Francesc Ballart, jefe de estudios de la EMM Sant Andreu: "Somos una escuela que no se entiende sin el barrio"

29/09/2021 - 09:49

Empieza un nuevo curso escolar en la Escuela Municipal de Música de San Andreu (EMM San Andreu), con la esperanza de poder desarrollarlo con normalidad.

Los niños tiene ganas de tocar en grupo y cuerdas, percusiones, metales y maderas calientan motores. Fundada el 1993, ya se ha convertido en toda una institución en el barrio. No solo por la cantidad de generaciones de músicos y músicas que han formado (de aquí ha salido Andrea Motis y la San Andreu JazzBand, por ejemplo) sino por su filosofía de enseñanza musical: “(…) La Escuela de Música de San Andreu no solo trabaja para tener músicos, sino para formar personas que sepan escuchar”. Son las palabras de su jefe de estudios, Francesc Ballart Guasch. “Nosotros siempre decimos que nuestra prioridad no es formar músicos profesionales. En la escuela el que volamos es que nuestra formación sea basta sólida como porque nuestro alumnado pueda escoger si se quiere dedicar o no. Independientemente de si quieren hacerse profesionales o no, si quieren ser músicos amateurs o si quieren disfrutar de la música como oyentes”. Siguiendo esta filosofía, a en Ballart no le gusta diferenciar entre música clásica y música moderna: en la escuela se enseña música. “No nos gustan las divisiones, porque la música, al fin y al cabo, es música. Enseñamos de todo: ahora por ejemplo, yo mismo estoy trabajando un repertorio de Frank Sinatra con un grupo y queremos preparar un proyecto de teatro musical para hacer una representación de Memory”, destaca. “Aprovechamos los gustos musicales de los alumnos y los enriquecemos con variedad de estilos musicales”.

No hay duda, que con más de 500 alumnos, el EMM San Andreu es un proyecto de enseñanza musical consolidada y de calidad; una equipación necesaria para ampliar la oferta formativa de los niños del distrito y potenciar el capital creador tanto de los niños como del barrio.

¿Cómo vivisteis el curso pasado, marcado por la crisis sanitaria?

Desde que empezó todo hemos pasado momentos muy duros: durante los meses fuertes de confinamiento lo hacíamos todo en línea. Después fuimos combinando con la presencialidad, pero nosotros apostamos por las agrupaciones, que es donde el alumnado se encuentra con los compañeros y compañeras, donde se lo pasan más bien y dónde más aprende. Tenemos una orquesta sinfónica con 80 alumnos y nos vimos obligados a hacer una reestructuración fuerte y a trabajar en grupos de seis niños y niñas. Fue surrealista. Con mucha suerte y sobre todo, con mucho esfuerzo, a final de curso pudimos llevar a cabo un concierto todos juntos. Nos hizo una ilusión inmensa a todos, alumnado, familias y equipo humano de la escuela.

¿Y cómo encaráis este año escolar que apenas comenzamos?

Empezamos con la firme esperanza de salir del agujero. Queremos que el alumnado se vuelva a reunir con todos los compañeros a las agrupaciones. Este año lo vemos con esperanza porque las medidas que nos han pautado son menos restrictivas y pensamos que podemos ir recuperando la normalidad. De momento, hemos organizado el curso pensante que todo irá bien, pero si hay una recaída pandémica, estaremos preparados. hemos aprendido mucho durante este último año!

¿Cuál es o como es la relación de la EMM San Andreu con el barrio y su tejido asociativo?

Nuestra relación tanto con el distrito como con el barrio es total. Hagamos conciertos para la fiesta mayor, hacemos jornadas de puertas abiertas, salimos a la calle a tocar y tenemos proyectos conjuntos con muchas escuelas del distrito, a diferentes niveles: hagamos conciertos con el alumnado, actividades con el profesorado, etc. También tenemos una relación muy estrecha con los centros cívicos y en muchas ocasiones hemos tenido programaciones estables con ellos. Desde el Ayuntamiento también promueven actividades concretas, y basura Santa Jordis y tocamos en ferias y mercados; pero nuestro público fiel es lo del barrio. Somos una escuela que no se entiende sin el barrio. Yo he nacido, crecido y vivo en Sagrada Familia, pero San Andreu me ha acogido desde el principio. Siento que formo parte.

¿Por qué es importante tener estructuras culturales públicas y de calidad en los barrios?

El adjetivo ‘de calidad’ es fundamental. Las estructuras públicas tienen que ofrecer calidad. En nuestro caso, poder ofrecer una formación sólida es muy importante. El alumnado entra en la escuela de una manera y sale de otra: con un aprendizaje que va más allá de saber tocar un instrumento. Salen con un conocimiento que los será útil en un futuro y, sobre todo, salen con sensibilidad. La música es sensibilidad.

Imagino que, además de aprender, los alumnos se lo pasan pipa.

Además de las agrupaciones grandes, tenemos grupos pequeños como combos, ensembles o grupos de cámara. Ellos se lo pasan genial y esta es nuestra finalidad: cuando nos piden tocar en algún lugar siempre priorizamos la finalidad pedagógica. Somos una escuela y participamos en los actos siempre que creemos que el alumnado puede sacar provecho pedagógicamente y puede aprender.

¿Cuál es el instrumento más demandado?

Desde siempre han sido el violín, el piano y la guitarra, pero en la escuela hemos conseguido girar la tortilla y revertir esta tendencia. De hecho, si solo quieres tocar ciertos instrumentos, es posible que te quedes sin plaza.

¿Alquiláis instrumentos, para acercar la formación a familias con menos recursos?

Sí, los más caros, como la tuba, el violonchelo, el contrabajo y también otros instrumentos.

¿Hay fecha para el traslado a la Fabra y Coats?

El proyecto del traslado está aprobado y tenemos muchas ganas, porque se trata de un entorno muy bonito y que puede enriquecer enormemente la formación de nuestro alumnado. Hay residencias artísticas, hay escuelas y las infraestructuras son muy potentes. Es un lugar donde podríamos interactuar mucho más con el barrio; todo llegará.