Desde hace seis años, jóvenes entre 16 y 21 años pueden inscribirse en este programa, que los da, además de la oportunidad de aprender un oficio (al final de curso, además, se hacen prácticas en empresas del sector), la posibilidad de acceder al Grado Mediano. El programa es totalmente gratuito y una vez inscritos, se proporciona al alumnado todo el equipo de manera gratuita: tanto el material escolar como el vestuario y las protecciones que necesitarán para las clases prácticas, puesto que el curso está subvencionado por el Distrito de San Andreu y la Fundación.
Un programa que es un éxito
Lo PFI de Mecánica y Soldadura es un éxito por diferentes motivos. “En primer lugar, hace tiempo que estamos arraigados en el territorio, que es algo positivo, porque la gente nos conoce. En segundo lugar, al tratarse de un curso escolar completo, constituimos una familia de confianza y trabajamos de manera paralela las habilidades profesionales con las personales de los jóvenes y, en tercer lugar, estamos muy conectados con el resto de centros escolares y entidades del distrito”. Quién habla es Ana Montoro, la coordinadora del PFI de Mecánica y Soldadura de la Fundación Privada Trinijove.
Además de profesionalizar los jóvenes que no han podido acabar la ESO por diferentes motivos, el PFI de Mecánica y Soldadura constituye una puerta de acceso a los estudios de Grado Mediano. A través de una prueba extraordinaria que se hace hacia la primavera, los alumnos que lo aprueban pueden acceder en la Escuela Industrial, con la que hay un convenio de colaboración. A lo largo de estos años, muchos de estos jóvenes han podido finalizar sus estudios en esta escuela. El último curso 2020-2021, cinco estudiantes consiguieron acceder al Grado Mediano de la Escuela Industrial.
Todas las empresas que colaboran en las prácticas del curso son del Distrito de San Andreu, principalmente del polígono del Buen Pastor. Con estas existen convenios de colaboración desde los inicios del PFI y constituyen una buena oportunidad puesto que muchas de ellas ofrecen al alumnado un contrato de trabajo al finalizar las prácticas. Esto para muchos de ellos se un aliciente.
Para en Miquel Martínez, profesor del PFI, el principal reto que presenta el curso es “crear un interés entre el alumnado por la formación que se imparte”, a pesar de que reconoce que una vez creada, la implicación de los alumnos es total. Martínez, que hace quince años que imparte clase, asegura que durante todo este tiempo el que ha aprendido es que “el que realmente importa son las personas y su crecimiento personal” y se muestra contento con los resultados que se han ido obteniendo a lo largo de estos años y satisfecho con “la proyección personal de los alumnos una vez acaban el curso”.
Como ejemplo, un alumno de la Trinidad Vieja, derivado por el Plan Joven de San Andreu que llegó a Cataluña con la intención de continuar la formación que había empezado en su país de origen. Él tenía la ESO de su país y quería hacer un Grado Mediano. En el futuro le gustaría trabajar soldando barcos o con algo de mecánica relacionada con barcos.
Red y familia
Una de las maneras de funcionar que caracteriza la Fundación Privada Trinijove es el alto grado de contacto con la red de profesionales educativos de los diferentes barrios que conforman el distrito. Por un lado, están en contacto con el cuerpo docente de los diferentes centros escolares, y por otro lado están en contacto con el Plan Joven de San Andreu, que es el punto central donde van a parar todos los recursos y dónde saben de las necesidades de los jóvenes del distrito. También mantienen contacto con otras entidades que trabajan con jóvenes con dificultades diversas, como centros de acogida y con servicios sociales. “Cómo saben que disponemos de diferentes recursos educativos, nos trucan. Es una relación fluida que tenemos con la red del distrito”, explican desde la Fundación.
Las 15 plazas que ofrecen al PFI permiten una atención personalizada y un contacto estrecho con el alumnado que resulta muy positivo para su desarrollo tanto profesional como personal. “Se hacen tutorías y estamos en contacto con las familias, y desde la Fundación siempre intentamos ayudar a quién lo necesita”, dice Montoro. Una de las claves del éxito del curso es la flexibilidad: “Se tiene que intentar entender la situación de los jóvenes, mostrar empatía. Aquí les damos un espacio propio para cada uno de ellos, en basura un seguimiento muy exhaustivo tanto el año que están con nosotros como cuando marchan fuera. Queremos saber qué están haciendo una vez se han sacado el curso!”. Y es que al PFIno solo se los enseña mecánica y soldadura o las asignaturas troncales como matemáticas, entorno social, TIC o lengua catalana y castellana: el profesorado del curso también prepara el alumnado para saber hacer un curriculum vitae o para afrontar una entrevista de trabajo. En la misma línea, también se los ofrece asesoramiento legal de manera gratuita en caso de que lo necesiten, tanto a ellos como las familias.
A la Fundación Privada Trinijove también se imparte un Curso de Mantenimiento y Gestión integral de Edificios Públicos y Privados, un curso de gestión de residuos, un curso de Mantenimiento de Equipos Informáticos y Electrónicos y de Acceso al Hosteleria entre otros. Estos dos últimos forman parte del programa Incorpora. Todos este cursos cuentan con prácticas en empresas del sector y se hacen en colaboración con las mismas para ajustar al máximo las necesidades de la empresa. El 2012, la Fundación recibió la Cruz de San Jorge en reconocimiento de la tarea que lleva término de formación y de inserción social y laboral de personas que se encuentran en riesgo de exclusión, especialmente los jóvenes.