Eres diseñadora de moda. ¿Cómo llegas a la acción comunitaria?
Cuando acabé la carrera no quería participar en el mundo de las pasarelas y la moda tradicional y entendí que lo que quería era pisar calle. Me vinculé a proyectos de ropa más alternativos, con gente del mundo del circo, del arte de calle, donde acabé teniendo mucha experiencia en acción comunitaria, y decidí que me quería dedicar profesionalmente a ello.
¿En qué consiste el proyecto Espai de Costura Lliure?
El Espai de Costura Lliure es un punto de encuentro que ocurre dos veces por semana, de momento en el Centro Cívico Trinitat Vella (hasta que no volvemos a tener un espacio físico para el CVC) y que gira en torno a la costura. Lo llamamos “libre” porque es completamente abierto a quién quiera, sea de manera recurrente o esporádicamente. En un principio pretendía ser un espacio para mujeres, ya que surgió de un grupo informal de mujeres que se encontraban en el CVC. Después se vió que algunos hombres estaban interesados en participar y ahora mismo es mixto, aunque la gran mayoría son mujeres.
¿Qué tiene la costura que parece una herramienta tan potente en la acción comunitaria, como se está viendo en muchos barrios de la ciudad?
En el caso del Espai Lliure, las mismas mujeres lo decidieron, pero es cierto que la costura es una actividad que permite juntar muchos perfiles diferentes y también niveles: algunas ya saben coser muy bien y otros están aprendiendo. Pero generalmente todas han estado en contacto de alguna manera en el entorno de la ropa: cosiendo en grandes fábricas, en casa, planchando o haciendo arreglos. La actividad de costura es como un punto común aunque al final es una excusa para encontrarse e intercambiar, y quizás por eso hay tantos grupos en la ciudad. En nuestro caso se trataba de crear grupos de apoyo mutuo y la costura nos lo permite.
¿En referencia a estos otros grupos de costura, os conocéis, intercambiáis conocimiento o experiencias?
De entrada, nuestro proyecto ya nace con otro espacio del barrio: aquí en el centro cívico existía un proyecto de costura del Banco del Tiempo que se llamaba “Tejemos y charlamos” y decidimos juntar los dos, en lo que es ahora el Espai de Costura Lliure.
Pero también hemos tenido contacto otros grupos como el que hay en el Pou de la Figuera, que visitamos hace unos meses para conocernos. Ahora estamos esperando que ellas vengan aquí. O con la Xarxa de Dones Cosidores, con quienes hemos colaborado de diferentes maneras: en acontecimientos puntuales como el 25N, incluso, desde el CVC se los hemos encargado algunos productos (bolsas o pañuelos).
Explícanos un poco la dinámica del grupo.
Al principio fue un “boom” y teníamos tanta gente interesada que decidimos, este septiembre pasado, abrir un nuevo grupo por la mañana, para aquellas personas que no podían venir por la mañana. Ahora, justamente éste es el más consolidado y hay gente originaria del Marruecos, de Pakistán, de la India, de Latinoamérica, vaya un grupo muy rico. Al principio se relacionaba más cada una con las de su país de origen sin embargo, poco a poco esta barrera está cayendo. Para ayudar en esta dinámica hemos establecido un momento para tomar un café, para hablar de cosas que no sea la costura y tratar de hacer más vínculo. Aparte, estamos implicadas en la vida del centro cívico, como cuándo cosimos delantales para el grupo de cocina o los cojines de los sofás de la entrada del centro. Ahora, estamos impulsando un proyecto con los correfuegos del barrio para hacerles unos trajes, ya que los que tienen son de hace más de veinte años. Todo un reto porque la tela tiene que ser ignífuga.
¿El Espacio de Costura es uno de los muchos proyectos del Centro de Vida Comunitaria, pero qué es este Centro?
Se trata de un proyecto del Distrito de Sant Andreu con las Direcciones de Acción Comunitaria y Acción Social del Ayuntamiento, que pretende unir servicios (sociales, mujeres/PIAD, interculturalidad, entre otros) para pasar de la atención individual a una atención más comunitaria y compartida. Detectando necesidades y buscando soluciones colectivas que partan de los mismos grupos de ciudadanas y ciudadanos. Y el Espai de Costura precisamente es un ejemplo de lo que se quiere: no es un taller donde hay una “profe” y unas alumnas sino que son las participantes en el grupo que se ayudan y se enseñan entre ellas. Nosotras estamos para facilitar si hace falta, alguna cosa concreta, pero ellas saben bastante para compartir el conocimiento con las que llegan y quizás necesitan aprender. La facilitación quizás es más hacer la acogida, e intentar que las personas conecten y se sientano cómodas para que acaben haciendo el vínculo con el grupo.
Volviendo al CVC, aparte del Espai de Costura, también tenemos en marcha el casal de mujeres, que estamos repitiendo debido al éxito que tuvo en verano, el grupo de cocina comunitaria, el “Café y charlamos” para encontrarnos con el vecindario en las plazas, entre otros.