En Cataluña el 88% de alumnos con discapacidad no va a la escuela ordinaria y sólo un 2% pasa el 100% del tiempo, se explica en un informe del Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad publicado en el 2017 para las Naciones Unidas. Ante esta realidad, en noviembre de aquel mismo año, el Departamento de Educación aprobó el Decreto de Educación Inclusiva con el objetivo de garantizar el derecho a la educación de aquellos niños que tienen Necesitados Específicas de Apoyo Educativo (NESE).
El Decreto prevé que los alumnos con necesidades educativas especiales se escolaricen en centros ordinarios (excepcionalmente, las familias pueden solicitar la escolarización en un centro de educación especial para los alumnos con discapacidad grave o severa) y regula la atención educativa en todas las etapas educativas y en cada una de las enseñanzas, incluida la transición a la vida adulta. Se prevén acciones y actuaciones organizadas por los centros destinadas a reducir las barreras de acceso al aprendizaje y la participación y la puesta en marcha de recursos personales, metodológicos y materiales con el fin de garantizar la educación inclusiva. Se puede resumir de la siguiente manera:
- Medidas: Acciones y actuaciones organizadas por los centros destinadas a reducir las barreras de acceso al aprendizaje y la participación:
- facilitar el progreso de todos los alumnos
- prevenir las dificultades del aprendizaje
- asegurar un mejor ajuste entre las capacidades de los alumnos y el contexto educativo.
- Apoyos: Recursos personales, metodológicos y materiales –incluidos los tecnológicos– y también las ayudas contextuales y comunitarias que los centros utilizan para conseguir que las medidas planificadas sean efectivas y funcionales y que contribuyan a alcanzar el éxito educativo de todos los alumnos.
Las novedades que prevé el Decreto son las siguientes:
- Continuidad formativa para todos los alumnos.
- Regulación de las transiciones entre etapas educativas.
- Facilitar el marco para la planificación de medidas y apoyos.
- Itinerarios formativos personalizados (plan individualizado).
- Planificación y gestión del mapa de recursos.
- Trabajo en red (comunidad educativa).
- Diversificación de la oferta a la etapa postobligatoria ajustada a las necesidades de los alumnos.
Este Decreto, sin embargo, y según el aFFaC (asociaciones Federadas de Familias de Alumnos de Cataluña), nunca se ha desplegado plenamente. “El Departamento de Educación nunca ha elaborado las medidas necesarias para hacerlo efectivo, ni ha destinado los recursos materiales y humanos adecuados para ponerlo en práctica”, aseguran. Para dar a conocer esta situación, el pasado octubre se puso en marcha la campaña “Yo también quiero ir”, con la finalidad de pedir una educación inclusiva para todos los niños. “Hablar de educación inclusiva no consiste sólo en poder asistir a un centro ordinario. Las criaturas con necesidades especiales no sólo tienen el derecho a ir, sino también a aprender. El Decreto habla de medidas y apoyos universales, adicionales e intensivos, pero durante estos años no se han concretado”, explica Lidón Gasull, abogada en derechos humanos y directora del aFFaC.
El aFFac pide garantizar el derecho a una educación inclusiva y que desde la administración se reconozca la diversidad en todas sus dimensiones dentro de la comunidad educativa y sobre todo, que se den los recursos necesarios para hacerlo posible. “Cuando nos referimos a la educación inclusiva, hablamos de un asunto de carácter político que versa sobre el proyecto de sociedad en el cual queremos vivir”, se puede leer al manifiesto de la campaña. La campaña pone de relieve que la educación inclusiva es la verdadera innovación pedagógica, “un reto educativo lleno de beneficios”. Hablamos con Lidón Gasull para saber cuáles son las reivindicaciones del colectivo.
¿Qué pedís, exactamente?
De momento, que se desarrolle y se implemente el Decreto; que se pongan en marcha las medidas y los apoyos que prevé la norma.
¿Cómo estáis llevando a cabo la campaña?
Hemos intentado involucrar los territorios y las diferentes AFA. La respuesta está siendo muy positiva, porque hemos construido la campaña desde abajo, y a través del trabajo con el territorio y las familias. Todo se ha hecho de manera transversal: desde el nombre de la campaña, hasta la elección del tipo de acciones que se querían hacer. Todas estas acciones, además, se han llevado a cabo en colaboración con otras entidades. La clave de todo es que se ha establecido un muy buen ambiente de trabajo, con gente muy propositiva y con muchas ganas de hacer cosas. Es una campaña que se prevé que se alargue, con momentos más intensos y momentos más relajados. Se trata de ir haciendo. De momento, hemos hecho diferentes cosas. El Día de la Educación animamos a la gente a hacerse una foto con un zapato de cada manera. Fue una manera de dar visibilidad en la campaña. También hemos hecho sesiones de información y concentraciones. Y en la fiesta por la educación pública en el parque de la Estación del Norte, aprovechamos para dar a conocer la campaña. Tengo que decir que esta campaña está resultando muy positiva para el aFFaC y nos ha hecho cambiar mucho. El trabajo con las familias con niños y niñas con diversidad nos ha hecho darnos cuenta que había muchas cosas que no estábamos haciendo correctamente, porque no éramos conscientes. Hacíamos actos y había gente que quedaba excluida. Desde que pusimos en marcha la campaña, hemos aprendido muchísimo. Por ejemplo, nos hemos dado cuenta del brutal componente de género que existe en una familia en la cual hay una criatura con necesidades especiales. Madres que se ocupan de casi todo, que se ven obligadas a salir del mercado laboral para asumir los cuidados, etcétera. Las mujeres y las familias lo pasan muy mal.
¿Qué consecuencias tiene el no desarrollo del Decreto?
Además de no tener los profesionales adecuados con el fin de garantizar el aprendizaje independiente de las necesidades específicas del alumnado, asistimos a situaciones muy discriminatorias.
¿Como cuáles?
Si hay salidas o actividades fuera del centro, como las colonias, a estos niños y niñas se los excluye porque no se dan las condiciones necesarias porque puedan asistir. Con el comedor paso similar: hay niños y niñas que no se pueden quedar a comer en el comedor de la escuela porque no hay personal especializado; y contratar a alguien significa aumentar el coste del servicio. También sucede con las actividades extraescolares. En fin, el tema de la educación inclusiva no es sólo un tema de la administración pública; se trata de un tema social: tiene que haber un cambio cultural. La educación inclusiva es en herramienta de transformación social. Nos hemos creído que el sistema educativo actual es inclusivo y no lo es; y eso es algo que no podemos permitir como sociedad, porque todos los niños y niñas tienen los mismos derechos.
¿Cómo abordan los nuevos currículums escolares la diversidad en la infancia y la juventud en el contexto escolar?
Los nuevos currículums escolares no son la panacea, pero a título particular, sí que considero que los currículums son mejores que los que teníamos. Uno de los cambios que se introducían era contemplar la evaluación del proceso de aprendizaje. Se hizo mucha mofa sobre este tema y todo es mejorable, pero era un avance con respecto al cual había, y desde el punto de vista de la inclusión, era mejor a lo que tenemos ahora, que nos viene a decir: o te adaptas o eres un inadaptat/da. Sí, pienso que los nuevos currículums introducen cambios positivos que ayudan a la inclusión; pero si no hay un cambio cultural o no se ponen las herramientas necesarias para hacerlo posible, de poco servirá. Cualquier cambio en el currículum tiene que ir acompañado de más herramientas, más profesionales, etcétera, porque la educación inclusiva no es un tema exclusivamente de la escuela, es un tema que implica a toda la sociedad.