El racor es la pieza metálica indispensable que permite hacer las conexiones entre las mangueras de los bomberos y las bocas hidráulicas.
El Racor Barcelona es el modelo de racor utilizado por los Bomberos de Barcelona desde sus inicios. Fue diseñada y producida en una forja de Sabadell y tenía la particularidad de contar con dos piezas simétricas que encajaban a través de tres patas.
En el año 1969 hubo un gran incendio en la refinería de Escombreras (Cartagena) donde varios efectivos de toda España se desplazaron. Como no existía en España un modelo estándar de racor se dieron cuenta que no todos los cuerpos de bomberos tenían un modelo compatible con el estándar americano que utilizaba la refinería. Los bomberos de Barcelona soldaron sus racors a las salidas de agua de la refinería para poder utilizar las bocas. A partir de aquella acertada actuación, el Racor Barcelona fue escogido como estándar a nivel español.
La Genoveva es el nombre del vehículo más popular de los Bomberos de Barcelona. Fue adquirido entre 1921 y 1922 y, junto con el resto de vehículos Delahaye comprados en aquellos años, significó una gran modernización del servicio. Se trata de una autobomba de primeros auxilios de 400 litros. Después de su vida útil dentro de los Bomberos, la Genoveva se convirtió en una de las atracciones de las fiestas populares de Barcelona. Actualmente se puede ver expuesta en el Espai Bombers y en Parc de la Prevenció.
En los años 50 la actriz Mary Santpere se convirtió en el motor de los Festivales de Verano, de la Campaña de Reyes y de diferentes actos benéficos organizados por Bomberos de Barcelona.
Por su dedicación, Mary Santpere fue nombrada bombera honoraria a propuesta del alto mando.
El mes de octubre de 1969 se produjo en España un incendio sin precedentes por su magnitud en la Refinería de Petróleo de Escombreras (Cartagena). En un principio, acudieron los bomberos de las poblaciones de Múrcia, así como los bomberos del Ejército del Aire y de la Marina de Guerra Española, a los cuales se sumaron vehículos y bomberos de las principales ciudades de todo el país, entre ellos los de Barcelona.
Los Bomberos de Barcelona tuvieron una actuación brillante en Escombreras que supuso un gran reconocimiento a nivel nacional.
El primer número de la Revista «¡Alarma!» se publicó en septiembre de 1949 con la intención de ser un boletín que hiciera eco de las diferentes actividades de la Agrupació Cultural i Esportiva (ACE), de las principales noticias relacionadas con el cuerpo y como medio de difusión de las mejoras técnicas e innovaciones del servicio.
Los bomberos crean fascinación, especialmente en los niños: ¿qué niño no se ha imaginado alguna vez con las botas, la chaqueta, el casco y sosteniendo la manguera a punto de apagar un fuego o encima de una larga escalera para hacer un rescate?
La complicidad viene de lejos: los Bomberos de Barcelona a lo largo del tiempo han contribuido en mantener viva esta ilusión a través de las visitas escolares orientadas a dar consejos de prevención, participando en las fiestas populares o acompañando a los Reyes Magos a llevar regalos a los niños hospitalizados.
La Navidad de 1932 se declaró un incendio en los almacenes El Siglo situados en la parte alta de Les Rambles. Esos almacenes, los más grandes y populares de la época, eran considerados por los bomberos como uno de los edificios de mayor peligrosidad en caso de incendio como también lo eran El Liceu, el Teatre Principal u otros lugares públicos donde se podía concentrar mucha población y donde había grandes cantidades de materiales inflamables. Por este motivo, los bomberos habían hecho unos años antes los planos de las diferentes plantas del edificio con la localización de las bocas de agua más cercanas.
La gimnasia, un ejercicio arraigado tradicionalmente a los bomberos, fue adquiriendo una notable proyección fuera del cuerpo a lo largo de los años 50. Los Bomberos hicieron demostraciones públicas con el gran gimnasta Joaquim Blume, quien había llegado a un acuerdo para entrenar al equipo de bomberos.
Desgraciadamente, no llegó a hacerlo, puesto que murió prematuramente en un accidente de aviación.
La gran riada de Valencia, conocida como La Gran Riuà, fue la última inundación del río Turia en la ciudad de Valencia, ocurrida en octubre de 1957 cuando el río se desbordó a consecuencia de las fuertes lluvias.
La riada llegó a alcanzar más de tres metros en puntos del centro de Valencia y muchos edificios (incluso algunos históricos) quedaron afectados gravemente. También se saldó con muchas pérdidas humanas.
Efectivos de los Bomberos de Barcelona se desplazaron voluntariamente a Valencia para ayudar en las tareas de rescate.
El deporte más popular de la historia de los Bomberos de Barcelona ha sido el voleibol. En 1950 se pintaron los límites de una pista de voleibol en el Cuartel Central y se participó en el Campeonato de Cataluña con otros equipos como el Hispano-Francès, El Picadero y El Sitjar. Los primeros éxitos deportivos llegaron al año siguiente al ganar el campeonato catalán contra su principal rival, el Hispano-Francès, i unos meses después al imponerse al Real Madrid en el primer Campeonato de España.
El atentado del Hipercor de la Avenida Meridiana el 19 de junio de 1987 fue el siniestro más trágico de la década. Fue provocado por la organización terrorista ETA al dejar a primera hora de la tarde un coche bomba en el aparcamiento subterráneo del centro comercial. Era un momento de gran afluencia de público y el atentado provocó 15 muertos y 28 heridos grave. Los bomberos tuvieron muchas dificultades para realizar las tareas de rescate a causa de la gran cantidad de humo que llenaba el aparcamiento y que fue la causa de asfixia de muchas víctimas. Fue el atentado más grave que había sufrido Barcelona y supuso una verdadera conmoción ciudadana.
Los bomberos se arriesgan para ayudar a los demás. Les hace felices y les enorgullece acabar un servicio con éxito. El mejor regalo es siempre el agradecimiento de las personas.
El momento más emocionante de los bomberos ocurre cuando «tocan luces» y salen veloces hacia un servicio. Aunque los bomberos dan lo mejor de ellos, no siempre hay finales felices. La muerte de compañeros o los accidentes con víctimas, especialmente niños, son los golpes más duros de la carrera de un bombero.
El 7 de septiembre de 1976, el ascensor del monumento a Colón se desprendió y cayó al vacío. Por suerte, en aquel momento el ascensor estaba vacío, pero 13 persones se quedaron atrapadas en el mirador de Colón situado a 55 metros de altura.
La situación era grave, pues los Bomberos no disponían de medios mecánicos para llegar a esta altura, lo que supuso una prueba de ingenio para los Bomberos de Barcelona.
Los Bomberos decidieron hacer la ascensión por dentro del agujero de la caja del ascensor con la ayuda de una escalera de garfio que se sujetaría a las guías del ascensor que estaban separadas a una distancia de 4 metros cada una. Para bajar a las personas atrapadas, se instaló una plataforma a media altura del agujero del ascensor que disminuía la distancia y permitía utilizar el material de rescate. Los dos bomberos físicamente mejor preparados y grandes gimnastas fueron elegidos para hacer la peligrosa escalada. El ascenso fue complicado por la carencia de apoyos donde anclar la escalera y por la cantidad de grasa que se encontraba dentro del agujero del ascensor. Finalmente, un solo bombero acabó el ascenso a la plataforma y pudo subir los materiales de rescate y de avituallamiento para socorrer a las personas atrapadas y poder rescatarlas.
El día de Navidad de 1962 una gran nevada cayó en Cataluña, afectando especialmente las comarcas del Vallès, del Maresme, del Barcelonès y del Baix Llobregat.
Esta nevada excepcional sorprendió a la ciudad de Barcelona que no estaba preparada para una situación parecida. La ciudad no disponía de quitanieves y se tuvo que pedir a Andorra. Los ciudadanos tampoco disponían de cadenas de coche para circular.
Durante aquellos días los Bomberos de Barcelona tuvieron que realizar muchos servicios muy poco habituales – como el caso de acompañar una mujer parturienta que se encontraba aislada por la nieve al hospital.
En los talleres de los cuarteles los bomberos empezaron a producir cadenas para facilitar la movilidad de la población.
El servicio sanitario de Bomberos de Barcelona fue pionero en toda España, fue el primer servicio sanitario extrahospitalario. Desde el inicio del cuerpo de bomberos, el propio bombero hacía el rescate y los primeros auxilios. A partir del 1929, al profesionalizarse el cuerpo de bomberos, se dieron cuenta que necesitaban un servicio sanitario para socorrer a las víctimas y a los compañeros que sufrían lesiones durante las intervenciones. Durante aquella época los bomberos hacían cursos de primeros auxilios y durante los años 50 y 60 empezaron a formarse como sanitarios. A partir de aquel momento se incorporaron ambulancias medicalizadas a la flota de automóviles.
En el año 1979 se incorporaron diplomados en enfermería y técnicos medios sanitarios (TMS) a Bomberos de Barcelona, y no es hasta el 1986, en una nueva convocatoria para TMS, que se incorporan las primeras mujeres al Cuerpo de Bomberos.
La tarea sanitaria es la gran desconocida de los bomberos. Los TMS, como los otros bomberos, intervienen en las actuaciones. Hacen los rescates en situaciones difíciles y siempre que hay una persona accidentada, los TMS tienen que entrar e intervenir para atender a los heridos, hacer las curas necesarias y estabilizarlos hasta que pueden salir al exterior y ser trasladados a un hospital.
El 17 de mayo de 1890 hubo un pavoroso incendio en un almacén de La Habana donde se almacenaba ilegalmente pólvora y dinamita. El incendio y la posterior explosión causó la muerte de 38 personas, 25 de ellos bomberos voluntarios.
La conmoción fue general y cruzó fronteras. Bomberos de Barcelona, en solidaridad con los bomberos de La Habana, les hizo llegar años después un álbum con imágenes del cuerpo y una placa en recuerdo a los bomberos afectados. Este gesto supuso una serie de intercambios de cartas y documentación entre los bomberos y representantes municipales de La Habana y de Barcelona.
El Cuartel de la calle Lleida fue inaugurado en septiembre de 1928 con motivo de la Exposición Universal. Fue el primer cuartel de los Bomberos de Barcelona diseñado y edificado para este fin.
Durante varias décadas, su torre ha sido el símbolo de Bomberos de Barcelona y, por lo tanto, del cuidado de la ciudad y de su gente.
Estuvo en funcionamiento como Parque del Poble Sec hasta el año 2000 y albergó el Laboratorio de el Fuego. En 2017 el edificio de la calle Lleida se devuelve a la ciudadanía como sede del Espacio Bomberos-Parque de la Prevención.
A principios del siglo XIX, Barcelona no disponía de un servicio profesional de bomberos. En otras ciudades los fuegos eran sofocados por albañiles, cerrajeros, carpinteros y voluntarios dirigidos por el regidor de obras. La carencia de un equipo preparado suponía que solo los pequeños incendios se pudieran sofocar sin muchas pérdidas mientras que la mayoría de incendios se acababan apagando por el derrumbe que el fuego provocaba en el edificio.
El año 1926 se aprobó un reglamento municipal para pagar unos pequeños sueldos, jornales y gratificaciones, y equipar con unos mínimos una compañía de bomberos de 25 hombres dirigida por el maestro de obras municipal. A pesar de la buena voluntad de los bomberos, sus habilidades eran escasas y muchos edificios se tenían que acabar derribando para que el fuego se apagara. En los años siguientes se sucedieron diversos reglamentos hasta el año 1933 cuando el capitán general de Cataluña, Manuel de Llauder, recuperó la propuesta de constituir una sociedad de seguros de mutua contra incendios que finalmente se fundó en 1935 con el nombre de Sociedad de Seguros Mutuos contra Incendios y que fue conocida como La Mutua.
La Mutua tenía un carácter filantrópico y junto con el Ayuntamiento de Barcelona crearon la primera compañía de Bomberos de Barcelona. La compañía era formada por 30 albañiles o peones, 8 carpinteros y 2 cerrajeros a las órdenes de un comandante y 4 capataces. Disponía de un presupuesto de 1.000 libras catalanas al año, además de las mensualidades y de los jornales de cada incendio. El arquitecto Josep Mas y Vila fue el primer jefe.
En 1851, momento en que La Mutua tenía plena responsabilidad de la Compañía de Bomberos, el arquitecto Antoni Rovira y Trias fue nombrado jefe de bomberos. Rovira publica en 1856 el Manual para la extinción de incendios, un tratado donde teoriza sobre la mejor manera de organizar la gestión del servicio de bomberos según su propia experiencia y tomando como referencia la organización de las compañías de bomberos de Francia. En este tratado teórico sobre la gestión del servicio de bomberos, Rovira indica que la gestión puede ser municipal, militar o privada – tres modelos por los cuales la ciudad había pasado-, pero defiende la municipal. El Ayuntamiento recoge las insistentes peticiones y propuestas cívicas de reglamento del servicio de bomberos y en 1865 la Compañía de Bomberos se convierte en una entidad municipal con el fin de proteger la seguridad de los ciudadanos de Barcelona.
El ingreso el 1 de agosto de 1945 de 31 nuevos jóvenes bomberos en el cuerpo supuso un gran cambio en las actividades internas de Bomberos de Barcelona. Un grupo de esta promoción de bomberos fundó el 1 de octubre la Penya Borinot que centró su actividad en la organización de la biblioteca y en la promoción de campeonatos deportivos como la pelota basca, el ajedrez y el dominó.
En agosto de 1946 organizaron una fiesta en el patio del Cuartel Central de los bomberos para celebrar el primer aniversario de su incorporación en el cuerpo. La buena acogida de la fiesta los animó a crear la Agrupación Cultural y Deportiva del Cuerpo de Bomberos, que sería conocida com La Cultural.
El verano de 1947 La Cultural preparó una nueva fiesta con el nombre Festival Cultural, en ella invitaron a artistas y a una revista que actuaba con éxito en el Paral·lel. La convocatoria fue un éxito y más de 1.500 personas se concentraron en el patio del Cuartel Central.
Los Festivales de Verano, igual que la fiesta patronal, se van celebrando hasta la década de los 80.
En 1974 empezó la actividad del Laboratorio del Fuego en Bomberos de Barcelona, el único en el Estado Español. El laboratorio fue concebido como un centro de investigación y experimentación de sistemas de prevención,de extinción y de asesoramiento a industrias, a personas y a entidades. Allí podían hacerse pruebas de la resistencia del fuego de diferentes materiales y observar el comportamiento de los productos de extinción. El Laboratorio del Fuego estuvo activo hasta diciembre del año 2000.
La celebración de una nueva Exposición Internacional en Barcelona en el 1929 fue decisiva para dar un empujón a la modernización del cuerpo de bomberos. Aprovechando el presupuesto extraordinario, el Ayuntamiento adquirió una flota completa de 14 coches de la casa alemana Magirus.
El mantenimiento físico del cuerpo de bomberos fue considerado imprescindible para un cuerpo competente. En el reglamento de 1903 se incorporó un profesor y un auxiliar de gimnasia al mando del cuerpo.