La Fiesta Mayor de Barcelona conmemora este año el 150 aniversario de la celebración, en 1871, de la primera Mercè planteada como fiesta popular de toda la ciudad. Las celebraciones de este año recuerdan la efeméride y vuelven a ocupar algunos de los espacios históricos de la fiesta.
De hecho, el patronazgo de La Mercè ya se celebraba anteriormente. Todo empezó en 1218, cuando, según la leyenda, la virgen de la Merced se apareció ante el rey Jaime I, ante san Pedro Nolasco y ante san Raimundo de Peñafort. Siglos más tarde, en 1687, la ciudad invocó la protección de aquella misma virgen contra una plaga de langostas. Y, superada la calamidad, el Consejo de la Ciudad nombró la virgen de la Merced como patrona de la ciudad.
El papa Pío IX tardó dos siglos en reconocer el patronazgo. Lo hizo en 1868, pero en aquellos tiempos las conmemoraciones en honor de la virgen de la Merced tenían un carácter eminentemente religioso. Fue Francesc de Paula Rius i Taulet quien, en su etapa de concejal, antes de convertirse en alcalde, impulsó la primera Fiesta de La Mercè, que, en 1871, adoptó un carácter cívico e incluía celebraciones populares y dirigidas a la ciudadanía.
Las fiestas, que aquel año empezaron el 24 de setiembre y se prolongaron hasta principios de octubre, incluían exhibiciones de torres humanas (todavía no se conocían con el nombre de castells), a cargo de los Xiquets de Valls, sardanas interpretadas por cobles, bailarines y bailarinas llegados expresamente del Empordà, moixigangues, balls de bastons de Vilafranca, gigantes, música de gralles, flautas y tamboriles, competiciones hípicas, pruebas de natación, fuegos artificiales e, incluso, una exposición general de las cuatro provincias catalanas que se celebró en el entonces novísimo edificio de la Universidad.
Las celebraciones no tuvieron una continuidad anual, pero la idea de convertir la Mercè barcelonesa en una fiesta mayor dirigida a la ciudadanía y que reuniera elementos de cultura popular de las distintas partes de Cataluña arraigó de nuevo, en 1902, esta vez bajo el impulso del entonces concejal Francesc Cambó.
El paseo de Gràcia, escenario de cultura popular
La Fiesta Mayor de Barcelona ha vivido una historia condicionada por las circunstancias políticas. Y, si bien durante los años veinte y treinta del siglo pasado se celebró poco, el franquismo la utilizó para recuperar los aspectos más folclóricos y de exaltación religiosa y tradicional. En los años cincuenta y sesenta aparecieron nuevamente los aspectos artísticos y populares de la fiesta, se potenció su aspecto folclórico y se instituyeron citas que hoy son clásicos, como los conciertos de canto coral a cargo de Cors de Clavé, el concurso de agrupaciones sardanistas, que todavía se celebra, y una cabalgata que no tenía la Rambla como escenario, sino, entre otros, un paseo de Gràcia que, coincidiendo con el 150 aniversario de la fiesta, este año se recupera como espacio dedicado a la cultura popular.
En el paseo de Gràcia podrás ver, en este año del 150 aniversario, muestras de cultura popular, fiesta del fuego y la clásica cabalgata, además de alguna sorpresa conmemorativa.
Los ayuntamientos de la transición y los primeros ayuntamientos democráticos renovaron la estructura de La Mercè, lo que dio origen a unas celebraciones centradas en la cultura mediterránea que hoy combinan los conciertos, los espectáculos de calle, las exhibiciones ciudadanas y la tradición. Los actos tradicionales, de hecho, vivieron una gran eclosión y renovación en los años noventa gracias a personalidades como el desaparecido músico y compositor Jordi Fàbregas (1951-2021), creador de la formación tradicional Els Ministrils del Camí Ral. Se le rendirá homenaje durante el toque de inicio de este año.