Esta cifra se suma a los 3,4 millones de toneladas anuales que produce la actividad general de la ciudad, los 5,3 millones de toneladas que genera la actividad portuaria y los 7,6 millones de toneladas de la actividad aeroportuaria.
Con respecto al origen de las emisiones asociadas al consumo alimentario, la producción y el procesado de los alimentos son la etapa que contribuye a estas de manera más relevante, con un 82 % de las emisiones. Por ámbitos, el consumo doméstico de los residentes es responsable de tres cuartas partes de las emisiones en relación con la alimentación.
Así, cada residente de la ciudad consume en el ámbito doméstico, por término medio, 637 kilogramos de alimentos y bebidas al año, que generan 1,56 toneladas de CO2. Fuera del hogar, el consumo de los residentes es de 85 kilogramos anuales, que a la vez liberan 178.989 toneladas de CO2. Con respecto a los no residentes, consumen 226.872 toneladas de alimentos y bebidas al año, que generan 336.682 toneladas de CO2.
Menos productos de origen animal y más proximidad por un consumo más sostenible
Entre los productos, los más problemáticos según este informe son los de origen animal, que incluyen la carne, los lácteos o el pescado y el marisco, a los que se atribuyen cerca del 60 % de las emisiones de CO2. Es por ello por lo que una de las grandes recomendaciones incluidas en este informe, que pretende fomentar un modelo de consumo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente, señala la reducción de proteína animal como una de las prioridades para disminuir las emisiones.
Otras recomendaciones que ofrece hacen mención del consumo de productos de proximidad y también de los de temporada y ecológicos. Con respecto a los primeros, señala que un producto que se transporta en avión genera diez veces más emisiones, mientras que, en relación con los segundos, subraya que los productos locales y de temporada pueden ahorrar hasta la mitad de las emisiones causadas por los productos que no son propios de la estación.
Este estudio se enmarca dentro de la serie de actividades y proyectos desarrollados este año en que Barcelona actúa como Capital de la Alimentación Sostenible 2021, y también en sintonía con la propuesta presentada en el VII Foro Global del Pacto de Política Alimentaria de Milán el 21 de octubre, llamada “Barcelona Challenge for Good Food and Climate” (“Reto de Barcelona por la buena alimentación y el clima”) y que impulsan catorce ciudades.
Los datos de este informe sobre emisiones de CO2 y que señalan el consumo alimentario como una de sus principales causas contribuyen a la elaboración de la Estrategia alimentaria 2030 sobre la que ya se está trabajando desde este mes de noviembre.