III #Quotidàiextraordinari | Comer-se los unos a los otros: religiones y alimentación

Tercera edición del ciclo “Cotidiana y extraordinaria. La comida en las tradiciones religiosas”. Ciclo organizado por la Oficina de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona dentro de la Semana de la Alimentación Sostenible. Sesión inaugural: viernes 15 de octubre de 2021 en el Mercado de Sant Antoni (en colaboración con Espai Avinyó-Llengua i Cultura y Mercados de Barcelona). Conferencia en la sesión inaugural del comisario del ciclo, Dídac P. Lagarriga.

 

Yo soy el alimento,

yo soy el alimentol.

Yo, que soy el alimento,

como aquel que come el alimento.

Taittiriya-upanisad III, 10, 6

 

Cuando Raimon Panikkar (1918-2010) comenta este fragmento de las Upanisad, escribe: “La ley de la comida es tan central que no sólo todas las cosas comen sino que todos los seres se comen unos a otros, porque el hecho de comerse es símbolo de la solidaridad de todo el universo”.

El filósofo Emanuele Coccia (Italia, 1976) basa su reflexión en la vida que transmuta, transita y se metamorfosa por todos los cuerpos y señala precisamente la comida como “el gran encuentro multiespecies”. Afirma: “Al comerse unas a otras, mucho más que en sus lazos genealógicos, las diferentes especies producen un mundo hecho de la misma carne, algo unitario e interdependiente. En la comida, es decir, al traspasar las propias fronteras, constituyen una comunidad universal”. Esta comunidad universal, sigue Coccia, se compone siempre de movimiento y desplazamientos, donde “el hecho de que seamos obligados a comer y a comer el cuerpo de otras especies, significa que los seres vivos no pueden limitarse a cohabitar unos con los otros. Ninguna especie puede limitarse a habitar su propio cuerpo. Se ve obligada a entrar en la casa carnal del otro, a ocuparla, a integrarse en ella, a convertirse en el cuerpo del otro, la carne de otras especies. No hacemos más que migrar, transmigrar o, a la inversa, en el caso de ser comidos por los demás, convertirse en la casa de otros individuos y especies”.

Así, Panikkar desde las tradiciones religiosas y Coccia desde la filosofía secular y su darwinismo llevado a las máximas consecuencias llegan a conclusiones parecidas, que es precisamente lo que canta el verso milenario de las Upanisad: “Yo, que soy l alimento, como aquél que come el alimento”.

¿Qué son las religiones? ¿O qué son también, y principalmente, las religiones? Una forma colectiva de celebrar, venerar, ritualizar y agradecer esta ley cósmica de la comida, esa “solidaridad de todo el universo” que dice Panikkar, ese “gran encuentro multiespecies” que señala Coccia. Las religiones son formas colectivas de no entrar en pánico ante lo que puede parecer atroz, absurdo, injusto de este comernos unos a otros. Son formas de confiar en que esta ley irrevocable tiene un sentido e, incluso, son expresiones que tratan de encontrar explicaciones.

Digo colectivas y no comunitarias porque hay que diferenciarlo: dentro de estas formas colectivas hay un abanico plural de comunidades, algunas más grandes, otras pequeñas, o más al margen, unas con la voluntad de excluir y apropiarse del mensaje, etcétera. Pero en sus inicios cualquier texto o mensaje sagrado no busca una comunidad ya constituida, sino colectivizar el mensaje, la revelación, la inspiración. Luego aparecen y forman las comunidades, todas ellas integradas por individuos que, como anuncia Coccia (y, en general, las enseñanzas de las tradiciones religiosas), siempre somos “algo más”. Este algo más nos ata y vincula al resto del viviente, del mundo, tanto de forma material como espiritual, generando el tejido orgánico. Una conciencia ecológica que se encuentra en los fundamentos y génesis de las religiones y, sobre todo, en este hecho cotidiano y extraordinario a la vez que es la comida.

Qué comemos, cómo comemos, cuándo comemos, con quién comemos, cómo reverenciamos y agradecemos lo que comemos, cómo cocinamos, con quién compartimos lo cocinado, cómo tratamos a los seres vivos que nos comeremos… Son regulaciones más o menos rígidas, pero siempre presentes, en estas formas colectivas de celebrar la vida que llamamos “religiones”. Una etiqueta con múltiples definiciones y que engloba, de forma general, aquellos intentos de entender y vivir lo que se considera “sagrado”. ¿Y qué es sagrado? Lo que es suficientemente importante.

En el mundo de hoy inmerso en la emergencia climática y una crisis social de alcance global propuestas como "sostenibilidad", "comercio justo", "proximidad", "ecológico", "saludable", etc, todas ellas relacionadas con la alimentación son utilizadas por la industria alimentaria de una manera a menudo frívola y tergiversada como señuelos comerciales, pero también lo que se llama “consumo consciente” toma cada vez más fuerza. Todo lo que llamamos "consciente", "concienciar", "tomar conciencia" tradicionalmente pertenece al mundo de las religiones, aunque hoy se utilice en el lenguaje político o bien en el psicológico y terapéutico. Pero es ese cultivo de conciencia, de comer con conciencia siendo conscientes de que a la vez somos alimento, cuando encontramos los puentes con las religiones.

El ciclo “Cotidiana y extraordinaria”, que ya va por su tercera edición, quiere mostrar la diversidad religiosa en estos vínculos con la alimentación. Y lo hace con la comida pero, principalmente, con la cocina, por eso los principales protagonistas son cocineros y cocineras. Como escribió Alan Watts (1915-1973), el pensador y divulgador de las religiones orientales en Occidente, “las vidas de lo que nos comemos merecen nuestra reverencia y por tanto deben cocinarse bien. Las cocinas deberían ser como los rituales de un sacerdote en un templo”. En este sentido, no estamos hablando de estrellas Michelin, sino de las estrellas naturales, cósmicas: ésta debería ser nuestra valoración, una cocina horizontal y reverencial, atenta y presente, abierta en el sentido más amplio, una cocina, en definitiva , que reverbera con el cuerpo, la tierra, el cosmos.

 

Obras citadas:

  • Raimon Panikkar, Iniciación a los Veda, Fragmenta, Barcelona, 2018.
  • Emanuele Coccia, Metamorfosis, Siruela, Madrid, 2021.
  • Alan Watts, Sencillamente así, Kairós, Barcelona, 2021.

 

Dídac P. Lagarriga (comissari del cicle)