Tal como se afirma en este monográfico, “La revolución de la longevidad”, el proceso de envejecimiento de nuestra sociedad representa uno de los principales desafíos a los que nos enfrentamos, cuya importancia no hará más que crecer en el futuro. Los mercados laborales y las políticas públicas, el sector de la vivienda, la movilidad, la salud, la participación social, los usos de las tecnologías, etcétera, son tan solo algunos de los ámbitos que hay que repensar de acuerdo con esta nueva realidad. En efecto, el envejecimiento generado por el cambio demográfico es un fenómeno estructural de largo alcance motivado por diversos y complejos motivos, cuyas consecuencias tienen y tendrán una repercusión sin precedentes sobre la realidad social, económica, política y cultural de los países y, en especial, de las ciudades. Sin duda, Barcelona está envejeciendo. Las previsiones indican que, antes de que finalice la década del 2030, habrá cerca de 375.000 personas empadronadas mayores de 65 años, el 25 % de la población total.
Debido a las consecuencias que eso supone para la ciudad, el presente monográfico de Barcelona Societat ofrece una mirada amplia y diversa sobre esta revolución de la longevidad, presentando y discutiendo algunos de los debates y de las problemáticas más destacadas que esta suscita. Por ejemplo, el artículo del apartado de tribuna trata sobre la participación social en la etapa del envejecimiento y cuestiona críticamente la propuesta del “envejecimiento activo”, defendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), contraponiéndola a la perspectiva de la “amigabilidad”, una visión más adecuada a la nueva realidad de la era urbana. El segundo artículo inicia la sección de estudio en profundidad, abordando la Estrategia sobre cambio demográfico y envejecimiento, aprobada por el Ayuntamiento de Barcelona en el 2018, de la que hace un diagnóstico de acuerdo con las principales líneas de actuación que se recogen en esta: el ámbito de la vivienda, los cuidados, el apoyo social, la participación y las relaciones intergeneracionales. El tercer artículo profundiza en una de esas líneas de actuación, que, a la vez, representa un tema de importancia primordial: los cuidados de personas mayores en situación de dependencia en Barcelona. El texto utiliza la Encuesta de personas en situación de dependencia funcional hecha en la ciudad en el 2018 para identificar a varios colectivos de personas mayores dependientes y analizar sus situaciones y necesidades diferenciadas. Por otra parte, el cuarto artículo discute una cuestión a veces invisibilizada, pero siempre dramática: el maltrato a las personas mayores. El artículo se pregunta cuáles son los principales contextos, dinámicas y patrones familiares en los que se produce este fenómeno y propone algunas actuaciones para erradicarlo. El quinto artículo analiza otra de las problemáticas asociadas al envejecimiento: la brecha digital a causa de la edad y, en particular, del género. Las mujeres mayores constituyen uno de los colectivos sociales que más impedimentos han sufrido a la hora de socializarse en las tecnologías de la información y la comunicación, como consecuencia de las desigualdades estructurales que históricamente han soportado. El texto utiliza algunas entrevistas en profundidad y destaca cómo la apropiación de las tecnologías por parte de este colectivo puede suponer una transformación y una mejora en sus vidas. Seguidamente, se aborda otro fenómeno vinculado al envejecimiento: la soledad vivida de manera no voluntaria por muchas personas mayores. Este sexto texto parte de un estudio elaborado por el Observatorio de la Soledad que explora las vivencias en torno a la soledad de personas en diferentes etapas biográficas: la adolescencia, la adultez joven, la adultez y la vejez. Su objetivo es entender cuáles son las estrategias que estos colectivos utilizan para responder a su soledad no deseada y qué actuaciones se pueden desarrollar para darle respuesta en la ciudad.
Por otra parte, en la sección de experiencias de este número de la revista, se discuten seis propuestas de actuaciones o programas concretos que se están desplegando actualmente en la ciudad de Barcelona, cuyo diseño y aplicación destacan por el grado de innovación que suponen para las políticas públicas municipales y para las organizaciones de la sociedad civil. Así, el séptimo artículo destaca el programa “Bajemos a la calle”, que busca reducir la soledad y el aislamiento y mejorar la calidad de vida y de salud de las personas mayores que sufren dificultades para salir de casa debido a barreras arquitectónicas y, por lo tanto, para socializarse de forma autónoma. Iniciado hace años en el barrio del Poble Sec, actualmente se aplica en 38 barrios de la ciudad y ofrece a estas personas la posibilidad de salir de casa para, así, incrementar su red social y su vinculación con el tejido comunitario. De modo similar, el octavo artículo presenta el programa VinclesBCN, iniciado en el 2014 como prueba piloto, que busca combatir las situaciones de soledad que pueden experimentar muchas personas mayores de la ciudad reforzando las redes y relaciones sociales y comunitarias; actualmente, se ha convertido en un servicio consolidado con cerca de dos mil personas usuarias. En relación con el programa Vincles, el noveno artículo explica y analiza el programa Radars. Este proyecto se impulsó por primera vez en el 2008 en el distrito de Gràcia y ha ido ampliando su radio de acción. En un escenario marcado por la emergencia de nuevos modelos residenciales, los cambios en las estructuras familiares, el aumento de los divorcios y las separaciones o los cambios en la edad de los movimientos migratorios, Radars es una iniciativa de carácter comunitario impulsada por el Área de Derechos Sociales Básicos que trata de integrar a la comunidad para mejorar la detección y la prevención de situaciones de riesgo y paliar la soledad que las personas mayores puedan sentir. Con un objetivo similar, el décimo texto aborda las denominadas supermanzanas sociales o supermanzanas de cuidados, creadas por la necesidad de mejorar el modelo de atención domiciliaria. Este programa intenta convertir la vivienda de la persona dependiente en receptora de servicios residenciales, una parte de los cuales son suministrados por el propio tejido asociativo y vecinal del barrio. El undécimo artículo dirige la mirada a una iniciativa relativamente poco explorada en nuestro territorio y que surge de la sociedad civil. El colectivo de personas mayores Can 70 defiende y propone la covivienda sénior como modelo habitacional para vivir la vejez, en el que el modelo de tenencia y de uso del suelo y de la vivienda, las normas de convivencia y la distribución de los espacios y los servicios se deciden de manera cooperativa. El duodécimo y último artículo trata la experiencia de éxito de la Escuela de Salud y Envejecimiento Activo del Casc Antic. Creada en el 2010 para combatir las situaciones de aislamiento y soledad experimentadas por las personas mayores, la escuela nació impulsada por los servicios sociales municipales junto con la Mesa de Personas Mayores del Casc Antic y el conjunto de agentes implicados del distrito.
Tal como también se defiende en estas páginas, el envejecimiento representa una contribución inigualable a nuestra sociedad. La experiencia y los conocimientos que las personas mayores pueden aportar son, sin duda, un activo incalculable. Al mismo tiempo, sin embargo, también puede comportar ciertas situaciones de exclusión o desigualdad que hay que afrontar. Este número de la revista Barcelona Societat aporta algunas reflexiones, análisis y diagnósticos de lo que hacemos, de cómo lo hacemos y de qué deberíamos hacer desde las ciudades y el ámbito metropolitano. Esperamos contribuir a un debate que emerge como uno de los más trascendentes para la actualidad y el futuro de nuestras sociedades.
Bru Laín y Albert Sales