Las horcas se plantaban de forma provisional por la ciudad para realizar las ejecuciones pero, además, había cuatro fijas: una en el Plan de Palau de la que se tiene constancia desde el año 1382, otra en la Boqueria, una tercero a Sant Antoni y la cuarta en la villa de Sants, en la zona hoy conocida como Creu Coberta.
Posteriormente se instaló una quinta horca. Ésta se encontraba fuera de las murallas, a una distancia muy grande para aquella época. Por eso, popularmente, “la quinta forca” es un emplazamiento que se encuentra muy lejos.
El motivo de su colocación en este punto era advertir a las personas que llegaban a Barcelona por aquel camino de que la horca podía ser su destino si cometían algún delito.