LA ENTREVISTA | Lurdes Casanovas: “En las comunidades de base, las mujeres están muy presentes. Pero también es necesario que lo estén en la toma de decisiones” (CRISTIANISMO CATÓLICO)
Con ella conversamos sobre temas como el papel de la mujer en la institución eclesial, el sínodo de las mujeres, el sínodo de los obispos o las mujeres teólogas
Lurdes Casanovas es maestra y logopeda en el equipo de orientación de un centro educativo, le gusta la música, caminar por la montaña, hacer deporte, hacer contemplación, leer, conversar y aprender. Con el tiempo se ha dado cuenta de que “menos es más” y que lo más importante es disfrutar de las pequeñas cosas. Actualmente, es miembro de Dones Creients Alcem la Veu, entidad que pide que la Iglesia católica tenga en cuenta a las mujeres para participar, decidir, opinar y liderar.
¿Nos podrías comentar cuál ha sido tu trayectoria personal dentro de la Iglesia católica?
Vengo de familia creyente, participaba en grupos de parroquias de Badalona, y a los 18 años participé en unos grupos de catecumenado que se hacían en el Casal Loiola de Barcelona. En el primer curso se trataba la figura de Jesucristo, y en el proceso de las sesiones vi que era el camino que quería seguir. He sido monitora del centro de recreo de una parroquia, he participado en asociaciones que trabajan por el tercer mundo y empecé a formar parte de las Comunidades de Vida Cristiana (CVX)[1] y sigo participando en ellas.
A la vez, en agosto del 2003 se celebró en Barcelona el II Sínodo Europeo de Mujeres y, con unas amigas, participamos en él. Allí conocí al Colectivo de Mujeres en la Iglesia, que ya hacía años que se abría camino. Nos interesó mucho y decidimos constituirnos como grupo con el nombre Skamot Magdala. Hacíamos teología feminista, leyendo y trabajando a diferentes teólogas, y llegamos a participar en algún encuentro de la Asociación Europea de Mujeres por la Investigación Teológica (ESWTR). Y ya fue en el 2019 cuando personas de diferentes movimientos católicos y sensibles al tema feminista nos empezamos a encontrar para crear un grupo y reivindicar de manera pública cambios dentro de la Iglesia. Participo en el ámbito local con Alcem la Veu (me encargo del primer recibimiento de las personas interesadas) y a la vez, en el ámbito estatal, con las CVX. Todas estamos trabajando y buscando la manera de participar en este cambio de la Iglesia que queremos.
¿Qué es Alcem la Veu? ¿Qué actos se hacen desde la entidad?
Alcem la Veu es un movimiento que une a personas, principalmente mujeres, procedentes de diferentes movimientos, como el Colectivo de Mujeres en la Iglesia, Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC o GOAC), Acción Católica Obrera (ACO), Movimiento de Profesionales Católicos, Vedrunas, Adoratrius, las CVX, entre otros. En el 2019 todas estas personas se fueron agrupando y se constituyó Alcem la Veu. Nos encontramos para hacer acciones conjuntas de denuncia de la situación de la mujer en la Iglesia católica. Nuestro manifiesto lo han firmado unas 1.300 personas.
Las acciones se llevan a cabo con dos objetivos. El primero sería visibilizar el potencial, la creatividad, el compromiso y la conciencia de las mujeres creyentes, tanto en la sociedad como en los diferentes espacios dentro de la Iglesia. Denunciar el no reconocimiento de la igualdad con los varones, lo que supone no tener acceso a las mesas donde se toman las decisiones, no tener acceso al diaconato, a la ordenación, a lo que cada una se sienta llamada. Por lo tanto, el primer paso tendría que ser compartir las mesas de decisión, para poder decir, junto a los varones, la Iglesia que queremos o que querríamos. De todos modos, mientras tanto, los pasos que realmente serían señales de cambio son la presencia de las mujeres en la formación del clericato, no solo con una asignatura en las facultades de los seminaristas; el protagonismo real de las mujeres en las parroquias, que tendrían que ser más democráticas, y no que el rector sea quien tenga la última palabra; que se vaya explicando en las homilías, que unos y unas y otros y otras puedan participar, prepararnos para ver a mujeres en el altar como ya pasa en las iglesias protestantes, o en otras confesiones. El segundo objetivo es expresar públicamente la Iglesia que queremos. Eso se canaliza a través de tres acciones que se hacen cada año: una concentración de todas nosotras en la plaza de la Catedral de Barcelona, el domingo antes del 8 de marzo; también nos hacemos visibles en la manifestación del 8 de marzo como mujeres creyentes, y el 25 de noviembre (Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres) hacemos una plegaria y nos manifestamos para denunciar los abusos y la violencia contra las mujeres dentro y fuera de la Iglesia. De momento las acciones se hacen en Barcelona, con la participación de hombres y mujeres, y este año también en las islas Baleares, y esperamos que muy pronto otros lugares de Cataluña se animen a hacerlo.
¿Qué relaciones tiene Alcem la Veu con otras entidades vinculadas con la misma temática?
Alcem la Veu se encuentra en el territorio catalán. Aunque la concentración se hace en Barcelona, nos hemos movido por todo el territorio y este año también se ha hecho en las islas Baleares. En el ámbito español tenemos relación con Revuelta de Mujeres en la Iglesia en diferentes ciudades. En el ámbito europeo estamos vinculadas con el Catholic Women Council (CWC). Todas seguimos abriendo camino y haciendo propuestas en diferentes temáticas.
¿Cuáles han sido tus inquietudes y preocupaciones con relación a la mujer en la Iglesia católica?
Veo que el mundo cambia, que somos personas, tengamos la definición de género que tengamos, que somos iguales, que se lucha por una sociedad más igualitaria, en las familias, en los entornos laborales, en la sociedad en general, y es algo que también nos corresponde como Iglesia, y no nos implicamos en ello. Yo hace muchos años que digo: “Tengo un carné”, participo en algo por el haber nacido donde he nacido, soy de la Iglesia católica y se trata de una institución totalmente machista y patriarcal, y pienso que las nuevas generaciones algún día nos preguntarán: “Y vosotras, ¿qué hicisteis?”. Y mi implicación y mi intención son aportar mi granito de arena por si alguna reflexión, algún resquicio, alguna cosa se pudiera mover para hacerlo posible.
SÍNODO DE LAS MUJERES
En octubre del 2022 se presentaron las conclusiones del sínodo de las mujeres en la Iglesia católica. ¿Ha sido el primer sínodo de mujeres? ¿Puedes explicar cómo se ha organizado y en qué ha consistido?
Este ha sido un sínodo con mujeres de todo el mundo, con participación de todos los continentes. Fue convocado por el Catholic Women Council (CWC) y acabó en octubre del año pasado en Roma. Y Alcem la Veu ha participado intensamente, junto con Revuelta de Mujeres en la Iglesia de otras ciudades del Estado. En total ahora ya somos 21 ciudades de España que han participado, y también muchos grupos y entidades, donde hemos hecho llegar nuestras voces.
En este proceso las mujeres de todo el mundo hemos elaborado materiales, se han hecho talleres, grupos de trabajo y encuentros para compartir experiencias con todas las mujeres que están interesadas en trabajar y alcanzar el pleno reconocimiento de su dignidad e igualdad en la comunidad eclesial.
El lema elegido para el sínodo de las mujeres fue “Nosotras somos el cambio. Ven a construirlo”.
¿Qué temas se han planteado y cuáles han sido las conclusiones?
Los ejes que se han tratado en este sínodo han sido la situación de las mujeres en la Iglesia; poder, participación y representación; transparencia y rendición de cuentas; vida sacramental; y resistencia y esperanza. Se ha reflexionado e intercambiado experiencias acerca de estos temas. Y la metodología de trabajo se ha basado en ver, juzgar y actuar, con perspectiva de género.
Las conclusiones más importantes que se han sacado de este sínodo han sido, en primer lugar, la necesidad de recuperar la comunidad de Jesús de Nazaret, que contradice el funcionamiento actual de la Iglesia, lo que comporta fortalecer la responsabilidad de todos sus miembros, hombres y mujeres, laicos y presbíteros. En segundo lugar, dar prioridad al Evangelio, iluminado por los estudios actuales de las Escrituras, para que podamos vivir tal como Jesús vivió y enseñó, que sea un mensaje liberador. En tercer lugar, reconocer que la Iglesia no es solo el clericato, sino todas y todos los bautizados, y siguiendo la verdadera libertad, como la de Cristo, basada en la verdad, que no implica encontrarnos aferradas a las tradiciones, a las estructuras culturales, que son históricas, no esenciales, y son doctrinas hechas por el hombre y que pertenecen a épocas pasadas. Es decir, significa ser libres para vivir vidas autodeterminadas.
Las conclusiones fueron entregadas al papa, ¿cuál ha sido la recepción?
Las reflexiones y propuestas generadas en este proceso han sido entregadas, en el mes de octubre del 2022, al papa Francisco en Roma, y también se han entregado a las diversas diócesis y obispados. Hemos tenido respuesta de que las han recibido y ahora habrá que seguir dando pasos; se tiene que seguir avanzando.
¿Qué puede significar este sínodo a partir de ahora, a medio y largo plazo?
De momento significa que mujeres de todo el mundo nos hemos oído, nos hemos escuchado, hemos creado red y estamos seguras de seguir en este camino, y que tenemos que seguir trabajando. Y, además, ofrecer una puerta abierta para que muchas más se apunten. Nos estamos organizando, estamos hablando y estamos reflexionando y lo hacemos llegar. En un futuro eso ha sido un primer paso, pero esperamos que se haga eco y vaya abriendo puertas. Creo que es algo potente que hasta ahora no se había hecho.
MUJERES TEÓLOGAS
¿Qué papel han tenido las mujeres teólogas católicas en el sínodo de las mujeres?
Las mujeres teólogas han participado activamente, nos han acompañado, apoyando, animando y formando. Por ejemplo, la Asociación de Teólogas de España (ATE), asociaciones de teólogas como la mexicana Tras las Huellas de Sofía o asociaciones sudafricanas y asiáticas, entre muchas otras.
Las mujeres teólogas católicas están teniendo una voz más visible, se están haciendo más presentes. En general, ¿qué papel están teniendo y qué temas están trabajando?
Muchas son optimistas y se ven capaces de modificar los sistemas simbólicos, morales, teológicos, litúrgicos, y sostienen que para hacerlo hay que reformular cómo se verbaliza Dios y la experiencia religiosa. También defienden que hay que asumir la igualdad. Aunque no todas son del mismo patrón, algunas consideran que hay que renovar la Iglesia desde dentro. No tiene ningún sentido hacerlo desde fuera. Otras proponen una renovación desde los márgenes. Algunas creen que hasta que no se lean los textos fundacionales de manera diferente no cambiará nada. Hay que hacer una relectura de esos textos. Aparte de las teóricas, hay grupos que, desde la experiencia, quieren vivir sin contradicciones el hecho de ser mujeres y ser creyentes. Y hay que decir que no es necesario que este tema sea exclusivamente de mujeres.
¿Cuáles son, según tu opinión, las mujeres teólogas referentes en el ámbito internacional, latinoamericano, español y catalán?
Hay muchas teólogas que hay que ir conociendo y oyendo nombrar, porque a veces son poco conocidas. Elizabeth Johnson (británica), Elisabeth Schüssler Fiorenza (rumana) o Ivon Guevara (brasileña). De nuestro territorio, yo nombraría a Carmen Bernabé, Mercedes Navarro, Teresa Forcades, María José Arana y Adelaide Baracco, que están a punto de sacar un libro sobre la ordenación de las mujeres, y también Pepa Torres, que es muy activista. También quiero dejar constancia de las teólogas italianas y todas las teólogas de todo el mundo autoras de la colección de veinte libros sobre el tema de La Biblia de las mujeres, que está escrito en cuatro lenguas.
SÍNODO DE LOS OBISPOS
Recientemente, el papa ha abierto un proceso sinodal, que se cerrará en octubre del 2024, en el que se está preguntando a todas y todos los miembros de la Iglesia católica cuáles son las cuestiones o los temas que les preocupan más. ¿Cómo ves este sínodo de los obispos? ¿Qué valoración haces?
Es muy importante el proceso sinodal que ha empezado Francisco, porque hace participar a todo el mundo en un sínodo y eso es inédito, es un cambio de paradigma. El sínodo no son solo unos obispos encerrados en Roma, sino la voz de personas, mujeres y hombres de todo el mundo, que opinan sobre el presente y el futuro de la Iglesia. Una Iglesia que es una asamblea, y esa idea de comunidad que avanza conjuntamente, donde nadie es más que nadie, es la que recupera el papa Francisco. Es una asamblea de iguales. El volumen de trabajo es tan amplio que incluso faltará tiempo para poder analizarlo, concretar y poner en marcha, teniendo en cuenta que en el sínodo de los obispos no se recorten o desprecien algunas de las aportaciones. Es muy importante el esfuerzo que se ha hecho a escala mundial por aglutinar estas aportaciones.
¿Cuáles crees que serán los resultados de este sínodo?
Nadie sabe qué resultados tendrá. Él ha abierto un camino y a ver adónde nos lleva. Tiene detractores, porque muchos obispos y curas no se lo acaban de creer, pero hay muchos que sí se lo creen. Sobre todo la participación del laicado ha sido muy importante. A corto plazo quizás veremos pequeños detalles, a largo plazo ya veremos. ¡Yo soy optimista!
En la fase diocesana, en Barcelona, se recogieron temas como el mayor protagonismo del papel de la mujer, así como el del sacerdocio de la mujer, entre otros. ¿Crees que estos temas llegarán a la fase final después de todos los procesos?
Cuanto más lejos están las decisiones finales, más difícil es que lleguen las reflexiones del laicado. En el proceso de la diócesis de Barcelona salieron temas muy rompedores, pero en el resumen de la Conferencia Episcopal Española ya quedaban más diluidos. De todos modos, el tema de las mujeres sale tanto por todas partes que es imposible que no lo tengan en cuenta, esperemos. Seguramente menos de lo que querríamos, pero de algún modo se avanzará. No hacerlo sería despreciar la voz de muchas mujeres y hombres. Sería una tomadura de pelo. Creo que algo se ganará.
¿Qué medidas crees que deberían emprenderse para ofrecer un papel más protagonista a la mujer dentro de la Iglesia católica?
Primero hacer un grupo de estudio con mujeres, donde la mayoría puedan ser mujeres, quizás con hombres, laicos y religiosos, y estudiar los pasos, no hacer las cosas deprisa y corriendo. Sería un grupo postsinodal donde habría un peso importante de mujeres. Después de veinte siglos las podemos ir haciendo poco a poco.
LAS Y LOS JÓVENES Y LA RELIGIÓN
¿Cómo ves a la juventud con relación a la religión?
Parte de la juventud se ha alejado de la Iglesia como institución. De lo que es la espiritualidad o la búsqueda espiritual tienen necesidad y lo buscan. Sin embargo, en Alcem la Veu tenemos chicas jóvenes, y, por las que todavía están, es bueno que hagamos estas propuestas y que movamos cielo y tierra para que las cosas cambien también en la Iglesia.
¿Qué papel están teniendo las mujeres jóvenes dentro de la Iglesia católica? ¿Cuáles son sus preocupaciones?
En Alcem la Veu tenemos chicas jóvenes que participan y quieren provocar el cambio. Quieren estar en la Iglesia, pero no como es ahora, sino que hay que adaptarse a los tiempos que están cambiando. Quieren una Iglesia más abierta y en la que haya espacio para todo el mundo, para todas las diversidades.
En general, muchas de las mujeres católicas creyentes se han alejado de la institución porque se les han puesto obstáculos y no ha habido cambios.
LA IGLESIA CATÓLICA HOY
En general, ¿cómo ves el encaje de la Iglesia católica en la sociedad contemporánea?
Actualmente está bastante desprestigiada, aunque hay mensajes muy contradictorios, lo que significa que no todo el mundo piensa del mismo modo. Yo pienso que debería ir por lo que le corresponde por definición, una voz profética, liberadora, donde todo el mundo tenga cabida con voz y voto, y que no sea una organización tan rígida y estratificada. Haría falta que fuera más asamblearia y menos jerárquica, con más participación de todos y todas.
[1] Es una asociación internacional de mujeres y hombres, adultos y jóvenes, de todas las condiciones sociales, con espiritualidad ignaciana, que quieren seguir más de cerca a Jesucristo y trabajar con él en la construcción del reino a través de su vocación.