LA ENTREVISTA | Asma Lamrabet: "Tenemos que dejar que las mujeres musulmanas hablen por ellas mismas" (ISLAM)
(Fundació Bayt Al-Thaqafa) Asma Lamrabet es médica, pensadora y autora comprometida desde hace años con el estudio y la reflexión sobre el pensamiento reformista al islam y, concretamente, sobre la temática de las mujeres, y titular de la Cátedra de Estudios de Género en la Fundación Euroárabe. Hace unos meses participó como experta en feminismo islámico en las primeras Jornadas Fe(r) i dones organizadas por la Oficina de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona y el Monasterio de Pedrables.
Podéis ver el vídeo de la entrevista AQUÍ.
¿Cómo valora el diálogo interreligioso desde la mirada de género?
Yo no creo mucho en el diálogo interreligioso en general, en la cosa oficial. Porque siempre es un diálogo entre hombres. Las mujeres no están presentes a nivel institucional y oficial, cuando lo miras a nivel global y mundial. El diálogo interfaith, interreligioso, es cosa de las instituciones religiosas y la institución religiosa son hombres. Es la jerarquía y las mujeres son siempre marginadas. Entonces, no creo en el diálogo interreligioso des de este lado, porque las religiones no dialogan, son las personas las que dialogan. Para mí cuando son instituciones representadas por hombres, no dialogan. Al final, cada uno viene con su verdad, con el monopolio de la verdad, cree que su religión es mejor que la otra, que su cultura es la mejor. Des de la mirada de las mujeres, como tenemos esta discriminación universal dentro de todas las tradiciones culturales y religiosas, pues tenemos algo en común. Nuestra visión es más sincera, entonces ya dialogamos de verdad, porque queremos tener soluciones, queremos tener alternativas. El aporte de las mujeres es siempre más humanista, para los hombres y para las mujeres.
¿Qué papel tienen las mujeres en la interpretación de los textos sagrados?
Bueno, no voy a hablar desde la perspectiva de las otras tradiciones. Voy a hablar de la mía que es el Islam, y pudo decir que los retos son muy muy muy numerosos, son plurales. El primer reto, a mi punto de vista, es dejar a las mujeres hablar por ellas mismas, porque siempre hay alguien que habla por ellas, ¿no? Y están atrapadas entre una visión islamófoba, racista, y que siempre piensa muy discriminatoriamente que el Islam siempre oprime a las mujeres, que son víctimas, que hay que salvarlas, ayudarlas. Y la otra visión es la visión tradicionalista islámica, el discurso islámico hegemónico, tradicionalista, muy conformista, muy misógino. Las dos son ideologías muy radicales, las mujeres están atrapadas entre esas dos visiones. El reto es que esas mujeres deben tomar la palabra, deben hablar por ellas mismas, ser propias actrices de su fe, de su tradición, de su no fe si no quieren creer, ser libres de decir lo que quieran. Entre la modernidad y la tradición siempre tenemos que escoger. No, hay que escoger las dos. A mí me parece que puedo estar muy arraigada a mi tradición, mis raíces, memoria, cultura, pero no abierta a la modernidad y a mi realidad de cada día. El otro reto es que la religión, en la mayoría de los países musulmanes, está instrumentalizada por la política. Y siempre las mujeres somos víctimas de la instrumentalización y la manipulación política. Son dobles víctimas, de su tradición y también de la política y del poder político, que no da lugar a la mujer a expresarse, acceder a los puestos de decisión política. Es un doble reto para esas mujeres.
A menudo se considera el Islam incompatible con el feminismo y los valores democráticos. ¿A qué se debe?
Porque los musulmanes también tienen esta visión machista. Reflejan eso en su vida de cada día. Eso no es específico de la visión occidental, también existe en el mundo musulmán, en la mayoría. El feminismo es sinónimo de ser occidentalizada, traidora de su cultura, de un concepto que está muy en contra de los hombres, de la familia, de la religión. Hay una muy falsa interpretación y concepción de este movimiento que es el feminismo, que es en su principio dar dignidad, liberación, igualdad, tanto a la mujer como a los hombres. Es verdad que en Occidente tienen esta imagen muy estereotipada, muy monolítica de la mujer musulmana. Y tampoco hay una mujer musulmana, hay mujeres musulmanas. Desde Marruecos a Indonesia pasando por Araba Saudí, no es lo mismo, no es la misma cultura. Es como el cristianismo de España, no es el mismo de Latinoamérica ni de la India. Son culturas diferentes con una fe común, una tradición religiosa común. Yo intento no hacer crítica a Occidente, sino más bien a los musulmanes que están en el mundo occidental o viviendo en sus países por la imagen que reflejan. Necesitamos una autocrítica muy fuerte, muy profunda para ver qué pasa con la temática de las mujeres, del feminismo y también otras temáticas que son muy importantes.
¿Un feminismo o muchos? Introdúzcanos en el feminismo islámico...?
El feminismo es un concepto universal con sus principios. Pero no hay un solo modelo. No lo creo. A mí, cuando me hablan de feminismo universal, no lo creo. Hay principios universales del feminismo pero hay muchos movimientos feministas en Francia, en España supongo que también, en Estados Unidos… Pues en el mundo árabe musulmán también hay muchos feminismos. Porque el feminismo nace de su contexto. Las mujeres se reivindican y luchan por sus derechos dentro de su contexto. Con estrategias locales. Con prioridades que son las de las mujeres que viven en este momento, en este contexto. Claro que existen principios universales, el derecho a la libertad es abstracto. Es un principio universal pero ¿de qué libertad estamos hablando? ¿De qué emancipación? Cada lugar, cada contexto debe trabajar en sus sociedades para ponerlo en evidencia y ponerlo en el cada día de las mujeres. El feminismo islámico no es un feminismo teológico que quiere poner la religión como símbolo de este feminismo. No. Es un feminismo que habla de derechos de las mujeres dentro de un contexto en qué el Islam es importante como religión. La mayoría de los códigos familiares de los países musulmanes tiene sus fuentes en las leyes islámicas. Y hay muchas leyes islámicas que son discriminatorias con las mujeres y que no tienen nada que ver con el mensaje espiritual del Corán, sino que son interpretaciones humanas de hombres, interpretaciones patriarcales que vienen des de hace siglos y que fueron sacralizadas, y la gente supone que es el Corán, es la sharía y no. La primera prioridad del feminismo islámico es deconstruir todo esto, es mostrar que eso no tiene nada que ver con el mensaje espiritual, eso no es el Islam, eso es cultura, es patriarcado, es una interpretación humana y podemos cambiarla, adaptarla a nuestro contexto y coger lo que es la ética del Corán. Y la ética es otra cosa, distinta a la lectura jurídica que hoy domina el discurso islámico. Entonces, el feminismo islámico intenta dar voz a las mujeres, que deben tener el conocimiento religioso. Porque ese conocimiento también es poder, poder que está en las manos de los sabios ulemas religiosos que no quieren compartirlo con las mujeres. Quieren segur con este discurso dominante, autoritario, de yo soy el religioso que te debe mostrar lo que debes hacer y lo que no, el haram y el halal. El feminismo islámico quiere mostrar que somos iguales, somos seres humanos, y como mujeres tenemos derecho a interpretar nosotras también los textos religiosos, que es nuestro deber y nuestra responsabilidad.
¿Qué opciones tiene la mujer musulmana entre el islam tradicional más hermético y la arrogancia discriminatoria de la visión occidental?
En uno de mis libros lo llamo la tercera vía. Una tercera vía entre el discurso neorientalista muy discriminatorio y arrogante del sistema occidental, que también existe en el mundo islámico, no creas, y una visión muy tradicionalista, muy conformista, muy identitaria. Es una cuestión de crisis de la identidad que vive el mundo religioso, el mundo islámico. Para él las mujeres son el campo de batalla, deben preservar a estas mujeres y estas tradiciones para no perder el alma. Entiendo a mi pueblo, a su historia y su memoria, porque fue colonizado y la colonización ha dejado traumas muy fuertes. El feminismo islámico, esta tercera vía, es una alternativa decolonial. Decolonizar nuestra mentalidad, nosotros como musulmanes, de este trauma, y descolonizar este pensamiento hegemónico de Occidente que quiere ofrecer un solo modelo, el suyo, que no es el nuestro. Esta es nuestra tercera vía, una propuesta como alternativa, entre textos y ética espiritual, de la justicia, de la libertad, de la autonomía, de la emancipación y derechos humanos universales que compartimos con el resto de la humanidad.
¿Qué papel juega la instrumentalización del hiyab en la concepción de la mujer musulmana?
El hijab es un bueno ejemplo de un concepto que está muy malentendido des de la perspectiva occidental y des de la perspectiva musulmana. Fue también una herramienta de la colonización. Por ejemplo, el colonialismo francés en Argelia ha utilizado el velo como instrumento de liberación, “yo voy a colonizar, a dominar este país para liberar a las mujeres de su velo”. Entonces el velo queda en la mentalidad dela población local como un arma de resistencia. Hay que velar a nuestras mujeres para resistir a la colonización. Ha pasado también estos últimos años con las mujeres afganas. Bush dijo vamos a liberar a las afganas y destrozar todo un país. Esta instrumentalización política de las mujeres musulmanas y la cuestión del velo es muy orientalista, de la misión civilizadora, yo voy a civilizar a esta población porque es bárbara, no ha evolucionado. No hay que olvidar que la modernidad que vive la mayoría del mundo musulmán la vive con la entrada del colonialismo, en las maletas del colonialismo. La modernidad entró en las maletas del colonialismo. Por eso existe esa tensión, esa resistencia a la modernidad, pero no en su vertiente tecnológica sino en la ideológica, filosófica, de la liberación de las mujeres, etc. Por eso esta tercera vía intenta deconstruir todos esos conceptos. Nosotros tampoco vamos a aceptar la modernidad como viene, porque también tiene problemas en Occidente. Ya estamos en el límite de esta modernidad. De esta liberación de las mujeres que también en Occidente viven otras humillaciones y violencias. Es el mismo problema pero ¿por qué siempre somos las mujeres musulmanas las víctimas principales, las más oprimidas? Eso es utilizar las cuestiones geopolíticas por algo muy interno al mundo musulmán. El mundo musulmán no debe responder con esa resistencia, sino arreglar sus problemas. Es cierto que el hijab es un concepto que en mundo musulmán representa hasta ahora representa el símbolo de la resistencia, de todo el mundo musulmán. Y la mujer tiene esta doble culpa. En el discurso islámico le dicen que es una obligación, y si lo dejas es una traición a tu tradición, a tu memoria, a tu historia. Ahora hay mujeres que lo llevan con libertad pero siempre con culpabilidad. No es una prenda para evaluar a la mujer, no es su manera de vestirse que va a medir si es una mujer moderna, emancipada, abierta o inteligente. No. Es una libertad de elección y estar en contra o a favor, ponerlo o prohibirlo es la misma lógica totalitaria. Siempre regreso a la libertad de elección para la mujer de escoger lo que quiere, de decir lo que quiere, y asumirlo ella misma.
A parte del hijab, hay otros temas polémicos que se utilizan para cuestionar el Islam, como la poligamia o el sistema de herencia. ¿Qué presencia tienen en el Coran?
Bueno, es muy largo hablar de todo esto. Lo que puedo decir es que en el texto fundamental del Islam, que es el Corán, estos temas, problemas o cuestiones polémicas representan cinco o seis versículos y hay como otros seis mil que hablan de otras cosas, de valores universales, de justicia, de igualdad, de sabiduría, del conocimiento, de la razón… en los que no hay ninguna diferencia entre hombre y mujer. Esos versículos fueron una respuesta al contexto del siglo VII, del profeta Mohamed. Hay que hacer una lectura histórica contextualizada para entender lo que quiere decir el mensaje ahí, como se ha hecho en todas las tradiciones religiosas. Hacer eso no es desacralizar el Corán, al contrario. Siempre hubo des del siglo VIII hasta el siglo XII o XIII una lectura y una interpretación plural del Corán, des de los tradicionalistas muy literalistas, hasta los racionalistas y los filósofos, y hasta la mística musulmana. Hay muchas interpretaciones. Y ahora quieren imponernos una sola lectura, una lectura jurídica, literalista. ¿Por qué? Porqué es sencilla, es la de la autoridad, la del halal y el haram, la de son leyes de Dios y no hay que discutirlo, no hay que discutir el texto. ¡No! Hay que discutirlo porque siempre se ha debatido, se ha discutido. Eso es una falsa concepción de la historia interpretativa del Islam. Esos versículos, por ejemplo la poligamia, jamás fue algo obligatorio. Fue una respuesta a un contexto en qué los hombres en el desierto de Arabia se casaban con ocho, hasta con diez, con veinte mujeres. Entonces el límite se puso en cuatro, pero con otros versículos diciendo que la norma ética es casarse con una mujer, porque el hombre debe ser justo, y si se casa con más mujeres no va a poder serlo. Fue una manera pedagógica de decir que la norma es casarse con una mujer. Eso no fue interpretado así, fue interpretado literalmente. ¿Habla de cuatro? Pues vamos a quedarnos con las cuatro. Y más que eso. Es un derecho de los hombres. Y se olvidan que hasta en el Fiqh, que es la jurisprudencia islámica, en el siglo VIII y IX le dio el derecho a la mujer a poner en su contrato de matrimonio que si el hombre se casaba con otra mujer, ella podría pedir el divorcio. Eso fue un derecho también de la mujer. Esto muestra que no es una obligación divina, que no es un derecho dado, que siempre fue una cosa que se puede debatir, social, histórica. También son los hombres y los países muslmanes de esta imagen de la poligamia en el mundo musulmán. Tú puedes encontrar a un hombre que no sabe nada del Corán, ni una palabra, ni tiene un saber de su religión. Pero lo primero que te va a decir es que la poligamia es un derecho, que Dios lo dice. Entonces es más cultural que tradición profunda del Islam.
¿Qué opina el feminismo islámico sobre temas controvertidos como el aborto, la diversidad LGTBIQ+, etc.?
Dentro del feminismo islámico hay feminismos islámicos. Desde Amina Wadud, que trabaja mucho la cuestión LGTBI, sexualidad, género e Islam, hasta las mujeres muy conservadoras y literalistas, que hay que entender porque su sociedad y su contexto son muy tradicionalistas y conservadores. Deben escoger respuestas conservadoras, pero con argumentos sólidos para su lucha. Hay que tener una visión muy amplia de lo que está pasando en el mundo islámico. El feminismo islámico es muy diferente. Para mí, desde esta visión reformista de la tercera vía, debemos debatir todas estas cuestiones. Nada debe ser tabú. Debemos ofrecer algo a la juventud. Hay jóvenes musulmanes, hombres y mujeres, que se están preguntado y pidiendo cosas que mi generación no pedía. Por ejemplo, el imamato de la mujer. En Estados Unidos se ha hablado de eso. Para mí, la primera vez que leí sobre eso fue un choque. ¡Qué va! ¡Eso es muy fuerte! ¿Por qué? Porqué yo fui educada en qué el imam es un hombre, no puede ser una mujer. Pero haciendo investigación he visto que era un debate muy normal en los siglos IX y X entre los eruditos de Islam. Entonces había debate sobre la legitimidad de las mujeres para ser imam. Y en el siglo XXI nos dicen que está prohibido, que es tabú, que no hay que tocarlo. Tenemos que hablar de todo y nada debe ser tabú. Al contrario. Bajo mi punto de vista todas las espiritualidades han venido para ofrecernos algo muy importante: la libertad de ser o no ser, la emancipación, la liberación humana, del hombre y de la mujer. Eso es lo que es importante. Una ética moral del bien, de hacer el bien en esta tierra. Y hay prioridades, eso para mí es lo más importante ahora.
¿Por qué sabemos tan poco de feminismo islámico?
Porque es una minoría, el feminismo islámico sigue siendo una minoría. Es un movimiento que surgió hace 30 años. Yo llevo trabajando en este tema desde hace 20 años y te puedo asegurar que hay cosas que no podíamos decir entonces y ahora podemos. Ya casi casi nada es tabú, pero estamos aún lejos de ser una mayoría, porque el discurso hegemónico tradicionalista es muy fuerte. Tiene la institución, la política, que está con el Islam tradicionalista. Es una cultura de la sumisión, y cuando tú tienes a un pueblo sometido es muy fácil tenerlo tranquilo. Y el feminismo islámico es subversión. No está aceptado ni por el mundo religioso patriarcal ni por el mundo político. Y al mundo occidental tampoco le va bien esa imagen de la mujer musulmana que des de su fe y su tradición está luchando. Todo eso hace que este feminismo islámico no guste a nadie y esté marginado. Esto no encaja, no entra en la visión hegemónica de las mujeres musulmanas. Es lo que decíamos al principio. Deben elegir. ¿Tú quieres estar emancipada? Pues di no a tu religión, a tu fe, a tu espiritualidad. Entonces te vamos a reconocer, y es el ejemplo de la mujer musulmana que se ha liberado. La otra es la oprimida, la sometida, con velo. Tener una razón y una interpretación crítica es no tener sitio, no estar en el cuadro. Y esto molesta mucho.
¿Desde el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Marruecos, del que usted forma parte, qué iniciativas se están llevando a cabo en la defensa de los derechos de las mujeres?
Hay que decir que Marruecos ha hecho muchos avances en derechos humanos, con el nuevo reino, pero aún quedan muchas cosas por hacer, tanto para hombres como para mujeres. Dentro del concepto derechos humanos, yo no hago diferencias. Porque lo que vive la mujer marroquí lo vive el hombre marroquí. A nivel mundial existe una precariedad socioeconómica a nivel mundial, más visible en los países del sur, y a veces las necesidades socioeconómicas son tan grandes que la gente se olvida de sus derechos políticos y humanos. Hay que concienciar a la gente, luchar para esta toma de conciencia de que los derechos humanos son derechos de las mujeres y de los hombres, iguales, y seguir luchando por eso dentro de Marruecos.
¿Qué retos y obstáculos encuentran hoy en día los movimientos feministas islámicos?
Pues son muchísimos. Y yo pienso que encada contexto hay que establecer prioridades y ver lo que necesitan más las mujeres, pero lo principal para mí es romper este cuadro de estereotipos, de esta visión neorientalista, de dejar a las mujeres musulmanas que hablen por ellas mismas. Pero ellas también deben hacer un esfuerzo para conocer su historia, su tradición. No hay que buscar la información en otros, seguirles sin conocimiento. El conocimiento es un poder, y si no lo tenemos, jamás vamos a tomar el poder.