Tener un huerto en el patio de la escuela permite aproximar la naturaleza a los niños y niñas. Participar de forma activa en la preparación de la tierra, sembrar las semillas, ver como crecen las plantas, dan sus frutos... Todo ello requiere del cuidado, riego y finalmente recolección de los frutos de ese trabajo y poder disfrutarlos en la mesa.
Descubrir una mariposa escondida, un gusano o un caracol… Todo son experiencias que permiten conocer el entorno, la experimentación y la observación.
Familias, niñas y niños y escuela participan y cooperan en el cuidado del huerto.