¿Y si las paredes hablaran? ¿Qué historias relatarían? Del 18 de mayo al 6 de octubre, Fabra i Coats: Centre d’Art Contemporani presenta el proyecto artístico de Patricia Gómez y María Jesús González en la muestra Arxiu Cabanyal. A la memòria del lloc, comisariada por Joana Hurtado Matheu. Una exposición que podrás visitar en el centro de Sant Andreu, donde descubrirás la historia de este barrio afectado por la especulación urbanística.
Gómez y González, formadas en grabado y estampación, exploran las posibilidades físicas de estas prácticas artísticas tradicionales, al mismo tiempo que amplían los significados vinculando el arte con la arquitectura, el urbanismo, la sociología, la filosofía, la antropología y la arqueología.
Desde hace veintidós años, la práctica de estas artistas valencianas consiste en recuperar la memoria de espacios inmersos en procesos de desaparición o abandono, mediante un singular sistema de archivo físico y documental que se basa, por un lado, en la investigación del contexto, el análisis de los espacios y su registro fotográfico y audiovisual; y, por otro, en la intervención directa sobre grandes superficies murales que son trasladadas a un soporte de tela, utilizando lo que las artistas llaman “estampación por arrancamiento”, que surge de combinar el principio de transferencia propio del grabado y el strappo de la restauración mural.
A partir de esta metodología de arrancamientos de fachadas, paredes, suelos y techos, Gómez y González han extraído la memoria material e histórica de prisiones en desuso, centros de internamiento para extranjeros cerrados o viviendas abandonadas. Este es el caso de Arxiu Cabanyal. A la memòria del lloc, un proyecto creado entre 2007 y 2008 en el barrio valenciano.
El Cabanyal es un conjunto de casas de pescadores declaradas en 1993 bien de interés cultural, reconociendo su valor arquitectónico, urbanístico, social e histórico. Sin embargo, en 1998, el Ayuntamiento de Valencia, entonces gobernado por el PP, presentó un plan de reordenación urbana que afectaba a una de las zonas más antiguas, implicaba el derribo de más de 1.600 viviendas y partía el barrio en dos. En medio de una fuerte oposición pública, las artistas decidieron rescatar el máximo número de casas posible creando un archivo a escala 1:1.
Enfrentándose a las dificultades y las suspicacias de un barrio expropiado, estamparon veintiséis piezas a partir de diez casas diferentes y crearon un total de 340 metros de tela que cosieron y enrollaron en una pieza única de 314 kilos. Este archivo material se acompaña de documentación gráfica y de dos vídeos, en los que podrás ver el contexto y el proceso de arrancamiento y estampación, así como cada uno de los fragmentos estampados en su paso por la máquina de enrollado.
Estas ruinas contemporáneas no ensalzan el pasado, sino que interactúan con él y lo cuestionan, evidenciando sus lagunas. Patricia Gómez y María Jesús González rescatan las señales que no se quieren ver, las del desgaste, las marcas indefinidas, pero insistentes de la rutina.
En un contexto de creciente desmaterialización y exceso de información, plasmar la desaparición del rastro supone dar valor al proceso y a la materia que hay detrás de lo simplemente vivido y compartido. Volver a la huella física, sin discursos añadidos, es una manera de reconocer la capacidad de acción de la materia (de lo que habla la filósofa Jane Bennett). Al mismo tiempo, conferir tangibilidad a aspectos más ínfimos, inciertos e inútiles sirve para reivindicar lo que no es productivo ni consumible, pero que estructura nuestras vidas dentro y fuera de las casas (como teoriza Karen Barad).
La exposición se enmarca dentro de la línea conceptual introducida por la antigua directora del centro, Joana Hurtado Matheu, en 2023, sobre la conexión política entre la memoria material y afectiva de los entornos que habitamos.