CRISTIANISMO | Repercusión de la Reforma en las artes

Por desgracia han tenido que pasar quinientos años para que las propuestas de la Reforma protestante del siglo XVI, de la cual Lutero fue una voz profética, hayan sido reconocidas no como heréticas, sino como conclusiones de una búsqueda espiritual del mensaje cristiano basado en las Sagradas Escrituras. Lutero y otros reformadores anteriores y posteriores a él trabajaron para conseguir una Iglesia más auténtica, menos mundana, más evangélica. Por este motivo, la Reforma fue literalmente una “re-forma”, un volver a dar forma a una Iglesia que se había desvirtuado a causa de la degradación moral y espiritual que se vivía, por la degeneración mercantil que se había hecho de los sacramentos y, especialmente, por la venta de indulgencias.

Este proceso llevó a cuestionar los emperadores, los imperios y las jerarquías eclesiásticas en un momento en el que muchos cristianos reclamaban un retorno al orden, de modo que discretamente se pasó de una iglesia jerárquica a una iglesia espiritual, de una iglesia sacramental a una iglesia que vive en la fe y para la fe.

La coincidencia en el tiempo de grandes cambios, como el descubrimiento de América, los viajes guiados con brújula, el nacimiento de las ciudades modernas, el intercambio de mercancías y de ideologías, la aparición de los planteamientos reformados y el impulso que el humanismo estaba dando a la sociedad produjo una sacudida a la Edad Media que incidió en la cultura de toda Europa. Pero indiscutiblemente encontramos dos hechos que aunados determinaron la expansión de la Reforma en todo el continente: la aparición de la imprenta y la traducción de la Biblia a las lenguas vulgares. Aunque era un procedimiento muy artesanal y lento, en aquellos años el invento de Gutenberg permitió producir miles de ejemplares de la Biblia que fueron leídos en las familias, en la escuela, en la universidad y en la iglesia, lo cual propició una vida de devoción. Aun así, lo más relevante es que el cultivo de la lengua propia y la introducción de la imprenta en todos los ámbitos de la sociedad contribuyeron a la alfabetización de toda Europa, con lo cual se dio a los ciudadanos la opción de tener pensamiento propio. Por lo tanto, creer no era un tema sacramental, sino una aceptación libre y voluntaria de la fe.

No obstante, la convulsión que supuso la Reforma fue más allá del terreno espiritual porque también repercutió en los ámbitos intelectual y artístico, ya que no solo fueron los teólogos los que hicieron suyas las ideas proclamadas por este movimiento religioso, sino que también lo hicieron músicos, pintores y escritores, que las reflejaron en sus creaciones.

En estos tres ámbitos la aportación del espíritu reformado está muy patente, aunque quizás sea en la música (que Lutero consideraba tan importante como la teología) donde eso se haga más evidente. La profunda sensibilidad y espiritualidad que aportó el compromiso con la fe comportó que los compositores quisieran expresar el más profundo de los sentimientos a través de la música, lo que hicieron Bach, particularmente con sus pasiones y cantatas; Händel, con los oratorios y el universal Aleluya; Telemann, poniendo las bases del canto comunitario protestante; Mendelssohn, que elevó las canciones populares a himnos de alabanza, o Brahms, con sus réquiems y las composiciones centradas en libros de la Biblia, como los Salmos o el Apocalipsis.

Y estos son solo algunos de los compositores que contribuyeron a ir más allá del canto gregoriano y a crear una himnología nueva que incorporaba las músicas y la lengua del pueblo, lo cual enriqueció la participación en el culto y aportó un nuevo espíritu a la música popular, y fundamentó una expansión que, al llegar a América, favoreció la aparición del góspel que, en su cruce con la música afroamericana, no solo incidió en la Iglesia, sino en la cultura universal.

Encontramos repercusiones similares en el campo de las artes plásticas. Cambiaron la imaginería del arte religioso figuras como Dürer; Cranach el Viejo, el retratista de los reformadores; Holbein, y muy especialmente, por el dramatismo y la fuerza de su obra, Rembrandt y Mathias Grünewald. Todos ellos personalidades indiscutibles que, posteriormente, ejercieron una influencia en los pintores expresionistas o en los artistas modernos de la escuela de Londres.

Por lo que respecta al mundo de las letras, con el abandono del latín y la resultante prosperidad de las lenguas propias de cada país, se vivió un renacimiento intelectual protagonizado, entre otros, por los germanos Herder, Goethe y Schelling y por los erasmistas y los iluminados españoles que fueron perseguidos por la Inquisición, es decir, figuras como santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, fray Luis de León, el cardenal Cisneros o los traductores de la Biblia al castellano: Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera.

La repercusión de la Reforma en las artes, sin embargo, no acabó con ella porque, aunque las diferentes expresiones artísticas han seguido su proceso de actualización y modernización, es indudable que el espíritu de la Reforma ha contribuido a proporcionar más cotas de libertad y autenticidad a la creación artística.

 

Daniel Giralt-Miracle

Historiador del arte y periodista