ISLAM | La espiritualidad sonora de la comunidad Gnawa
La comunidad Gnawa es originaria de las regiones subsaharianas, descendiente de personas que fueron esclavizadas y trasladadas a lo largo de siglos por gobernantes árabes y bereberes en Marruecos y en todo el Magreb. Hoy en día esta comunidad cruza fronteras y tiene presencia en ciudades europeas como París, Bruselas o la propia Barcelona, donde se ha convertido en un puente entre culturas.
Las Gnawa son cofradías o turuqs sufíes, que practican un islam místico en el que la música y la danza tienen un papel central. La música, que conjuga sonidos clásicos del islam y otros populares preislámicos, resulta muy rítmica y desempeña un rol vehiculante primordial. Esta expresión artística y espiritual, reconocida en el 2019 como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO, combina poesía ritual, música tradicional y movimiento en ceremonias de gran intensidad espiritual y simbólica.
Su patrimonio bien conservado combina la poesía ritual con la música tradicional y el baile. La práctica musical y coréutica Gnawa está profundamente ligada a la espiritualidad. Un elemento clave de la tradición Gnawa es el ritual de Lila o Derdeba, celebración de carácter religioso y espiritual, que puede llegar a durar una o varias noches, para la oración, la curación y el encuentro comunitario con el mundo espiritual. De hecho, lila se traduce literalmente como ‘noche.’
El ritual se desarrolla en siete etapas, cada una de las cuales se asocia a un color y a un repertorio propio, y lo conduce un gnawa maalem (maestro) con su voz y el guembri, un laúd bajo de tres cuerdas cubierto de piel, considerado el instrumento melódico esencial del grupo. Le acompañan los koyo, percusionistas y coristas que hacen sonar las karkabas —castañuelas metálicas— y el tbel, un tambor que anuncia el inicio de la ceremonia. El público, a menudo integrado en la celebración, acompaña con palmas y cantos.
La voz y los cantos Gnawa se interpretan en alternancia responsorial entre solista y coro, evocan y alaban figuras santas, espíritus protectores y alabanzas a Alá y al profeta Muhammad. Las personas fieles y asistentes participan con palmas, con cantos y con exclamaciones de devoción (“¡saha!”) que manifiestan gratitud y fervor religioso.
Si la música es rítmica, los bailes también. Las personas participantes suelen mover la cabeza en círculos, movimiento que se contagia al resto del cuerpo. Entonces dan vueltas sobre sí mismas, a la manera de los derviches, a la vez que se agachan y siguen girando. De esta manera pueden llegar a entrar en tránsito.
Hoy en día la música Gnawa representa mucho más que una manifestación cultural: es un canal de diálogo cultural y espiritualidad viva y una expresión de pluralidad en la Barcelona diversa, rica y dinámica.