El modelo alimentario actual es responsable de un tercio de las emisiones globales de gases con efecto invernadero. A pesar de las competencias limitadas con respecto a la regulación del sistema agroalimentario, los municipios empujan hacia la transformación del modelo con todas las medidas a su alcance: potenciar los productos locales, ecológicos y de proximidad, campañas de sensibilización ciudadana y trabajo con escuelas, entre otros, a la vez que piden a los estados actuar de manera urgente para impulsar el cambio necesario en el sistema agroalimentario.
Barcelona Challenge for Good Food and Climate
En el acto de clausura del VII Foro Global del Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán se ha presentado el Reto de Barcelona para la buena alimentación y el clima, la herramienta que tiene que permitir avanzar en la transformación del sistema alimentario desde el ámbito urbano.
Un tratado internacional en el que las 210 ciudades adheridas, que aglutinan 400 millones de personas de todo el mundo, se comprometen a impulsar sistemas agroalimentarios sostenibles, inclusivos y resilientes con el objetivo de reducir el desperdicio alimentario, preservar la biodiversidad y mitigar los efectos de la crisis climática. En la cumbre de Glasgow (COP26), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se presentará como la declaración surgida de este foro, para representar la voz de las ciudades y pedir compromisos a los estados.
Esta es una iniciativa que impulsa un grupo de catorce ciudades, entre las cuales se encuentran Milán, Glasgow, Bogotá, Rosario, Lión, Belo Horizonte, Antananarivo, Granollers, Uagadugú, Kazán, Birmighan, Le Havre, Valencia y Barcelona.