La plaza de la Abad Oliba nuevo espacio en el nomenclátor del distrito

02/05/2024 - 13:31

Desde el pasado 26 de abril la antigua rotonda de Bellesguard ha sido sustituida por la plaza del Abad Oliba.

Este cambio ha sido motivado por la misma Universidad Abad Oliba CEU y aprobado por el Pleno del Consejo de Distrito de Sarrià –Sant Gervasi y la Ponencia del Nomenclátor.

El Abad Oliba nació en Besalú (o Cornellà de Conflent) el año 971 d.C, y murió en Sant Miquel de Cuixà, el Conflent, el 30 de octubre de 1046. Fue un abad benedictino, conde de Berga y Ripoll (998-1002), obispo de Vic (1018-1046) y abad de Santa Maria de Ripoll y Sant Miquel de Cuixà (1008-1046). Además, fundó el Monasterio de Montserrat y restauró las ciudades de Manresa y Cardona.

Fue una de las figuras con más influencia y relevancia de su tiempo en la gestación de la cultura catalana, impulsor del arte románico y de la Pau i Treva de Dios.

El año 1002, a los 31 años, ingresó en la orden benedictina en el monasterio de Ripoll. El año 1008 fue escoger abad. Fue renovador del espíritu monástico en los monasterios de Canigó (1009), la Portella (1018) y Sant Feliu de Guíxols (1045), y fundó el Monasterio de Montserrat (1023).

Su actividad constructora se extensa y se manifiesta en numerosas iglesias que consagró personalmente; algunas hoy nos han llegado con total integridad gracias a su valor patrimonial.

Destacó también por su talante pacífico, procurando la concordia de los bandos opuestos en la lucha de nobles y caballeros del país y en las divergencias entre miembros de la familia condal. Su acción pacificadora se concretó en el establecimiento de la tregua de Dios, más conocido como el tratado de “Pau i Treva”, que prohibía la acción violenta, al menos dentro de los espacios de culto, y este legado se extendió a Europa.

En 1018, por interés de la condesa Ermessenda de Barcelona, de la cual fue consejero y amigo de la cual, fue nombrado Obispo de Vic (1018), y su acción de gobierno se repartió entonces entre la diócesis de Vic y sus monasterios. Fiel a la casa condal de Barcelona, Oliba fue un luchador y uno adelantado en su época, y siempre con la carta pacífica de la no-violencia, supo extender valores catalanes y universales que hoy siguen vigentes.