El nuevo siglo se inició en Nou Barris con una propuesta de ciudad jardín que se habría de desarrollar en un paraje de una calidad natural excepcional:  la antigua heredad de Torre Baró y Vallbona, los terrenos de los barones de Pinós propiedad de la familia Sivatte desde 1873.

La operación inmobiliaria relacionada con la ciudad jardín no prosperó, a pesar de que la compañía construyó la carretera que une Horta con el turó de les Roquetes e inició la construcción de un edificio de aspecto medieval diseñado para funcionar como un hotel que hoy conocemos como el Castillo de Torre Baró (fotos).

A partir de 1917, y gracias a los beneficios que reportó la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial, se produce en la ciudad un nuevo fenómeno urbano consistente en la aparición, en el llano de Barcelona, de unas nuevas periferias urbanas, integradas básicamente por población obrera y con alta proporción de inmigrantes.

En esas circunstancias y hasta 1936, Nou Barris se convierte en el suburbio que experimenta el crecimiento más dinámico de Barcelona, ya que en su territorio se levantó la décima parte de toda la edificación construida en la periferia de la ciudad.

Además, en los terrenos de Can Peguera se construyeron  más de quinientas viviendas, agrupadas en el polígono Ramón Albó, uno de los cuatro conjuntos de casas baratas levantados en 1929 en Barcelona por el Patronato de la Vivienda (foto izquierda). La foto de la derecha es una imagen de la antigua escuela Hermenegildo Giner de los Ríos, posteriormente Escuela Ramiro de Maeztu y hoy día Casal de Barri La Cosa Nostra.

Durante este período, las barriadas de Roquetas, Verdún, Charlot, Prosperitat,  Guineueta y Can Borrás surgieron prácticamente de la nada. Una prueba indirecta de esta fiebre constructora es la creación, en el año 1925, de la entidad Defensa de los Intereses de la Propiedad Urbana de las Afueras de San Andrés, hoy conocida como la Asociación de Propietarios de Roquetes. En las fotos, edificios de viviendas en Verdún.