PLAZAS VACANTES

ATENCIÓN:
Plazas vacantes en los Talleres de ARRI, ARRI y de BALLMANETES.
Mas información en la secretaria de la escuela!
 
La música es insustituible en el desarrollo de los niños para que incida de una manera natural en los aspectos motores, cognitivos y emocionales. Cualquier actividad de los bebés, aparentemente solo motriz o sensorial, tiene siempre una vertiente emocional e intelectual, así como cualquier hecho de tipo afectivo repercute en el pensamiento y en la motricidad. Las canciones, los mimos y juegos de falda se pueden considerar las primeras manifestaciones lúdicas que las madres y los padres pueden compartir con sus hijos e hijas, y constituyen un punto de partida privilegiado en la educación infantil, a través de ellos del que los niños y niñas pueden iniciar el descubrimiento de su cuerpo, del lenguaje oral, de la danza, del ritmo, del movimiento, de la música, aprende a sentir, a percibir y, poco a poco, a expresarse. A partir de un año, los niños comienzan una etapa en la que ganan autonomía día a día y pueden manifestar cada vez con más claridad lo que sienten y lo que quieren. En esta edad, a través de los juegos bailados, las canciones y la música podemos profundizar en todos los aspectos de concentración y expresión: atención a una música, a unos movimientos, en una secuencia ordenada, en un texto, un vocabulario, un final siempre cambiante. A través del repertorio de canciones, juegos de falda, mimos y de la manipulación de instrumentos (pequeña percusión y juguetes de sonido) que aprenderemos en estas sesiones, los niños y niñas recibirán una estimulación afectiva única a través de la voz y el contacto con el cuerpo de sus padres. A los dos años, la capacidad de que el niño tiene de cantar las canciones potencia y acelera enormemente el proceso de articulación del habla, dada la relación existente entre el lenguaje verbal y el musical. Y también ya tienen la autonomía suficiente para realizar bailes o juegos de movimiento organizados de forma colectiva, incorporando así la relación con los otros niños. Es por ello que, sin dejar de profundizar en la relación afectiva entre adulto y niño, también podremos favorecer la relación de grupo a partir de la estimulación musical.

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