La cineasta, miembro del European Film Academy, se dio a conocer hace unos años gracias a Comprar, tirar, comprar (2010) un documental coproducido por Francia y España que hizo la vuelta al mundo. El metraje, fruto de una investigación de más de tres años, pone sobre la mesa el debate de la obsolescencia programada. “Un objeto que no se gasta es una tragedia para los negocios”, era el leitmotiv del celebrado documental, que muestra que, a pesar de los avances tecnológicos, los objetos cada vez duran menos. Dannoritzer, que también ha dirigido La tragedia electrónica (2014), Ladrones de tiempo (2018) y Megaincendios (2019), tiene un interés especial en la ciencia, la historia, la ecología y el impacto de la tecnología sobre nuestra sociedad. Nos explica que actualmente se encuentra rodando otro documental: “Se trata de un documental de temática científica que tiene como eje el olfato. A raíz de la pandemia ocasionada por la aparición de la Covid-19, hubo mucha gente que perdió la capacidad de oler y nos dimos cuenta de que el olfato era mucho más importando de lo que pensábamos”.
En el Puigvert, Cosima Dannoritzer centró su charla en el trabajo de producción que comporta hacer un documental: “Es lo que llamó a más atención del alumnado, que estaba muy interesado en la televisión y el formato. ¡Me preguntaron más al respecto que sobre el contenido del documental!, asegura. “Preguntaron sobre los problemas e imprevistos que van surgiendo en los rodajes, sobre el contacto con los y las protagonistas, el tiempo que se tarda al hacer un rodaje, etcétera. Me gustó mucho que no se mostraran tímidos y me sorprendió que mostraran tanto interés. Sus preguntas eran maduras y propias de las personas adultas. A veces está el cliché que a a los adolescentes no les interesa demasiada cosa, y eso no es verdad, ya que encuentro que tenemos una generación de niños y jóvenes muy abiertos y curiosos. Eso me mujer esperanza”.
La cineasta, que nos explica que le encantan este tipo de encuentros, califica de “muy positivos” los aprendizajes que se extraen del intercambio con el alumnado: “No nos podemos quedar con la idea de que el mundo es un lugar horrible y que no podemos hacer nada para cambiarlo. Yo propongo hacer el acompañamiento a través de los documentales, proponer debates y ver qué hacemos con la información que nos llega. Estos encuentros en escuelas e institutos me permiten hacer todo eso: reflexionar juntos y juntas”, concluye.