CRISTIANISMO | Quinientos años de la Reforma protestante y la paz

Las figuras de Martin Luther King Jr. con su lucha por los derechos de los afroamericanos en los Estados Unidos de América y la del arzobispo Desmond Tutu en Sudáfrica contra el apartheid, ambos premiados con el Premio Nobel de la Paz, son bien conocidas por todo el mundo. También es conocida la imagen entre anacrónica y pacífica de las comunidades amish que vemos en el cine. En cambio, la tarea como mediadores en conflictos de todo el mundo de los cuáqueros, de los menonitas y de otras iglesias protestantes es menos conocida en la calle, pero muy valoradas hoy día por los movimientos pacifistas.

Ahora bien, tenemos que reconocer que el camino no ha sido tan fácil y sencillo como podría parecer. La Reforma protestante es hija de un momento de cambio histórico en Europa con fuertísimas tensiones y violencia, en una compleja transición desde la cristiandad medieval hacia la modernidad, cuando Europa se estaba dando una forma nueva a sí misma y al mundo, con los nuevos actores que surgen: nueva ciudadanía, nueva ciudad, el concepto de nación... Un nuevo orden, en definitiva.  En el campo religioso, se da una gran insatisfacción en gran parte del pueblo y la búsqueda de una nueva piedad más afectiva y personal, donde el misticismo va ofreciendo el incipiente individualismo como elemento religioso.

En un primer momento, las iglesias surgidas de la Reforma eran de carácter nacional. Me permitiréis utilizar el anacronismo nacional para entendernos: era la desmembración del Imperio y la preformación de las futuras naciones, y estas iglesias mantuvieron fuertes vínculos con los nuevos poderes establecidos.

Disconformes con este desarrollo, ya durante los primeros años surgen los movimientos llamados de la Reforma radical y de las diferentes iglesias libres que aparecieron en los siglos posteriores. De todos ellos podemos sacar algunos elementos que marcan su visión y compromiso hacia los valores de la paz y la convivencia.

Un primer elemento sería su visión misionera. No consideraba “cristiano” ningún territorio de Europa, sino que veía el continente entero como un campo fértil para una evangelización “inicial”. Europa primero necesitaba volver a los valores de la Iglesia primitiva.

Un segundo elemento es que se trata de movimientos e iglesias internacionales y no estatales. De buen principio creen que tienen que ser una comunidad de creyentes que superen sus propias fronteras locales y que estas iglesias tienen que estar separadas del Estado. Este punto es muy importante para entender su actitud de no violencia desde el primer momento. Las persecuciones los obligaron a una disposición a desplazarse a cualquier parte donde hubiera tolerancia, de manera que se debilitaron los vínculos con el nacionalismo naciente.

Un tercer elemento, que hoy puede parecer obvio, pero que en aquel momento no lo era tanto, era su foco en el testimonio sobre Jesús de los cuatro Evangelios. Su visión cristocéntrica de entender la vida, la sociedad, las relaciones entre los individuos —ahora ciudadanos— y, muy importante, con Dios, ahora se convierte en una relación también personal donde la conciencia de cada uno desempeña un papel fundamental.

Y, así pues, por convicción, por coherencia con Jesús y por su carácter no estatal, su carácter pacifista es una de sus características diferenciales. La no violencia la vivieron desde las primeras comunidades de estos movimientos como elemento fundamental y que los identificaba. Muchos de sus miembros rechazaban el uso de la espada en el mantenimiento del orden social o en la guerra; esta posición no fue fácil de llevar a la práctica y sufrieron muchas persecuciones y dispersión, pero fue la semilla y la levadura de todo lo que llegó después, de la concienciación de otras iglesias mayores ya establecidas, hasta llegar a los movimientos antibélicos, de mediación en conflictos y de objeción de conciencia de los siglos XX y XXI... Movimientos clave para la paz hoy día.

 

Alfred Lozano

Miembro del consejo de iglesia de la Iglesia Evangélica Menonita de Barcelona