Explicar cuentos es una actividad maravillosa. Cuando nos ponemos ante un grupo de niños y abrimos un libro, los preparamos para escuchar una historia, una historia que por más sencilla que sea, no siempre es captada en todo su significado.
La explicación de un cuento junto con la ilustración, nos permite ver qué emociones experimentan sus protagonistas. Más allá de esto, nuestra voz, el tono, las caras y las expresiones contribuyen a crear empatía entre el niño y la nina y los personajes, y si además hacemos que estos personajes cobren vida (con objetos, imágenes, juguetes...), estamos poniendo a su disposicion unos recursos que los poermitan desarrelar su capacidad expresiva y a la vez proporcionar maneras para poder interpretar y reproducir..
En la escuela tenemos “las cajas de los cuentos”: el Tabalet, el Pez plateado, los tres cerditos, en Patufet y otros muchos. De las cajas aparecen los elementos para explicarnos las historias, como si fuera un teatro. Y no solo esto, los personajes viven durante un tiempo en un espacio del aula. En este espacio presentamos un rincón donde están todos los componentes del cuento, poniendo a su alcance un escenario porque mediante el juego, sean capaces de representar las historias o de construir sus propios relatos. Estos pequeños ambientes generan momentos de encuentro entre los niños y niñas, son momentos de intercambio de voces, palabras, sonidos.. son sus primeras narraciones. A menudo vemos algún niño con en Patufet en una mano y el buey en la otra, y una pandilla que se lo miran y escuchan boquiabiertos.
