El ayuntamiento promovió este proyecto en 1991, una recreación de más de 400 m² de superficie de una típica fachada del Eixample, decorada por el colectivo francés Cité de la Création, especializado en la pintura mural.
Balcones de Barcelona es un legado de los Juegos Olímpicos. La pared que quedó a la vista el año 1989 cuando se urbanizó la plaza de Pablo Neruda, la cual no quedó a la altura de una ciudad olímpica y cosmopolita en que estaba en crecimiento. En este momento de auge de modificación paisajística de la ciudad, se propuso un gran trampantojo que, como exponente de la memoria, recrea una arquitectura barcelonesa con personajes históricos relacionados con ciudad.
El encanto del mural, que desde pocos metros de distancia parece una fachada real, lo aportan un buen manojo de personajes famosos que están en los balcones: Cristòfol Colom, Santiago Rusiñol, Àngel Guimerà, Margarida Xirgu, Joan Maragall, Pompeu Fabra, Antoni Gaudí, Ildefons Cerdà, Josep Tarradellas, Carmen Amaya, Mercè Rodoreda, Francesc Macià y Pau Casals, son sólo unos cuantos.
Los personajes están agrupados por afinidades, situados en los diferentes balcones, con una cierta relación de acuerdo con el uso tradicional de los diferentes niveles del edificio. En la planta baja, las tiendas las ocupan una librería, con libros de autores barceloneses, una droguería con productos de uno de los patrocinadores y un bar, réplica exacta del existente en el mismo edificio, a la fachada de la calle.