Objetivos del lenguaje musical y del aprendizaje de los instrumentos
El aprendizaje y la práctica de la música lo entendemos como algo global e integrado. Esto implica la no compartimentación de objetivos por "asignaturas" como la audición, la lectura y escritura, el canto coral, el aprendizaje de los instrumentos, la improvisación o los grupos de música de cámara o la orquestas.
Todas ellas son un recurso para una misma finalidad, conocer cada vez más a fondo la música y, en consecuencia, disfrutarla más y más en todas sus vertientes.
- Contribuir decisivamente en la formación global del alumno.
No se estudia música "para poder tocar un instrumento", sino que nos servimos de un instrumento para poder hacer música. - Escuchar activamente la música, introduciéndose en su lenguaje y descubriendo las características que la definen según los principios de repetición, el contraste y la variación.
- Ser capaz de improvisar y crear pequeñas composiciones, individualmente o colectivamente a partir de unas pautas-guías, primero como un juego y después como improvisación progresivamente creativa.
- Ampliar las posibilidades de aprendizaje y de enriquecimiento musical y personal.
Al escoger un instrumento, después de haberse iniciado en este lenguaje con la voz, el movimiento y la escucha, amplía y profundiza la sensibilización musical. - Ampliar la capacidad de expresión y la autonomía personal.
Con los recursos técnicos y musicales de los diferentes instrumentos, el alumno se puede expresar personalmente más allá de la propia voz y de la dependencia del grupo, y adquirir una autonomía que ayudará a desarrollar su personalidad. - Consolidar y ampliar los conocimientos musicales adquiridos.
Es un hecho que, tocando un instrumento, "se entiende mejor la teoría", o que tocar las notas ayuda a saber como suenan. No solamente se aprende el solfeo para poderlo aplicar, sino que, tocando, también se consolida la lectura y se abren nuevas posibilidades para comprender los distintos parámetros musicales, distinguir los diferentes estilos, etc. - Adquirir buenos hábitos de dominio del cuerpo y de la psicomotricidad.
Todos los instrumentos, sin excepción, comportan un movimiento corporal y una actitud mental que, según los expertos, son altamente beneficiosas en aspectos que van más allá de los objetivos musicales. - Adquirir hábitos en el estudio individual.
El estudio del instrumento, aunque se empiece en régimen de clases colectivas, tiene que ir creando el hábito individual y de autoevaluación. - Posibilitar la participación colectiva y la comunicación.
El instrumento ofrece muchas formas de participación: la música de cámara, la actuación colectiva o en solitario delante de un público... - Despertar y encarrilar una posible vocación musical, sin descartar la posibilidad de una profesionalización futura.
Aunque no corresponde a nuestro modelo de escuela abierta hacer ningún tipo de selección restrictiva, sí que le corresponde detectar y estimular las posibilidades futuras de dedicación, en la doble vertiente "amateur" y profesional, que creemos que son completamente compatibles en estas edades de iniciación.
Metodología de los instrumentos:
De acuerdo con los principios básicos de la escuela, la metodología de los instrumentos se basa en la música como referente, más que en la programación meramente técnica o en un determinado método didáctico decidido a priori. Un repertorio variado, equilibrado, gradual y auténticamente musical es el único referente para todo el trabajo instrumental, tanto a nivel técnico como estilístico.
En consecuencia, el primer criterio no tiene que ser sobre sistemas o métodos pedagógicos, sino sobre la elección y la función de la propia música que se utilizará como material didáctico.
La mejor música será la más auténtica, sin adulteraciones "didácticas" ni supeditaciones a ninguna funcionalidad.
El repertorio tiene que ser modelo musical y estímulo psicológico, condiciones que no cumplen muchos de los áridos ejercicios técnicos ni recopilaciones expresamente dedicados a los niños, que parece que presuponen que estos no tengan capacidad para hacer música "de verdad".
La metodología activa y flexible se garantiza con:
- El profesorado, con gran experiencia profesional (concertistas en activo, la mayoría) y plenamente identificado con el proyecto, que tiene una gran autonomía en la metodología y en la programación.
- La creatividad del alumno está presente con sus iniciativas concretas y contando con su inventiva: improvisación instrumental, composición de acompañamientos o armonizaciones, invención de ejercicios técnicos, ornamentaciones propias...
La metodología personalizada no es incompatible con el régimen de clases colectivas, pudiéndose, además, reforzar muy positivamente con las opciones de clase individual:
- Las clases colectivas, única opción que se ofrece en la etapa de iniciación, pero que se mantiene en todas las etapas, no son un mero recurso de rentabilidad económica, sino una parte esencial del sistema, de acuerdo con el enfoque participativo y con la priorización de la musicalidad frente al progreso técnico y a las tendencias individualistas y competitivas.
- Las clases individuales son el complemento indispensable para garantizar la atención personalizada, la cualidad de la enseñanza instrumental y el derecho a recibir una formación homologable, en objetivos terminales en la enseñanza reglada.
- Hay alumnos muy motivados a priori por un instrumento determinado, pero una exigencia forzada para obtener unos resultados rápidos puede tener efectos contraproducentes.
- El progreso técnico también es un objetivo, pero, precisamente porque es un objetivo, no es un método. Progresar y adquirir habilidades técnicas es algo natural en los niños y jóvenes, que sólo hay que impulsar. El profesor de instrumento estará atento para que la adquisición de los hábitos técnicos correctos sea paralela al crecimiento corporal e intelectual del alumno, pero será éste quien marcará el ritmo.
Una parte muy importante de la metodología del instrumento consiste en la participación en las audiciones y en las actividades transversales (proyectos):
- Audiciones: regulares, programadas a lo largo del curso como estímulo y medio de evaluación más idónea, además de otras audiciones extraordinarias.
- Actividades transversales o proyectos: cuando los alumnos de instrumentos distintos participen en actividades conjuntas, que obliguen a descompartimentar las clases habituales, los profesores pueden convertir la clase de instrumento en preparación de la actividad, y al mismo tiempo colaborar en el montaje desde fuera de la clase, ayudando a hacer comprender la función de cada instrumento y aportando su experiencia profesional.
El repertorio es la pieza clave del sistema, juntamente con el buen criterio del profesor para su utilización:
- Tiene que formar el gusto musical, proporcionar los modelos básicos, la gradación de dificultades... Por este motivo es necesario que se escoja con un criterio de equilibrio entre los diferentes estilos, que se complemente a si mismo, sin lagunas ni saltos en el vacío, y que contenga todos los elementos que haya que trabajar.
- También tiene que proporcionar los modelos visuales para a la familiarización con la notación de cada época. Por este motivo se valoran mucho los criterios de edición, se descartan por antipedagógicas las adulteraciones "pedagógicas" de la notación histórica.
- Los criterios generales de gradación del repertorio en de cada instrumento son: la música popular, catalana y universal, como punto de partida para los primeros niveles, la elección de piezas del repertorio histórico a continuación, con un respeto escrupuloso por su estilo y adecuación al instrumento, y ampliación progresiva de las posibilidades expresivas con otros estilos y géneros.
- La importancia capital que la escuela da al repertorio se traduce en la elaboración de un archivo para cada instrumento, en fase ya muy avanzada y que continuará en el futuro: consiste en la recopilación sistemática de piezas históricas adecuadas para cada instrumento, tanto en forma de ediciones impresas como de material autoeditado o de elaboración propia, con la intención de disponer de un material propio, siempre renovable y contrastado con la experiencia diaria.