Granja Elena
Destino de peregrinación gastronómica descentralizado, rara avis en su zona, y lleno hasta la bandera a diario, por su carisma y “alta cocina de barrio” según su propia definición. Esta casa de comidas, que desde 1974 ha servido desayunos y almuerzos (no abre por la noche) a los vecinos y trabajadores de la Zona Franca, y a gente que se desplaza expresamente, la comandan los hermanos Sierra Calvo, que relevaron a sus padres al frente del negocio. Borja, que anda entre fogones, estudió en una escuela de hostelería y aprendió en el restaurante Zuberoa de Hilario Arbelaitz, cuyo pastel de queso encabeza la carta de postres. Acogen primero a madrugadores ávidos de romper el ayuno con bocadillos, huevos fritos bien acompañados y platos de tenedor y cuchillo. Guisos maternos sin trampa ni cartón, que el hijo ha hecho suyos. Y en el segundo turno, a la parroquia que acude a la hora de comer, imprescindible hacerlo con reserva, para dar cuenta de unas croquetas de jamón ibérico (receta original), la cabeza de cochinillo frita entera como en La Tasquería, un tartar de tomate con vieiras o un risotto, platos de pescado en los que se nota la influencia del maestro vasco, y carnes, en ocasiones de caza.
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