El barrio de Torre Baró ocupa el lugar donde antiguamente se situaban dos torres construidas por la familia Pinós —durante los siglos XVI y XVIII—. A principios del siglo XX empezó la construcción de casas modestas en una de las vertientes que baja de la colina de Roquetes, con fuertes desniveles. De hecho, los recién llegados se construyeron sus propias casas. El aumento incesante de población alcanzó su punto culminante en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, con la gran oleada de inmigración obrera que llegó a la ciudad.

A pesar de la presión demográfica que sufría la ciudad, las fuertes pendientes del barrio evitaron la masificación. Por eso, durante muchos años, el barrio careció de redes de comunicación y de equipamiento urbano en general. Las actuaciones de las administraciones han mejorado la red de comunicaciones, sobre todo a partir de la avenida de Vallbona, que lo une con el resto de barrios del distrito, y de transportes, con la presencia de autobuses y del metro.

Hoy, el barrio se nos presenta como un espacio con fuertes pendientes, calles sinuosas que se adaptan al relieve y casas humildes autoconstruidas que sobreviven al paso del tiempo.