La consecuencia del urbanismo especulativo del franquismo fue un déficit de equipamientos y servicios públicos que era palpable en toda la ciudad, pero con más intensidad en los barrios periféricos y de nueva construcción. En los años sesenta y setenta, la falta de escuelas, de ambulatorios, de zonas deportivas y recreativas y un largo etcétera era proverbial en Nou Barris, ya que la prioridad de la administración municipal franquista no era, en absoluto, aumentar el bienestar de la población.

La toma de conciencia de los ciudadanos ante estas carencias desembocó en el nacimiento, en 1970, de la Asociación de Vecinos de Nou Barris, una entidad pionera en la lucha contra los planes parciales y por la mejora de las condiciones de vida y las libertades democráticas. Este nombre, lleno de ecos de lucha y conciencia ciudadana, se adoptó como nombre del distrito cuando en 1984 se hizo la actual división territorial. A continuación, imágenes de la hoja informativa de la asociación.

Durante los primeros años de la década de los setenta, en cada barrio surgieron asociaciones de vecinos que acogieron a luchadores de toda clase: vecinos concienciados, cristianos comprometidos, combatientes antifranquistas y miembros de partidos políticos entonces ilegales. Todos juntos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, organizaron asambleas, manifestaciones y todo tipo de actividades que evidenciaban las insuficiencias  a  mejorar y las libertades pendientes de alcanzar. Estas asociaciones y entidades también mantuvieron viva la cultura y un espíritu lúdico y festivo que fomentaba la cohesión social en los barrios (fotos).