“Falta mucho camino por recorrer y estos espacios son muy necesarios”. Conclusiones de los círculos de reflexión de #FeRiDones

Este 2022 el eje de reflexión de las segundas jornadas “Fe(r) i Dones” es “Comunidades como agentes de cambio”. Con la voluntad de mostrar una nueva mirada desde la perspectiva comunitaria, se puso el énfasis en la necesidad —expresada y compartida por las mujeres creyentes— de vivir la fe y las creencias en el seno de la comunidad. Así se podría ver de qué manera las relaciones de las mujeres generan un marco con el que puedan crecer como personas, ser reconocidas y luchar contra las desigualdades de género y las violencias y discriminaciones que sufren.

Existe una importancia en la perspectiva comunitaria, en las iniciativas y proyectos que abordan de manera colectiva los retos sociales, con la voluntad de mejorar las condiciones de vida en los barrios y de tejer una sociedad más inclusiva y más cohesionada. El enfoque comunitario apunta hacia la autonomía, hacia la construcción de una sociedad civil más fuerte y organizada, con más iniciativa y más capacidades para convertirse en actor social y político. Aspira, por lo tanto, al fortalecimiento democrático de la comunidad y, en consecuencia, de la ciudad. Las comunidades religiosas forman parte de esta vida comunitaria e intervienen no solo en el ámbito religioso, sino también en aspectos sociales, culturales, deportivos, de apoyo mutuo, etc. Los grupos de mujeres de carácter espiritual son un buen ejemplo de la interacción de estos tres ejes de políticas ciudadanas: feminismos, acción comunitaria e interculturalidad y pluralidad religiosa. Este ha sido, pues, el tema de la segunda edición de las jornadas “Fe(r) i Dones”.

Las jornadas “Fe(r) i Dones” tienen como objetivo visibilizar y realzar el papel de las mujeres en las diferentes convicciones, creencias y tradiciones religiosas y espirituales. Hay que dejar constancia de que hay mucha pluralidad dentro de las diferentes convicciones y en la manera en que las personas viven su religiosidad o espiritualidad. No hay dos mujeres creyentes iguales: de tradiciones ancestrales o creencias más recientes, creyentes de nacimiento o conversas, hablan decenas de lenguas y se organizan de maneras muy diferentes, entre otras diversidades. Hablamos de diferencias doctrinales, lingüísticas, culturales, sociales y de maneras de vivir la espiritualidad. Tampoco hay dos comunidades de mujeres iguales. Con estas jornadas se ha querido otorgar reconocimiento y valor a las mujeres y comunidades que se organizan en la ciudad, algunas de ellas más allá de las instituciones religiosas, que suelen ser las interlocutoras habituales de la Administración.

Las jornadas también quieren contribuir a avanzar en la igualdad de género en las tradiciones religiosas y mostrar lo que muchas mujeres y colectivos ya están haciendo en este sentido. Es necesario visibilizar iniciativas que contrarrestan el estereotipo de que “todas las religiones son machistas”, tanto en el ámbito local como en el internacional. Desde esta mirada comunitaria, han participado tanto comunidades de mujeres locales como referentes a escala internacional.

El primer día de las jornadas (29 de junio de 2022, en el Centro de Vida Comunitaria de Trinitat Vella), las comunidades locales fueron las protagonistas participando en los círculos de reflexión “Pasado, presente y futuro de las comunidades de mujeres”. Todas ellas nutrieron unos debates que mostraron la riqueza del pluralismo religioso de la ciudad de Barcelona, pero también las experiencias y los anhelos comunes. Las comunidades participantes representaban diferentes tradiciones religiosas y espirituales: cristianismo católico (Alcem la VeuAsociación de Mujeres Cofrades de BarcelonaCongregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad-Vedruna), islam (Asociación de Mujeres Marroquíes de Cataluña-ADMCAsociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña-ADMAC), cristianismo evangélico (Dones de MinisteriHillsong Sisterhood de la Iglesia Hillsong) y budismo (Sakyadhita Spain).

Los tres ejes de reflexión fueron aprender, hacer y anhelar. Como mujeres creyentes y comunidades creyentes, evocaron los ejes temporales del pasado, presente y futuro. Los debates, conducidos por Rosa Martínez-Cuadros (aprender), Cristina Monteys (hacer) y Anna Gil-Bardají (anhelar), dieron lugar a un diálogo muy rico protagonizado por las comunidades de mujeres de Barcelona.

APRENDER del pasado, conocer y enseñar

Moderadora: Rosa Martínez-Cuadros

En este eje las representantes de las comunidades participantes se interrogaron sobre qué han aprendido y han trasladado del legado del pasado. Hay una serie de referentes, ideas o conceptos que, como mujeres creyentes, han sido importantes para las participantes y que hacen que este pasado se traslade al presente, al hacer, a la acción. ¿QUÉ REFERENTES, IDEAS O CONCEPTOS APRENDIDOS SON IMPORTANTES E INSPIRADORES? DEL PASADO, ¿QUÉ ES LO QUE INTERPELA A LAS COMUNIDADES DE MUJERES? 

Las participantes destacaron que son muchas las mujeres referentes en las diferentes tradiciones religiosas y espirituales que han sido invisibilizadas, que han sido actrices de segunda, pero que están presentes y su legado es fundamental. Desde la Asociación de Mujeres Musulmanas de Cataluña hablan de María, madre de Jesús, que “estuvo en un convento de hombres y destacaba por su inteligencia”; Khadija, mujer del Profeta, que “fue ella misma quien pidió para casarse con él y destacaba por ser una mujer con mucho poder que buscaba la pureza y la verdad”; Fátima al-Fihri, que “fue la primera mujer en fundar una universidad en Fez”, o, más recientemente, Ustadha Maryam Amir, profesora de islam, que “ha creado la primera aplicación con mujeres que recitan el Corán”. Desde la Asociación de Mujeres Marroquíes, sin entrar en detalle de referentes, sí constatan que “el Corán nos enseña a convivir, tenemos un referente puro, limpio, que es nuestro libro”. Desde el cristianismo evangélico, Dones de Ministeri pone de relieve a Loida Rodríguez, que “en 1965 fundó la UDME (Unión de Mujeres Evangélicas) para empoderarlas”, sin dejar de lado a muchas mujeres que aparecen en el Antiguo Testamento, como Sara, esposa de Abrahán. Finalmente, llegamos a la actualidad, en la que hay mujeres que lideran “diferentes entidades y directoras de colegios evangélicos, por ejemplo”. Desde la Iglesia Hillsong comentan que muchas de estas mujeres invisibilizadas o poco reconocidas o conocidas “son mujeres que se avanzan a sus tiempos, incluso dentro de la misma fe”. Desde el cristianismo católico, Alcem la Veu habla de distintas “mujeres que han estado en los márgenes con una fuerza central”, como Santa Teresa, “la primera mujer que asiste a un sínodo de obispos o, más en la actualidad, por ejemplo, la hermana Regina, que hace más de cuarenta años que trabaja con personas que están en los márgenes de la sociedad” y lucha por las personas con adicciones en Paraguay. Además, se pone de manifiesto que todas estas mujeres que se convierten en referentes nacen, actúan y se mueven en mundos regidos por hombres, es decir, en sociedades plenamente patriarcales. Desde Sakyadhita Spain afirman que “hay mujeres maestras dentro del budismo, que hasta ahora ha estado teñido por el patriarcado”. A pesar de esta globalidad social patriarcal, desde la Congregación de las Hermanas Carmelitas de la Caridad-Vedruna comentan que su comunidad “no ha estado nunca controlada por hombres, ya que la mujer es y ha sido central en su ideología porque la fundadora de la congregación era una mujer fuerte y una madre luchadora, Santa Joaquima de Vedruna”.

¿QUÉ HAN HECHO LAS MUJERES EN LAS TRADICIONES RELIGIOSAS Y ESPIRITUALES DE LAS QUE SE PUEDE APRENDER?

El hecho de aprender del pasado hace que las comunidades espirituales de mujeres reivindiquen a estas referentes, ya que “son referentes que inspiran, que conectan el pasado con el futuro y la esencia”, comentan desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña. Y confirman, desde Alcem la Veu, que ven “mujeres teólogas que han transmitido conocimientos sobre las mujeres”, y eso “hace que sus experiencias y su legado sean aleccionadores”. Desde la Iglesia Hillsong y Dones de Ministeri coinciden en que el “máximo referente es Jesús, que es el máximo defensor de las mujeres” y otorga la “dignidad a la mujer”. Desde Sakyadhita Spain indican que es necesaria la “interdependencia, la interrelación de las mujeres” para trabajar temas transversales que afectan a toda la sociedad. Desde Mujeres Cofrades ponen de manifiesto que “las mujeres nunca han dejado de hacer, a pesar de no tener reconocimiento” y son las propias comunidades las que enaltecen este reconocimiento y lo reclaman, ya que “estamos tejiendo la humanidad de manera diferente”, dicen las Vedrunas.

No obstante, como comentan las Vedrunas, “el hecho de celebrar tantos encuentros de mujeres significa que todavía queda por luchar, ojalá dejemos de hacerlos porque entonces significará que hemos alcanzado la igualdad”. Pero también “como mujeres, tenemos que aprender a tratarnos de manera horizontal”, puntualizan desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña.

CONCLUSIONES

Queda patente que el pasado tiene una importancia primordial, ya que ninguna tradición religiosa o espiritual en la actualidad parte de cero. Hay que mirar al pasado, pero siendo consciente de la importancia de aprender en el presente porque “cada día es aprender”. Son muchas las mujeres referentes que se conocen dentro de las comunidades de mujeres y que son puntales fundamentales de aprendizaje, y estas listas de actrices, que no están en la alfombra roja, no se pueden dejar atrás. Este es un reto que hay que tener presente. Estas figuras femeninas tienen muchos puntos en común, compartidos en las diferentes tradiciones religiosas y espirituales. Son mujeres que han enseñado la importancia de compartir, de dialogar, de llevar a cabo proyectos sociales que todavía siguen vivos y de liderar comunidades que siguen activas. Hay que tener la mente abierta para aprender las unas de las otras y también de las diferentes convicciones. Sin embargo, no se puede olvidar que todos estos aprendizajes y legados inspiran y deben tenerse en cuenta, pero no se pueden idealizar. Es decir, hay que seguir actuando, aprendiendo, hablando, etc. Hay que ponerlos en práctica y pasar a la acción. Estos aprendizajes son esenciales para seguir actuando en el presente y en el futuro.

HACER, dialogar, empoderar y transmitir en el presente

Moderadora: Cristina Monteys

Seguidamente, el debate que se inició partió DE QUÉ HACEN HOY EN DÍA LAS COMUNIDADES Y ENTIDADES DE MUJERES PARTICIPANTES, QUÉ TAREAS GENERALES LLEVAN A CABO Y CON QUÉ OBJETIVOS Y MISIONES.

Desde el cristianismo católico, cada entidad tenía unos objetivos consolidados. Por ejemplo, las Vedrunas tienen como fin “seguir la esencia de la fundadora, Santa Joaquima de Vedruna, una mujer activa que tenía como centro el crecimiento de la mujer”, trabajando los ejes de la educación, la salud y el ámbito social dentro de sus centros; desde Alcem la Veu unen diferentes colectivos de mujeres y están vinculadas a redes nacionales e internacionales” que trabajan para “la igualdad de la mujer dentro de la iglesia en las mismas condiciones que los hombres”, y las Mujeres Cofrades, desde su entidad, “quieren informar sobre las entidades que representan, ya que el conocimiento mutuo permite acercarnos”. Desde el islam, las mujeres que forman parte de la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña “comparten la búsqueda del espíritu hacia el islam y qué significa ser musulmana”. Organizan “encuentros y espacios de reflexión internos tocando diferentes ámbitos como la educación de los niños”. Desde la Asociación de Mujeres Marroquíes llevan a cabo actividades lúdicas y formativas para las mujeres que forman parte de ella. De este modo salen de sus “rutinas habituales”. Las entidades vinculadas al cristianismo evangélico, representado por Dones de Ministeri y la Iglesia Hillsong, también realizan acciones y llevan a cabo propósitos que no solo tienen el objetivo de transmitir su fe, sino que, como las entidades anteriores, quieren empoderar a la mujer. Desde Dones de Ministeri ofrecen actividades “para empoderar a las mujeres y transmitir la igualdad entre hombre y mujer” y potencian los valores cristianos en, por ejemplo, la creación y el trabajo en “obras sociales”. De una manera parecida, la Iglesia Hillsong tiene, dentro de sus actividades habituales, la participación en “obras sociales y programas de acompañamiento estando al lado de los más vulnerables”. Finalmente, desde el budismo, las mujeres que forman parte de Sakyadhita Spain luchan para “incorporar la igualdad de género en el budismo: somos pocas y hay mucho trabajo por hacer, pero también mucha ilusión”. Por ejemplo, han creado un decálogo para centros budistas sobre cómo incorporar la visión de género.

¿POR QUÉ HACEN FALTA COMUNIDADES Y ESPACIOS DE MUJERES? ¿POR QUÉ SON NECESARIOS? ¿TIENEN SENTIDO? ¿QUÉ OPORTUNIDADES Y QUÉ RETOS COMPORTAN?

Ante estas cuestiones tan relevantes, se dieron varias respuestas. “Surgen de manera natural y son muy necesarios, ya que son espacios de cuidado y seguridad y fomentan una espiritualidad desde la perspectiva femenina en tradiciones que han sido fuertemente masculinas”, decían desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña. Y desde Dones de Ministeri puntualizaban que “las mujeres somos más relacionales y transmisoras de valores, juntas tenemos más fuerza, sumamos y actuamos. Las mujeres somos un punto vital de nuestra sociedad y es importante poder compartir experiencias entre nosotras y entre diferentes generaciones de mujeres”. Este sentimiento de compartir también lo tenían muy presente las representantes de Mujeres Cofrades, que decían que “compartir la vida con otros es imprescindible y vital”, y Alcem la Veu y Sakyadhita Spain añadían que “hace falta compartir espacios, inquietudes y necesidades, algunas veces en sentido reivindicativo. Pero hay que tener presente que este compartir, esta voluntad de unión y de crear comunidad, es necesario e imprescindible para afrontar retos, inseguridades y dificultades, pero también para crear oportunidades”. Y hay que tener en cuenta, como dicen las Vedrunas, que “no andamos solas, sino también con otros colectivos para la transformación social”.

En este diálogo se ha puesto sobre la mesa si en algún momento las comunidades participantes SE HAN PLANTEADO CREAR UNA RED DE DIÁLOGO INTERRELIGIOSO DE MUJERES.

Dones de Ministeri afirman que “el hecho de compartir con otras tradiciones siempre enriquece”, ya que “la fe va de corazón a corazón”, añaden desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña. “No puede haber una barrera ideológica cuando se quiere transformar”, comentan desde la Iglesia Hillsong. Y añaden que “en el mismo encuentro con las otras tradiciones, encontramos nuestra propia coherencia de ser”. Así pues, el diálogo y el hecho de compartir son bases fundamentales para enriquecerse individual y también colectivamente, no solo en las comunidades de mujeres sino también en toda la sociedad.

CONCLUSIONES

Queda constancia de que las comunidades de mujeres no salen de la nada, nacen de los aprendizajes, tanto positivos como negativos. Negativos porque las mujeres han heredado una manera de ver y vivir la espiritualidad y la religión que tiende a invisibilizar, a relegarlas a un papel secundario. Consecuentemente, todas las comunidades participantes concluyen que, entre las actividades y las acciones que llevan a cabo, una parte muy importante es empoderar a las mujeres, reconocer sus capacidades, sus saberes, etc., y visibilizar otras maneras de leer e interpretar. Y eso se consigue teniendo espacios de autorepresentación como mujeres. Si hay espacios propios de las mujeres para estar presentes en la vida de la comunidad, puede servir, por una parte, para trabajar una parte de formación más espiritual y, por otra parte, para el trabajo con los demás. Porque queda claro que la espiritualidad sin la acción, sin la transformación del mundo que nos rodea, no tiene sentido.

Los espacios de mujeres y las comunidades de mujeres surgen de una manera muy natural. Responden realmente a una necesidad de tener espacios para compartir, de tener espacios de seguridad y de cuidado, que, a veces, no existen en otros lugares. Este compartir es también, en cierta manera, un gesto contracultural, y casi podríamos decir revolucionario, en un contexto social con un individualismo creciente, en el que las dinámicas del mundo capitalista nos están llevando a perder los espacios comunitarios, los espacios de encuentro, los espacios de compartir a una escala más amplia. Es imprescindible poder tener espacios para aprender juntas, para crecer juntas, para hacer propuestas juntas, desde la mirada de las mujeres, también con un sentido reivindicativo de visibilizar y poner en el centro esta experiencia que muchas veces ha sido relegada a los márgenes. Son espacios de transgresión, de aprender de otras mujeres que no son las “mías”, de dejarse transformar también por la otra.

ANHELAR, soñar, transformar y dialogar por un futuro

Moderadora: Anna Gil-Bardají

¿CUÁLES SON LOS DESEOS DE TRANSFORMACIÓN? ¿CUÁLES SON LOS ANHELOS Y LOS SUEÑOS DE LAS COMUNIDADES ESPIRITUALES DE MUJERES?

Las comunidades de mujeres tienen retos de futuro, sueños de transformación y cambios dentro de las tradiciones religiosas y espirituales, y dentro de las instituciones patriarcales de las que forman parte. Estos deseos de transformación son diversos y responden a objetivos y necesidades diferentes, desde los más concretos hasta anhelos más globales, muchos de ellos marcados por la voluntad de romper estereotipos que perduran. Son muchos los retos por trabajar y los estigmas por deconstruir. A pesar de todo, uno de los retos más claros, como comentan desde la Iglesia Hillsong, es “el empoderamiento de la mujer, pero no solo es llegar, sino mantenerlo”, llegar al punto de no tener que luchar por el valor de la mujer de manera constante para cumplir sus sueños”. Desde Dones de Ministeri añaden que “falta romper estereotipos dentro y fuera de las diferentes tradiciones”, ya que las mujeres, “dentro del mundo evangélico y en el ámbito de la congregación, hablan sobre su fe, pero cuando salen de este círculo no se sienten seguras, en general, para hablar de ella. Hay que romper barreras”. Toda esta transformación, como dicen desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña, tiene la voluntad de “cambiar la sociedad, y hay que empezar desde casa”. Añaden que la comunidad musulmana “necesita una dignidad social, y eso comporta también una dignificación de la mujer musulmana”. Es necesario “crear una identidad musulmana europea propia”, basándose en que “la riqueza del hecho religioso es que es conciencia y coherencia”. Las Vedrunas consideran que “estamos en un momento oscuro”, pero tienen esperanza y se dirigen a una transformación positiva. Puntualizan que “en Europa, el hecho de implicar a las personas laicas comprometidas resulta una esperanza en un contexto de falta de vocaciones y envejecimiento de la sociedad”. Los cambios deben hacerse “entre todas y en las diferentes tradiciones” porque es necesario que “creemos y construyamos juntas, no podemos estar separadas”. No podemos dejar de lado, como dicen desde Alcem la Veu, que se requiere “celebrar lo que ya somos y hemos sido” y reivindicar el “cambio de las estructuras, porque beneficiará a todas las mujeres y al laicado”. Añaden que hay que “poner la mirada en la juventud […], aunque sigue habiendo un estigma sobre la religión, tenemos que dar ejemplo y trabajar desde el ‘construir’”. Y hablando de la estructura, la institución, desde Mujeres Cofrades querrían “el acceso de las mujeres a todos los ministerios, un acceso igualitario” y puntualizan que este anhelo “tiene que ir acompañado de un compromiso”. Más concretamente, desde el budismo, representado por Sakyadhita Spain, desean que “el próximo dalái lama sea una mujer”, ya que, en el contexto de la situación global de las comunidades espirituales de mujeres, “las culturas son patriarcales y por eso estamos en esta situación. Hay que empezar a cambiar esta imagen”. Y es aquí donde la Asociación de Mujeres Marroquíes opina que en el islam “debe cambiar la mentalidad de la sociedad en general, no el Corán, por ejemplo, ya que en la familia y en la sociedad se repiten comportamientos e ideologías que no se encuentran en el libro, pero que se transmiten socialmente”.

¿LOS CÍRCULOS DE DIÁLOGO, LAS MESAS Y LOS ENCUENTROS SON NECESARIOS EN EL FUTURO? ¿LOS TEMAS QUE TRATAMOS, LAS NECESIDADES Y LOS ANHELOS SE SEGUIRÁN TRATANDO Y PENSANDO EN UN FUTURO?

Las Vedrunas dicen que estos espacios existen porque “si estamos aquí es porque todavía falta luchar”, es decir, “falta mucho camino por recorrer y, como el camino es tan largo, tienen que favorecerse estos espacios. Es donde la voz de la mujer se hace más fuerte”, dicen desde la Iglesia Hillsong. Pero también queda claro que los grupos de mujeres tienen sentido como tal, dejando de lado la utopía del fin de la lucha. “Son espacios necesarios”, dicen desde Dones de Ministeri, ya que “no nos sabemos imaginar un no lugar de la mujer. Estos círculos siempre estarán”, afirman desde Alcem la Veu. Desde la Asociación de Mujeres Musulmanas en Cataluña dicen que estos círculos dan herramientas para luchar contra los estereotipos, por ejemplo. Con referencia al islam, comentan que “las mujeres que somos más visibles [por llevar hiyab] sufrimos desde que nos levantamos el estigma de ser una mujer religiosa”. Además, añaden las Mujeres Cofrades, estos círculos y temas “seguirán existiendo porque seguirá habiendo relaciones de poder, sean hombres o mujeres los que estén en la cima de la pirámide”.

CONCLUSIONES

Es en esta parte donde las reflexiones en torno a los sueños, los anhelos, los cambios y las transformaciones de las comunidades de mujeres presentan un espectro más diverso, que depende de muchos factores: del peso de la institución y estructura organizativa, de la mirada estereotipada de la sociedad hacia unas tradiciones religiosas y espirituales u otras, etc. Se han manifestado deseos más globales y deseos que han resultado de una gran concreción. En general, los anhelos tienen una connotación muy transversal de crear red y prestar atención a la juventud, que las nuevas generaciones sean el gran motor de cambio. Muchas de ellas coinciden en la necesidad de que las mujeres tengan acceso a todas las funciones en las instituciones que hoy en día están restringidas u ocupadas por los hombres.

Se hace evidente, de una manera u otra, que los encuentros, los círculos, las mesas y otros espacios integrados y formados por mujeres son necesarios. Sin embargo, algunas voces decían que ojalá que en un futuro no existieran este tipo de espacios porque significaría haber conseguido las reivindicaciones y que las mujeres están en condiciones de igualdad con el otro género. No obstante, algunas de ellas no se imaginaban un momento sin estos círculos de sororidad, de intercambio y de cocreación de proyectos entre mujeres. Aunque, en un futuro utópico, se alcance esta igualdad, esta equidad, es bueno que se introduzcan maneras de hacer que son propias de las mujeres y que sean las mujeres las que impongan modelos de intercambio horizontales, o circulares, que quizás no serían implementados si no fuera por la mirada femenina.