CRISTIANISMO | Francesc Vicens Vidal: “El canto de la Sibila es una tradición espiritual, social y cultural, viva e identitaria” #Trànsits
La Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) colabora con el ciclo Trànsits, organizado por el Museo de la Música de Barcelona. En este ciclo de conversaciones, conciertos y liturgias se explorará el papel que tiene la música en la práctica religiosa y la vida espiritual de diferentes comunidades religiosas presentes en la ciudad de Barcelona. El ciclo continúa en el 2023.
La OAR empezó la colaboración con el Museo de la Música de Barcelona, como hace desde el 2019 con otras instituciones culturales de la ciudad, a través de ciclos sobre temas que afectan transversalmente varias tradiciones religiosas. Este ciclo, “Trànsits, la música de l’esperit”, no se trata solo de una programación de conciertos, sino de facilitar la asistencia, la participación y la compartición de un conjunto de prácticas vivas.
LO JORN DEL JUDICI. EL CANT DE LA SIBIL·LA
El musicólogo Francesc Vicens Vidal conversó sobre el hecho social, cultural y musical de la tradición del canto de la sibila en Mallorca con mosén Pere Carulla, rector de las parroquias de la comunidad pastoral del Poble-sec y docente de religión e historia del arte. La conversación unió la experiencia musical e histórica y la significación espiritual de este canto, y tuvo lugar en la misma iglesia parroquial de Santa Madrona.
¿QUÉ ES EL CANTO DE LA SIBILA?
Según Francesc Vicens, “el canto de la Sibila es una tradición viva, que en muchos lugares de habla catalana se está recuperando, y se puede considerar un fenómeno emergente”. Es una actividad humana en que se cantan los versos relacionados con el juicio final, que se acota originariamente en un contexto litúrgico, aunque hoy en día podemos encontrarla, también, fuera de estos contextos. Tiene lugar en torno a Navidad, concretamente desde el Concilio Vaticano II se celebra durante la misa de Nochebuena, que en Mallorca se denomina misa de Matines. Y también es concretamente en este momento cuando el canto se acota después de la primera lectura del Antiguo Testamento, que suele ser Joel o Juan, y destaca porque es una lectura apocalíptica. Francesc matiza que en la isla “es indisociable de la experiencia de Navidad y se encuentra dentro del imaginario navideño colectivo, pero antiguamente no solo se celebraba en Nochebuena, sino que tenía lugar en las fiestas litúrgicas importantes del año y, además, se hacía por toda Europa”.
Y Francesc Vicens se pregunta: “¿Quién es la Sibila? Es una pitonisa, es una adivina, que tiene la capacidad de predecir el futuro”. Es un personaje que se remonta dos mil años atrás, en la zona del mar Egeo. Y los nombres de estas grandes sibilas que hemos visto dibujadas en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel o en el pavimento de las catedrales italianas, por ejemplo en Siena, toman el nombre de los lugares geográficos a los que estaban asociadas: Cumas, Egipcíaca, Eritrea, etc. Estos personajes se hicieron muy famosos porque predijeron o adivinaron hechos de gran trascendencia histórica que después ocurrieron. Por ejemplo, la sibila Eritrea predijo la venida del hijo de Dios.
¿CÓMO PASA ESTA FIGURA PAGANA CON TANTA FUERZA AL CONTEXTO RELIGIOSO? ¿CÓMO PASA DE LAS CUEVAS DEL MAR EGEO A LA IGLESIA CON TANTO PROTAGONISMO?
Este paso se da a través del teatro litúrgico medieval. Son espectáculos teatrales, por ejemplo, la procesión de los profetas, el Ordo prophetarum, acababa con el canto de la Sibila, y Francesc cuenta que “era la última intervención, la más grandilocuente, la más esperada, la más deseada”. Por lo tanto, esta representación final pasa a ser una representación única, aislada, se convierte en una representación al margen de todo el resto del espectáculo. Y es así como adquirió esta presencia y representatividad en toda Europa como representación fija.
¿QUÉ TIENE EL CANTO DE LA SIBILA QUE CAPTA TANTA ATENCIÓN?
Como argumenta Francesc, “el canto de la Sibila habla en términos agridulces, nos interpela, es un lenguaje apocalíptico, los condenados serán juzgados en el juicio final. El texto habla de los buenos, de los malos, de Jesucristo rey universal, de que el sol perderá la claridad, de que el día del juicio será para todo el mundo, etc. Históricamente, los primeros textos, hasta el siglo X y XI, son en latín, y después en lenguas vernáculas. Los primeros textos en catalán son de los siglos XIII, XIV y XV (en Mallorca la primera referencia es de final del siglo XIV o principio del siglo XV y las primeras versiones en catalán antiguo llegan con los leccionarios de las tropas de los conquistadores a partir de 1229). Francesc comenta que “la versión del texto que escucharemos hoy la podemos encontrar íntegramente en el Diccionari Alcover-Moll. Es un texto de consenso que se fijó a final del siglo XIX y principio del siglo XX en un momento de positivismo histórico, en un intento de organizar la cultura”. Este es el texto que se canta en todas las iglesias de Mallorca. Y puntualiza que “las versiones recuperadas que podemos encontrar en otros lugares (La Seu d’Urgell, Ontinyent, Catedral de Barcelona, etc.) son textos de documentos recuperados del archivo parroquial”.
Además, toda esta realidad un poco apocalíptica, en la que nos ha situado la realidad misma en los últimos años (pandemia, cambio climático, etc.), según explica mosén Pere, “conectaría con la literatura apocalíptica del Nuevo Testamento y del Antiguo Testamento, que conecta directamente con el lenguaje del canto de la Sibila. Eso hace que se nos recuerde que no somos inmortales, y desde el punto de vista espiritual el canto nos puede ayudar”. “El canto, para mí, es un llamamiento urgente en este escenario apocalíptico”, dice Francesc.
Mosén Pere Carulla comenta que el canto “es una representación teatral que se encuentra enmarcada en un momento y un espacio litúrgico, y se añade a ello que nosotros, como cristianos católicos, nos encontramos en un tiempo de preparación para un acontecimiento que es muy importante: la encarnación del hijo de Dios hecho hombre entre los hombres”. Y continúa: “Es aquí donde el canto de la Sibila nos conecta, e igualmente conecta con el misterio de la muerte y la resurrección y el momento del juicio final. Dos momentos, dos misterios que conectan en el texto del canto de la Sibila”.
Y mosén Pere comenta que “evidentemente podemos estar situados en un contexto apocalíptico pero, según creemos los cristianos, ni la muerte tiene que tener la última palabra ni tenemos que vivir desesperanzados. El anuncio del nacimiento de Jesús, el que tiene que ser el esperado, nos hace renacer en esta esperanza”.
Hay que destacar que la última estrofa del canto de la Sibila hace referencia a la Natividad, es una estrofa que nos reconcilia con el espíritu de Navidad y con estas estrofas apocalípticas. Fue un añadido cuando quedó acotado a la noche de Matines, la Nochebuena, al principio del siglo XX, para dar una forma de consenso a lo que representa este día.
Oh humil Verge! Vós qui heu parit
Jesús infant aquesta nit,
a vòstron fill vullau pregar
que de l’infern vulla’ns lliurar!
¿POR QUÉ SE HA MANTENIDO EL CANTO DE LA SIBILA EN MALLORCA Y EN ALGUER DE MANERA ININTERRUMPIDA?
El componente de espectáculo que tiene el canto de la Sibila, según Francesc, “se ha mantenido casi mil años en Mallorca y también en Alguer de manera ininterrumpida, y ha sido incluso un canto de resistencia ante todas las adversidades históricas sobrevenidas”. Mosén Pere comenta desde su experiencia en Barcelona que el canto de la Sibila “no había arraigado tanto y no formaba parte del imaginario colectivo católico”. En el contexto de las tradiciones navideñas sí tienen solidez la misa del Gallo o las restolines (una comida ligera que se hacía antes o después de la misa del Gallo), por ejemplo. Pero sí reconoce que “el canto de la Sibila poco a poco ha empezado a recuperarse, aunque a veces parece más un reclamo cultural que propiamente un hecho religioso o nacido de un hecho religioso”.
Francesc indica que “precisamente este componente de espectáculo hizo silenciar el canto de la Sibila por toda Europa, en un intento de reformar las iglesias como espacios de oración y no como espacios de espectáculo”. En Mallorca y en Alguer, el hecho insular hizo que esta tradición continuara. “El hecho insular explicaría la idiosincrasia de este canto y su permanencia y continuidad”. Mosén Pere reflexiona sobre este hecho de silencio del canto de la Sibila y explica que “el nivel religioso quizás se veía disminuido o perdía identidad ante ciertas actividades, con esta visión pagana de una pitonisa o adivinadora. Quizás ahora se está revalorizando y reubicando en el contexto litúrgico”.
¿EL FUTURO DEL CANTO DE LA SIBILA SERÁ EXCLUSIVAMENTE EN UN MARCO CULTURAL?
La experiencia de culto ha ido disminuyendo, las personas fieles cada vez son menos. ¿Estas tradiciones que están acotadas en marcos litúrgicos serán culturales, o no serán, o nos tendremos que reinventar unos cultos específicos?”, se pregunta Francesc. Y mosén Pere reflexiona: “La realidad religiosa católica está presente en nuestra cultura, incluso marca nuestro calendario anual. Es verdad que en algunas ocasiones la tentación ha sido mantener la tradición y vaciarla de la significación religiosa, por eso se hacen algunos de los cantos de la Sibila como representación teatral. Es verdad que cada vez más nos encontramos en una sociedad muy secularizada, y que en algunas ocasiones no se ha sabido transmitir el significado de vivir religiosamente. Y todo ello nos ha llevado a un contexto plurirreligioso que queda reflejado en el mapa religioso de Barcelona, por ejemplo. Además, la globalización nos ha llevado a una multirreligiosidad”.
Precisamente este hecho resulta paradójico, ya que el canto de la Sibila tiene una parte de hecho social muy importante, porque detrás de cada comunidad parroquial hay un grupo humano que vela por que pueda ser posible. Francesc explica que mucha de la gente que se vincula a esta tradición dice que “cuando la sibila canta el mundo se para, se detiene. Y muchas de las sibilas verbalizan que constituye un momento trascendente. Cantar la sibila es una experiencia diferente, y mientras esta experiencia coge cuerpo y se hace presente en un mundo globalizado la participación en el rito religioso parece que disminuya”.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA MANTENER VIVA ESTA TRADICIÓN?
“Toda tradición se mantiene a fuerza de practicarla”, afirma Francesc, y por eso hay que seguir yendo a la misa de Matines en torno a medianoche. El canto de la Sibila se ha adaptado a muchas circunstancias adversas y se está convirtiendo “en un símbolo identitario de catalanidad, aunque antiguamente se hacía por toda Europa”. Pero hay una emergencia que hace pensar en el canto de la Sibila como un símbolo de “pancatalanidad”. Y constata que “al principio del siglo XXI las sibilas recuperadas eran habas contadas y, hoy en día, tenemos una larga lista y hay que hablar de esta emergencia del canto de la Sibila. Para unos puede ser un fenómeno social, para otros, un fenómeno cultural, y para otros, una mezcla de algo espiritual con una parte social y también cultural. En Mallorca es una combinación de estos tres fenómenos”.
En el año 2010 el canto de la Sibila fue incluido en la lista de bienes inmateriales de la humanidad de la UNESCO, que lo proyectó fuera de Mallorca y lo dio a conocer. Actualmente los territorios de habla catalana que han recuperado el canto de la Sibila son Vic, Gerona, Barcelona (varias iglesias), Lérida, Ripoll, La Seu d’Urgell, Ponts, Banyoles, Cabrera de Mar, Sant Iscle d’Empordà, Sant Cugat del Vallès, Reus, Figueres, Puigcerdà, Santa Cristina d’Aro, Ontinyent, Gandia, Alguer o Mallorca (varias iglesias), entre otros.
A continuación, en la misma parroquia de Santa Madrona, se inició el oficio litúrgico a cargo de mosén Pere Carulla, y después de la primera lectura del Antiguo Testamento, Inès Mas, sibilera acompañada de la música de órgano con Jordi Reguant en esta ocasión para los interludios, deleitó al público con un momento trascendente, sentido y profundo. Así el canto de la Sibila del ciclo Trànsits se pudo disfrutar en su espacio y momento originales.