Este centro escolar, que tiene matrícula viva, ya hace años que tiene el sistema de trabajo para proyectos implantado y baza su proyecto educativo en el aprendizaje vivencial y competencial con la finalidad que su alumnado aprenda a convivir, a participar y a habitar el mundo. “Trabajamos desde el compromiso por la innovación pedagógica y el cambio social a partir de la coeducación, la sostenibilidad [la escuela Baró de Viver forma parte del Programa Escuelas +Sostenibles] o la ecología, entre otros. Desde la mirada de qué y de cómo tienen que aprender a los niños del siglo XXI, potenciando y redefiniendo cada día la perspectiva educativa de nuestros proyectos, que son fruto de la reflexión sobre el entorno, los espacios y las dinámicas del territorio,” explica Montse Fons, la directora del centro. Es, de hecho, este trabajo para proyectos, uno de los puntos fuertes del Baró de Viver, ya que se trata de una manera de trabajar muy consolidada. “Los desarrollamos en función de la vida al aula, que también va cambiando y evolucionando; también en función de los intereses y las necesidades de cada grupo de niños”.
Aparte del trabajo para proyectos y las actividades habituales de un centro escolar, en el Baró de Viver se presta mucha atención a la educación artística y emocional. Dos de sus proyectos estrella son el Aranyart y la orquesta 4 Cuerdas. El Aranyart lo llevamos a cabo con el Centro Cívico y tiene como finalidad poner en contacto los niños con artistas de diferentes disciplinas. Las exposiciones que se hacen al Centro Cívico tienen su resonancia dentro de la escuela. Con el alumnado, vamos a ver la exposición y después, los y las artistas venden a la escuela para hacer un taller con la chiquillería. Este proyecto va ligado con un hilo conductor que trabajamos desde la escuela. Finalmente, el alumnado acaba haciendo una exposición al centro escolar con la colaboración del Centro Cívico y de los artistas”. Para hacer esta exposición, la escuela cuenta con la ayuda de un comisario que asesora al equipo docente. El Aranyart es un proyecto que se lleva a cabo en el marco del programa Caja de Herramientas, del Plan de barrios.
La orquesta 4 Cuerdas de violines y violonchelos, por otra parte, está conformada por alumnos de tercero a sexto de primaria y dialoga con otro proyecto que también se hace en colaboración con el Centro Cívico y que tiene como eje la psicomotricidad del alumnado del primer ciclo (1º y 2º). “Se trabaja por separado y a final de curso es hace una actuación de expresión de toda la escuela”.
Éstos son sólo dos de los proyectos estrella de la escuela de Baró de Viver, una escuela atada al barrio que ya hace años que ha decidido poner en el centro no sólo el alumnado, sino también la vida comunitaria todo vinculante-se en el territorio y sus redes. “Trabajamos para integrar a todas las familias y formar parte de la comunidad. Somos una escuela pequeña, de unos 180 alumnos, y todos nos conocemos. También trabajamos con el fin de vincular a las familias a la vida escolar. Aparte de las reuniones del AFA y el consejo escolar, el primer trimestre se hace una función del teatro de madres, que hace uno obras muy bonitas. Últimamente han estado haciendo musicales”. El teatro de madres es uno de los acontecimientos más esperados del año. Se trata de una iniciativa abierta a todas las familias del centro y que tiene como objetivo hacer un pequeño regalo a la escuela en forma de obra de teatro. En el proyecto colabora Patrícia Garrido, del Centro Cívico Baró de Viver, que también es actriz y dinamitzadora. Ella los mujer una mano con el guión y la interpretación. Esta iniciativa empezó gracias al Ángeles, una profesora de música que había antes en el Baró de Viver. La primera obra de teatro de madres que se hizo fue Los Pastorcillos y durante estos años se han representado obras como El Principito, Peter Pan o El rey león. Ésta no es la única actividad pensada para las familias: en la escuela Baró de Viver también se ofrecen, en horario escolar, clases de catalán gratuitas, en colaboración con Proa+.
Formaciones en tecnología para personal docente, transformación digital en las aulas y el trabajo emocional con el alumnado (el Baró de Viver dispone de una educadora emocional que aborda con los niños y niñas la gestión de conflictos con el fin de mejorar la convivencia comunitaria) son algunos de los ejes que también conforman el día a día de una escuela, el Baró de Viver, que trabaja para seguir avanzando sin dejar a nadie atrás.