“Hacen falta más actividades y proyectos para jóvenes en la ciudad y, en concreto, en nuestro barrio” fue una de las frases más repetidas durante todo el Festival de Artes Urbanas 7 Rings celebrado en el centro del barrio de la Marina, en el distrito de Sants-Montjuïc. El festival, impulsado desde el Plan de desarrollo comunitario de la Marina-Zona Franca y por las educadoras de calle del Centro de Servicios Sociales de la Marina, fue creado y producido por un grupo de jóvenes del barrio, con el objetivo de mostrarse y ofrecer actividades al resto de jóvenes y al vecindario de los alrededores.
Un festival al aire libre
En el centro de la plaza del Moviment Obrer, donde hace dos años se construyó un parque de patinaje abierto, un grupo de jóvenes se ofrecían a dar clases gratuitas de monopatín a otros jóvenes o niños. Es una de las actividades del festival que lo “petó” mucho, si tenemos en cuenta las colas de gente esperando su turno.
Alfred Cano, director de Skatia y miembro del grupo motor del festival, está muy orgulloso de que su barrio haya podido organizar un acontecimiento como este, que reúne energías y savia joven, tan necesarias, dice, después del año y medio de pandemia y cierre.
Nancy Kallon, del colectivo Generación Guineocatalana, coincide en el hecho de que el proceso de creación y producción del festival ha sido una gran oportunidad para que se conocieran el conjunto de entidades y jóvenes del barrio que no habían coincidido nunca en otros espacios.
Ella y su compañera Talile han sido miembros del grupo motor, y montaron algunas de las actividades, como la demostración y el taller de afrobeat. “Crear un proyecto desde cero, conocernos, poner nombre a personas que viven cerca de ti y con quienes te puedes coordinar ha sido una experiencia muy bonita”, nos comenta.
En el parque de patinaje también nos encontramos a Marc Gonell, miembro de Sudor, una entidad que organiza acontecimientos musicales y audiovisuales y que está grabando los actos del festival. Considera que ha sido muy acertado empezar a hacer actividades jóvenes como estas en el barrio, ya que se sentían un poco lejos de la vida vecinal. El hacerlo ellas y ellos directamente, programando y organizando, demuestra que hay fuerza y ganas de trabajar conjuntamente.
Un festival feminista
La participación del colectivo Dona’tmés en la organización tanto del festival como de una de las actividades (la creación de un mural comunitario) aseguró que la perspectiva de género fuera un elemento transversal.
Esta entidad, según explica una de sus miembros, Lucía Sanjuan, es un punto de encuentro de mujeres jóvenes del barrio que quieren transformar la vida vecinal en clave feminista. Son mayoritariamente hijas de un grupo de pioneras del feminismo en el barrio, mujeres que desde hace más de una década han organizado actividades con perspectiva de género, desde castañadas hasta carnavales. No en vano las hijas que han bebido de esta visión son ahora las protagonistas jóvenes y feministas del barrio.
Un festival impulsado desde el Plan comunitario de la Marina-Zona Franca
Marta Díaz, una de las dinamizadoras del Plan de desarrollo comunitario de la Marina, nos explica los inicios del festival: “En el camino para dar apoyo a la vida comunitaria del barrio, surgieron voces jóvenes que señalaban la necesidad de expresarse con un lenguaje propio, porque no se encontraban reflejadas en las actividades existentes”.
Es un festival, pues, planteado desde los intereses del conjunto de jóvenes del barrio y que ha recibido acompañamiento por parte de las dinamizadoras, además de la implicación del Distrito y de varios equipamientos de la Marina, como el parque de patinaje ya mencionado o elEspacio Joven La Báscula.
El festival ha sido todo un éxito de participación y de organización (“alguna cosa por pulir”, nos dicen) y ha dejado tan buen sabor que, a pesar de la cantidad de trabajo que ha significado, todas las personas implicadas están de acuerdo que se podría y se tendría que repetir.