“Crear una conciencia crítica sobre las problemáticas sociales y ambientales generadas por la industria alimenticia actual, y ofrecer herramientas para impulsar cambios a favor de modelos alimenticios más sostenibles y saludables”. Éste es el objetivo que hay detrás de la puesta en marcha de PlanetAcció, una iniciativa de Justicia Alimenticia y Fundación Adsis con fondo de la Agencia Catalana de Cooperación al Desarrollo.
Se trata de un proyecto dirigido a las comunidades educativas secundaria (profesorado, jóvenes y familias) y que busca promover “un modelo alternativo basado en los principios de la soberanía alimenticia con perspectiva de género, que apueste por un mundo rural vivo.” El proyecto, que arrancó en octubre a siete institutos de Barcelona y de Santa Coloma de Gramenet, consta de dos patas: por una parte, se trabaja directamente con alumnado, profesorado y familias en el marco de los centros educativos a partir de actividades concretas (talleres, salidas, acciones a la comunidad, charlas, formación, etcétera); y de la otra, el proyecto pone a disposición de todo el profesorado de secundaria —de manera abierta y gratuita a través de una plataforma Moodle llamada Espai Planetacció- una serie de recursos para abordar el tema de la justicia y la sostenibilidad alimenticia en el aula. Para acceder a estos recursos sólo hay que registrarse en la plataforma. “Esta iniciativa parte de la escuela como eje de actuación para reflexionar sobre nuestra alimentación y sobre la manera como esta afecta el entorno, la salud y las condiciones de vida de las personas y de la comunidad”, explica Marta Devesa, responsable pedagógica de Justicia Alimenticia.
¿Quizás es una pregunta muy obvia, pero porque es tan importante dar a conocer el concepto de soberanía alimenticia?
Porque el modelo alimenticio actual es una de las causas principales del deterioro ambiental del planeta, aparte de provocar grandes desigualdades sociales y generar cada vez más problemas de salud. La soberanía alimenticia es el derecho que tenemos todos los pueblos de alimentarnos de manera saludable y sostenible, y este derecho lo tenemos que defender entre todos y todas. Es fundamental que las nuevas generaciones conozcan la realidad del sistema alimenticio industrial y qué se esconde detrás de los alimentos, con el fin de poder actuar con consecuencia. Si tenemos información, podremos actuar; y todos y todas tenemos que poner nuestro granito de arena. En un contexto de emergencia climática y de deterioro ambiental, las acciones que tomamos como individuos diariamente sobre como nos alimentamos, también resultan importantes. Si además actuamos colectivamente en acciones comunitarias que representen alternativas a este sistema, todavía tendremos más fuerza.
Es un proyecto para secundaria.
Sí, el trabajo que se hace con el alumnado está enfocado como proyecto de aprendizaje y servicio a 3º y 4º de ESO. Desde Justicia Alimenticia trabajamos otros proyectos para acercar la soberanía alimenticia a las escuelas de primaria, pero éste, concretamente, sólo está dirigido al alumnado de secundaria.
Se trata de un proyecto de dos patas. Por una parte, ofrecer sesiones y actividades en los centros escolares; y de la otra, tenéis una serie de recursos abiertos a todo el profesorado.
Una cosa es el proyecto que implementamos en los centros educativos, y la otra el Espacio PlanetAcció, una comunidad educativa virtual sobre soberanía alimenticia abierta a todo el profesorado de secundaria de Cataluña. Todo el mundo se puede apuntar y se pueden utilizar los recursos que proponemos para trabajar la temática de la justicia alimenticia en el aula. Ofrecemos nuevos recursos cada mes; siempre relacionados con la soberanía alimenticia y muy dividido en diferentes apartados. Se abordan temáticas como el género, el cambio climático, el derecho laboral de los trabajadores y trabajadoras del sector alimentario, la publicidad alimenticia, la gestión de los residuos, etcétera.
¿Cómo trabajáis en los centros?
Con el alumnado, hacemos un proyecto de aprendizaje y servicio con actividades guiadas por educadoras nuestras. Abordamos temas relacionados con la justicia alimenticia y la sostenibilidad: cómo se transportan y se comercializan los alimentos, cuáles alternativas y soluciones tenemos, etcétera. La idea es que el alumnado pueda colaborar con alguna acción a la comunidad y aportar su grano de arena para revertir la situación en el cual nos encontramos. También llevamos a cabo actividades con las familias para que el contenido no quede descolgado cuando los jóvenes llegan a casa. Con las familias hacemos talleres de sensibilización para fomentar la cultura de una alimentación y cocina sostenible, entre otros. Finalmente, también acompañamos al profesorado a lo largo de todo el proceso y de todo el curso escolar con jornadas y formaciones. Todo eso se lleva a cabo dentro del horario escolar y entra dentro del currículum de cada centro.
¿Estáis trabajando directamente con algún instituto del Distrito de Sant Andreu?
El proyecto se localiza actualmente en los distritos de Nou Barris, Ciutat Vella y Horta-Guinardó de la ciudad de Barcelona y Santa Coloma de Gramenent. De cara a nuevos cursos, se puede abrir a nuevos centros interesados.
Desde PlanetAcció promovéis un modelo alternativo basado en los principios de la soberanía alimenticia con perspectiva de género. ¿Cómo abordáis esta perspectiva de género?
Seguimos cargando sobre las mujeres el sostén de los hogares, el cuidado de las familias… La agricultura familiar siempre ha sido históricamente en manos de mujeres, pero estos roles siempre se han considerado poco relevantes o se han invisibilizado. Con el enfoque de género pretendemos visibilizar y reconocer el papel de las mujeres en la alimentación y en el cuidado, imprescindible para la reproducción y la sostenibilidad de la vida. Todos tenemos que participar de esta responsabilidad.
Hablad de la mirada “glocal”. ¿Qué quiere decir este concepto?
Incorporar la visión local-global (glocal) es imprescindible, no sólo para sentirnos parte de una comunidad global, afectada por problemáticas similares con manifestaciones propias a cada contexto, sino también para tener una visión ajustada de esta realidad multidimensional y compleja. Por eso incorporamos la experiencia de organizaciones sociales del Sur Global con las que trabajamos, a fin de que esta mirada también llegue a los centros.
¿Crees que hay más conciencia de la importancia de un sistema alimenticio sostenible en las nuevas generaciones?
Seguramente sí que hay más conciencia y cada vez sea más inevitable tenerla, ya que la emergencia climática está directamente relacionada con la industria alimenticia. Por otra parte, también hay que decir que la alimentación de la sociedad va a peor, porque en la actualidad consumimos muchos alimentos procesados. Una cosa es la conciencia, pero lo que hace falta es una aplicación práctica. También hace falta tener en cuenta que el acceso a una alimentación sana es más cara y que los procesados son baratos. Tampoco podemos olvidar la enorme influencia de la industria publicitaria.
¿En la creación de una conciencia de alimentación nueva, respetuosa qué papel juegan las escuelas y toda la comunidad educativa?
Es muy importante educar las nuevas generaciones en esta línea; de hecho el nuevo currículum escolar ya va orientado a poder adquirir las competencias necesarias para hacer frente a los retos de futuro que tenemos en frente. En este contexto, el papel de la comunidad educativa es clave: tienen que estirar el carro y proporcionar las herramientas para que este cambio sea posible.
Empieza el tercer trimestre, pero el curso ya empieza a ir de baja. ¿Cuál es la valoración que hacéis de este primer año de trabajo con las escuelas y la comunidad educadora?
La valoración que hacemos es muy buena. Han salido iniciativas muy originales por parte del alumnado, como la organización de rifas o la difusión de cooperativas de consumo, entre otros. El alumnado ha visto que se puede colaborar y actuar.