiar a mediados del siglo XIX como consecuencia de la Revolución Industrial que, naturalmente, también afectó a Barcelona y a los pueblos de su entorno. El aumento de la población, la revolución de los transportes y las nuevas exigencias de la industrialización incidieron tímidamente en Nou Barris y pusieron en marcha una transformación del paisaje lenta pero ya imparable.

Por otra parte, las crecientes necesidades de agua por parte de los habitantes y de las nuevas industrias del llano de Barcelona favorecieron la construcción, entre 1871 y 1881, de dos acueductos que atravesaban el territorio de Nou Barris. Algunos de sus tramos todavía se conservan en Ciudad Meridiana, Torre Baró y Can Carreras (fotos).

En la zona de Vilapicina la industrialización se inició tímidamente con la instalación de manufacturas dedicadas a la producción de tejidos,  fertilizantes, jabones, ladrillos, productos químicos, e incluso  electricidad para la tracción de los tranvías de la línea que iba de Barcelona a Horta. Los espacios destinados a esta última actividad se convertirían más tarde en las cocheras de la avenida Borbón, actualmente avinguda dels Quince (foto). Más adelante también se instalan fábricas en otros barrios, como la Harry Walker en Prosperitat (foto).

En 1915, en la actual Guineueta se inauguraba el Hospital Mental de la Santa Creu, dirigido por el doctor Emili Pi i Molist, uno de los pioneros en el tratamiento de las enfermedades mentales en España. El imponente edificio se construyó siguiendo un “proyecto medico razonado” en el que se recogían las técnicas hospitalarias más modernas del momento (fotos).