La Vella Quaresma o Vieja Bacaladera es la representación gráfica del tiempo cuaresmal, que va desde el Miércoles de Ceniza hasta Semana Santa. El periodo penitencial, dentro de la liturgia católica, es tiempo de ayuno y abstinencia, aquello que popularmente se llama fer magre o comer de vigilia. Todo es una preparación ascética para la Pascua.
No es extraño que este intervalo de tiempo —cargado de reflexión, arrepentimiento, examen de conciencia y tristeza— se represente iconográficamente con una vieja chocha de aspecto desagradable y semblante avinagrado. Las singularidades que definen al personaje son que tiene siete piernas —a veces, siete arenques— y que en la mano lleva un bacalao y un cesto de verduras, normalmente acelgas.
Está muy representada en la imaginería popular impresa y tiene una función de calendario: por medio de las piernas nos lleva a la Semana Santa. La ritualización y uso de la Vella Quaresma tiene variantes locales, pero con unos rasgos comunes. Cada semana se le arranca o corta una pierna y cuando llega al final es quemada igual que su predecesor, el Carnaval. De esta manera, el fuego destruye simbólicamente el periodo. En algunos sitios, cuando se llega a la mitad de la Cuaresma (a la cuarta semana), sierran a la vieja por la mitad. Grupos de niños hacen colectas de dinero o alimentos y simulan serrar un bastón o la estampa de la Vella Quaresma, siguiendo el ritmo de una canción. Con la recaudación se organiza una merienda colectiva.
Hay representaciones antiguas de la Vella Quaresma hechas por grabadores, mediante técnicas como la xilografía —o, más tarde, la litografía o la calcografía—. Estos artistas encontraron en el tema costumbrista cuaresmal un motivo para exhibir su maestría. Pero las había también muy sencillas y humildes: una simple silueta de papel de diario. Como reclamo de venta, las pescaderías y puestos de pesca salada hacían un calendario similar al de la anciana con un bacalao seco del que colgaban siete bacalaos pequeños o siete arenques.
Actualmente, aunque el tiempo de Cuaresma ha perdido intensidad por la laicización de la sociedad, la Vella Quaresma continúa vigente y adopta nuevas formas de representación y de celebración. Son ejemplos S’Àvia Corema, en Mahón, o la Serra la Vella, de Ullastrell. En las dos poblaciones tienen una giganta que es la Vella Quaresma, evolución que garantiza la supervivencia del personaje. También hay escuelas que han adoptado a este personaje entre el carnaval y las vacaciones de Semana Santa para trabajar varios aspectos del currículum educativo. En Mataró y en Reus tienen colgada una Vella Quaresma de madera que cada año crea un ilustrador diferente. A lo largo de la Cuaresma, cada semana se le sierra una pierna en medio de un acto festivo.