El atentado del Hipercor de la Avenida Meridiana el 19 de junio de 1987 fue el siniestro más trágico de la década. Fue provocado por la organización terrorista ETA al dejar a primera hora de la tarde un coche bomba en el aparcamiento subterráneo del centro comercial. Era un momento de gran afluencia de público y el atentado provocó 15 muertos y 28 heridos grave. Los bomberos tuvieron muchas dificultades para realizar las tareas de rescate a causa de la gran cantidad de humo que llenaba el aparcamiento y que fue la causa de asfixia de muchas víctimas. Fue el atentado más grave que había sufrido Barcelona y supuso una verdadera conmoción ciudadana.
El Cuartel de la calle Lleida fue inaugurado en septiembre de 1928 con motivo de la Exposición Universal. Fue el primer cuartel de los Bomberos de Barcelona diseñado y edificado para este fin.
Durante varias décadas, su torre ha sido el símbolo de Bomberos de Barcelona y, por lo tanto, del cuidado de la ciudad y de su gente.
Estuvo en funcionamiento como Parque del Poble Sec hasta el año 2000 y albergó el Laboratorio de el Fuego. En 2017 el edificio de la calle Lleida se devuelve a la ciudadanía como sede del Espacio Bomberos-Parque de la Prevención.
La gran riada de Valencia, conocida como La Gran Riuà, fue la última inundación del río Turia en la ciudad de Valencia, ocurrida en octubre de 1957 cuando el río se desbordó a consecuencia de las fuertes lluvias.
La riada llegó a alcanzar más de tres metros en puntos del centro de Valencia y muchos edificios (incluso algunos históricos) quedaron afectados gravemente. También se saldó con muchas pérdidas humanas.
Efectivos de los Bomberos de Barcelona se desplazaron voluntariamente a Valencia para ayudar en las tareas de rescate.
El 7 de septiembre de 1976, el ascensor del monumento a Colón se desprendió y cayó al vacío. Por suerte, en aquel momento el ascensor estaba vacío, pero 13 persones se quedaron atrapadas en el mirador de Colón situado a 55 metros de altura.
La situación era grave, pues los Bomberos no disponían de medios mecánicos para llegar a esta altura, lo que supuso una prueba de ingenio para los Bomberos de Barcelona.
Los Bomberos decidieron hacer la ascensión por dentro del agujero de la caja del ascensor con la ayuda de una escalera de garfio que se sujetaría a las guías del ascensor que estaban separadas a una distancia de 4 metros cada una. Para bajar a las personas atrapadas, se instaló una plataforma a media altura del agujero del ascensor que disminuía la distancia y permitía utilizar el material de rescate. Los dos bomberos físicamente mejor preparados y grandes gimnastas fueron elegidos para hacer la peligrosa escalada. El ascenso fue complicado por la carencia de apoyos donde anclar la escalera y por la cantidad de grasa que se encontraba dentro del agujero del ascensor. Finalmente, un solo bombero acabó el ascenso a la plataforma y pudo subir los materiales de rescate y de avituallamiento para socorrer a las personas atrapadas y poder rescatarlas.
El ingreso el 1 de agosto de 1945 de 31 nuevos jóvenes bomberos en el cuerpo supuso un gran cambio en las actividades internas de Bomberos de Barcelona. Un grupo de esta promoción de bomberos fundó el 1 de octubre la Penya Borinot que centró su actividad en la organización de la biblioteca y en la promoción de campeonatos deportivos como la pelota basca, el ajedrez y el dominó.
En agosto de 1946 organizaron una fiesta en el patio del Cuartel Central de los bomberos para celebrar el primer aniversario de su incorporación en el cuerpo. La buena acogida de la fiesta los animó a crear la Agrupación Cultural y Deportiva del Cuerpo de Bomberos, que sería conocida com La Cultural.
El verano de 1947 La Cultural preparó una nueva fiesta con el nombre Festival Cultural, en ella invitaron a artistas y a una revista que actuaba con éxito en el Paral·lel. La convocatoria fue un éxito y más de 1.500 personas se concentraron en el patio del Cuartel Central.
Los Festivales de Verano, igual que la fiesta patronal, se van celebrando hasta la década de los 80.
El día de Navidad de 1962 una gran nevada cayó en Cataluña, afectando especialmente las comarcas del Vallès, del Maresme, del Barcelonès y del Baix Llobregat.
Esta nevada excepcional sorprendió a la ciudad de Barcelona que no estaba preparada para una situación parecida. La ciudad no disponía de quitanieves y se tuvo que pedir a Andorra. Los ciudadanos tampoco disponían de cadenas de coche para circular.
Durante aquellos días los Bomberos de Barcelona tuvieron que realizar muchos servicios muy poco habituales – como el caso de acompañar una mujer parturienta que se encontraba aislada por la nieve al hospital.
En los talleres de los cuarteles los bomberos empezaron a producir cadenas para facilitar la movilidad de la población.
El servicio sanitario de Bomberos de Barcelona fue pionero en toda España, fue el primer servicio sanitario extrahospitalario. Desde el inicio del cuerpo de bomberos, el propio bombero hacía el rescate y los primeros auxilios. A partir del 1929, al profesionalizarse el cuerpo de bomberos, se dieron cuenta que necesitaban un servicio sanitario para socorrer a las víctimas y a los compañeros que sufrían lesiones durante las intervenciones. Durante aquella época los bomberos hacían cursos de primeros auxilios y durante los años 50 y 60 empezaron a formarse como sanitarios. A partir de aquel momento se incorporaron ambulancias medicalizadas a la flota de automóviles.
En el año 1979 se incorporaron diplomados en enfermería y técnicos medios sanitarios (TMS) a Bomberos de Barcelona, y no es hasta el 1986, en una nueva convocatoria para TMS, que se incorporan las primeras mujeres al Cuerpo de Bomberos.
La tarea sanitaria es la gran desconocida de los bomberos. Los TMS, como los otros bomberos, intervienen en las actuaciones. Hacen los rescates en situaciones difíciles y siempre que hay una persona accidentada, los TMS tienen que entrar e intervenir para atender a los heridos, hacer las curas necesarias y estabilizarlos hasta que pueden salir al exterior y ser trasladados a un hospital.
A principios del siglo XIX, Barcelona no disponía de un servicio profesional de bomberos. En otras ciudades los fuegos eran sofocados por albañiles, cerrajeros, carpinteros y voluntarios dirigidos por el regidor de obras. La carencia de un equipo preparado suponía que solo los pequeños incendios se pudieran sofocar sin muchas pérdidas mientras que la mayoría de incendios se acababan apagando por el derrumbe que el fuego provocaba en el edificio.
El año 1926 se aprobó un reglamento municipal para pagar unos pequeños sueldos, jornales y gratificaciones, y equipar con unos mínimos una compañía de bomberos de 25 hombres dirigida por el maestro de obras municipal. A pesar de la buena voluntad de los bomberos, sus habilidades eran escasas y muchos edificios se tenían que acabar derribando para que el fuego se apagara. En los años siguientes se sucedieron diversos reglamentos hasta el año 1933 cuando el capitán general de Cataluña, Manuel de Llauder, recuperó la propuesta de constituir una sociedad de seguros de mutua contra incendios que finalmente se fundó en 1935 con el nombre de Sociedad de Seguros Mutuos contra Incendios y que fue conocida como La Mutua.
La Mutua tenía un carácter filantrópico y junto con el Ayuntamiento de Barcelona crearon la primera compañía de Bomberos de Barcelona. La compañía era formada por 30 albañiles o peones, 8 carpinteros y 2 cerrajeros a las órdenes de un comandante y 4 capataces. Disponía de un presupuesto de 1.000 libras catalanas al año, además de las mensualidades y de los jornales de cada incendio. El arquitecto Josep Mas y Vila fue el primer jefe.
En 1851, momento en que La Mutua tenía plena responsabilidad de la Compañía de Bomberos, el arquitecto Antoni Rovira y Trias fue nombrado jefe de bomberos. Rovira publica en 1856 el Manual para la extinción de incendios, un tratado donde teoriza sobre la mejor manera de organizar la gestión del servicio de bomberos según su propia experiencia y tomando como referencia la organización de las compañías de bomberos de Francia. En este tratado teórico sobre la gestión del servicio de bomberos, Rovira indica que la gestión puede ser municipal, militar o privada – tres modelos por los cuales la ciudad había pasado-, pero defiende la municipal. El Ayuntamiento recoge las insistentes peticiones y propuestas cívicas de reglamento del servicio de bomberos y en 1865 la Compañía de Bomberos se convierte en una entidad municipal con el fin de proteger la seguridad de los ciudadanos de Barcelona.
El racor es la pieza metálica indispensable que permite hacer las conexiones entre las mangueras de los bomberos y las bocas hidráulicas.
El Racor Barcelona es el modelo de racor utilizado por los Bomberos de Barcelona desde sus inicios. Fue diseñada y producida en una forja de Sabadell y tenía la particularidad de contar con dos piezas simétricas que encajaban a través de tres patas.
En el año 1969 hubo un gran incendio en la refinería de Escombreras (Cartagena) donde varios efectivos de toda España se desplazaron. Como no existía en España un modelo estándar de racor se dieron cuenta que no todos los cuerpos de bomberos tenían un modelo compatible con el estándar americano que utilizaba la refinería. Los bomberos de Barcelona soldaron sus racors a las salidas de agua de la refinería para poder utilizar las bocas. A partir de aquella acertada actuación, el Racor Barcelona fue escogido como estándar a nivel español.