Considerada una de las más importantes novelistas en lengua castellana de la posguerra española, y una de las voces más personales de la literatura de la segunda mitad del siglo XX, la barcelonesa Ana María Matute será homenajeada y recordada públicamente el martes 22 de junio con el descubrimiento de una placa literaria que el Ayuntamiento de Barcelona instala en el inmueble donde vivió, en el número 20 de la calle Platón. El acto comenzará a las 12.30 h, asistirá Juan Pablo Goicoechea, hijo de la escritora, e intervendrá Maria Paz Ortuño, editora y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona. Por parte del Ayuntamiento hablarán el teniente de alcalde de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad, Joan Subirats, y el concejal del Distrito de Sarrià-Sant Gervasi, Albert Batlle.
Ana María Matute nació en la capital catalana el 26 de julio de 1925, segunda de cinco hijos de una familia religiosa y conservadora en la que el padre era propietario de una fábrica de paraguas. En su infancia vivió en Madrid y, a causa de una grave enfermedad, residió también un tiempo en La Rioja, con sus abuelos. El debut literario llegó en 1948 con Los Abel, finalista del Premio Nadal. Desde entonces tuvo una elogiada y premiada trayectoria que incluye novelas, relatos breves y cuentos. Citamos, por ejemplo, Pequeño teatro (Premio Planeta, 1954), Primera memoria (Premio Nadal, 1959) o Solo un pie descalzo (Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, 1984). Fue la cuarta mujer en ocupar un asiento en la Real Academia Española de la Lengua (la letra K mayúscula), y también fue distinguida por el conjunto de su obra con el Premio Nacional de las Letras Españolas (2007) y el Premio Miguel de Cervantes (2010). También hay que destacar que fue profesora invitada en varias universidades estadounidenses y que sus libros han sido traducidos a diferentes idiomas. La prosa de Matute está marcada por la posguerra y el pesimismo, es de carácter realista y a menudo lírica. En septiembre de 2014 se publicó una novela póstuma de la barcelonesa, Demonios familiares.
La instalación de la placa literaria dedicada a Ana María Matute forma parte del despliegue del Mapa Literario de Barcelona, en el que se localizan las calles y rincones que han sido habitados, frecuentados o inmortalizados por escritores de todas las épocas y de todos los orígenes.