ISLAM | La fiesta del sacrificio (‘îd al-adha)

LA FIESTA DEL SACRIFICIO

La fiesta del sacrificio (îd al-adha) también es conocida, por las personas musulmanas, como la gran fiesta (îd al-kabîr) o takaski (por los musulmanes del noroeste de África) y, por las personas no-musulmanas, como la fiesta del cordero.

El calendario lunar islámico sólo tiene dos festividades: la fiesta que celebra la ruptura del ayuno de Ramadán (îd al-fitr) y la fiesta del sacrificio. Según la jurisprudencia islámica, cada una de ellas dura tres días, esto también da tiempo a las personas musulmanas a visitarse mutuamente y compartir el gozo en comunidad. La festividad islámica ('îd) es vista como una expresión de renovación y renacimiento (i'âda), ideas que comparten la misma etimología en árabe.

El rito que configura la fiesta del sacrificio consiste en un baño ritual completo (gusl), una pequeña oración con sermón comunitario por la mañana, a poder ser mejor al aire libre, seguida opcionalmente (sunna) por el sacrificio de un cordero llevado a cabo por el cabeza de familia. El sacrificio del cordero hace memoria a la fidelidad y sacrificio que el profeta Abraham (Ibrâhîm por los musulmanes) hizo de su hijo.

La fiesta del sacrificio se celebra el décimo día del mes de dû-l-hijja y conmemora el final de la peregrinación a La Meca (hajj). De este modo, el rito llevado a cabo por los peregrinos y peregrinas en La Meca es compartido y extendido al mismo tiempo por todas las personas musulmanas de todo el mundo.

 

¿QUÉ ES EL HAJJ?

La peregrinación a la Meca (hajj) es el quinto pilar del islam. Se trata de un rito obligatorio para todo musulmán que disponga de salud mental y física, tiempo y poder adquisitivo suficientes para poder llevarlo a cabo. Sólo es obligatorio hacerlo una vez en la vida y puede delegarse. El período para realizar el hajj no es arbitrario, se realizará durante los diez primeros días del mes de dû-l-hijja, último mes del año lunar islámico.

El rito del hajj tiene orígenes preislámicos. Según los musulmanes, fue el profeta Ibrâhîm, ayudado por su hijo Ismâ҅îl, quien construyó la Ka῾ba, edificio dedicado a la adoración única de Dios (Allâh) y excluido de toda idolatría. Los ritos de la peregrinación (manâsik al-hajj) se instituyen por orden divina y siempre están vinculados a la Casa de Dios (Baytu Allâh), como se refiere al Corán (II, 125-128).

Con el tiempo, se dice que el monoteísmo abrahámico se menospreció y las costumbres idólatras acabaron profanando el templo de la Ka῾ba. La venida del profeta Muhammad (n. 570 d. C.) supone, para las personas de fe musulmana, la restauración de este monoteísmo abrahámico y el reconocimiento del sometimiento primordial a la voluntad de Dios (islâm).

Dentro de la vida del Profeta, el episodio clave en la renovación del templo de la Ka῾ba tiene lugar en el año 629 d. C. con la conquista de La Meca. La comunidad musulmana, que había sido expulsada de La Meca y se había refugiado en la ciudad de Medina, recupera sus fuerzas, establece nuevas alianzas con la población medinesa (ansâr) y regresa a La Meca para conquistarla sin hacer uso de la violencia. Una vez recuperan el control de la ciudad, el Profeta entró dentro de la Ka῾ba y destrozó a todos los ídolos que los politeístas habían ido acumulando en el interior. Poco después los musulmanes ya podían recuperar los ritos anuales de la peregrinación esta vez completamente islamizada.

 

LA COMUNIDAD MUSULMANA EN BARCELONA

En Barcelona conviven numerosas comunidades musulmanas de orígenes culturales diversos, tanto autóctonas como provenientes de Oriente Próximo, el norte de África, Pakistán, Bangladesh o África subsahariana, entre otros. Se organizan, desde los últimos años setenta, alrededor de centros de culto donde llevan a cabo la práctica y la formación religiosa.

 

***Copyright de la imagen: Aiman Titi