“Tenemos que cambiar la forma de hacer política para poder afrontar los retos que tenemos por delante”
Entrevista con Francina Alsina, presidenta de la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña.
La Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, que representa a 35 federaciones que aglutinan a más de 3.000 entidades sociales en Cataluña, es una entidad de tercer nivel que trabaja en la defensa de los derechos sociales y el fortalecimiento del tercer sector. A raíz del 7.º Congreso del Tercer Sector Social de Cataluña, entrevistamos a su presidenta, Francina Alsina, que nos explica cómo la Mesa quiere conseguir una sociedad más justa, inclusiva, equitativa y cohesionada.
¿Qué destacarías del 7.º Congreso del Tercer Sector Social de Cataluña, celebrado en junio?
Lo más importante que hemos podido ver en este congreso es la importancia de ir todos a una, de trabajar juntos. Porque cuando unimos fuerzas de todos los agentes sociales que se implican –tanto puede ser la Administración como somos las entidades, universidades, movimientos vecinales–, es cuando conseguimos cosas. El lema del congreso era «La reconstrucción del tercer sector». Nos ha quedado muy claro que esa reconstrucción solo la podremos conseguir si todos nos ponemos a trabajar juntos
Y, también, una de las cosas que hemos aprendido es que la receta de la reconstrucción no puede ser la de siempre. Tenemos una situación que se nos ha quedado aquí muy enquistada y ya vemos que las políticas de siempre no funcionan. Por lo tanto, tenemos que reinventarnos y cambiar la forma de hacer política para poder afrontar los retos que tenemos por delante.
¿A qué te refieres con la situación enquistada?
De pobreza. Los datos del IDESCAT muestran que estamos en un 26 % de pobreza, y que no baja. Vemos unos resultados producto de las medidas que se han ido sacando para ir parando los golpes. Pero son medidas temporales que cuando dejen de existir, ¿qué pasará si no vamos a solucionar los problemas de fondo? No se han solucionado, todavía están aquí.
Seguimos teniendo clavada una bolsa de pobreza. Veníamos de aquella crisis del 2008, nos enganchó la pandemia cuando todavía no lo habíamos superado. Durante la pandemia hemos tenido un millón de personas más en situación de pobreza. Y después nos ha venido la guerra de Ucrania.
¿Cómo puede revertirse esta situación?
Hay que cambiar la forma de hacer política. Tenemos que hacer política de verdad. Políticas que sean valientes. Ir a la raíz del problema. La raíz del problema, todos sabemos cuál es: falta una vivienda de calidad, que sea asequible. Falta trabajo de calidad. Falta también un trabajo que esté bien remunerado. Este fenómeno de trabajadores pobres no lo podemos seguir manteniendo.
Son tres pilares que, hasta que no los solucionemos, harán que sigamos manteniendo esa bolsa de pobreza. Por eso estamos diciendo que hay que hacer política, no ir poniendo parches como estamos haciendo ahora con estas medidas provisionales. El tipo de políticas que tenemos hasta ahora son políticas que están muy estancadas y que no se innovan. Nos falta un buen presupuesto.
El estado del bienestar es la educación, la salud, pero también es el ámbito social. Y, en cambio, a la hora de hacer presupuestos sociales, siempre es el «hermano pobre». Lo que estamos reclamando es que se tenga en cuenta y se pongan al mismo nivel.
¿Cómo nos preparamos comunitariamente para las próximas crisis?
Lo más básico es apuntalar esos tres pilares que te decía: que todo el mundo pueda tener un hogar, un hogar digno; que todo el mundo pueda tener un trabajo también digno, que le permita llegar a final de mes, y que a los que no pueden, se les garantice un mínimo de ingresos. Si tenemos esos tres pilares asegurados, la crisis que venga la podremos superar.
Cuando estalló la pandemia, nuestras entidades sociales atendieron a un 30 % de personas que nunca habían necesitado una ayuda social. Es una barbaridad. Eso, ¿qué nos estaba diciendo? Que las personas vivían al día y como podían. Y, cuando les falló la fuente de ingresos, o porque estaban haciendo trabajos precarios, o porque estaban en trabajos de cuidados, o lo que fuera, esas personas que nunca en la vida se lo hubieran pensado y que no habían pisado una entidad social tuvieron que ir. ¡Si llevábamos aún ni un mes y ya las entidades sociales tuvieron que estar ayudando a las personas a poder pagar el alquiler de la habitación! ¿En qué situación nos está diciendo que estaban? Totalmente precaria. Las personas no estaban bien asentadas. No tenían una seguridad. Estaban viviendo al día.
Y ¿qué se puede hacer para evitar otra crisis? Ya no solo para afrontarla.
El modelo capitalista actual ya hemos visto que nos lleva de cara a la crisis. Por lo tanto, creemos mucho en todo lo que sea la economía social y solidaria (ESS). Es un cambio del modelo capitalista tradicional por un modelo donde se pone a la persona en el centro, el bienestar de la persona en el centro. Si se fortalece el tejido de la economía social y solidaria, seguro que podremos desarrollar un modelo económico y social muy diferente que dé seguridad a la persona.
Tendríamos sistemas de gobernanza mucho más democráticos, también está el compromiso medioambiental… Todo ello te hace cambiar el paradigma. Y una de las cosas que nos gusta a nosotros es que todas las entidades que estamos dentro compartimos el mismo ADN. Porque buscamos el bien común. No tenemos ánimo de lucro.
¿Hay algún ejemplo de políticas que ya estén en este camino?
El Ayuntamiento de Barcelona yo diría que es el que se ha movido más rápido, dentro de esta situación que nos hemos encontrado con la pandemia. Fue muy ágil a la hora de reaccionar. Una de las primeras cosas que desarrolló fue el Pacto por Barcelona, una reactivación tanto social como económica que contó con todos los actores de la sociedad, porque estuvimos implicados todos. Y puso como principal objetivo la recuperación. Aquí hemos intervenido desde sindicatos, todo el tercer sector social, universidades, empresa… Esto sí que ha sido un auténtico proceso participativo.
También la Estrategia #ESSBCN2030, que creemos que es importantísima. No son propuestas etéreas, sino que están muy aterrizadas a la realidad y, además, se han articulado de forma colectiva. Además, lo que ha hecho también ha sido desplegar políticas muy concretas, o acciones muy concretas en los barrios de Barcelona. A nivel de Barcelona, las entidades de la economía social y solidaria (ESS) están muy arraigadas en los barrios. Son entidades que han nacido de los movimientos comunitarios de los propios barrios de Barcelona y que han ido transformando el modelo económico desde abajo.
Si potenciamos todo eso, y el Ayuntamiento lo hace conjuntamente con la Asociación Economía Social Cataluña (AESCAT), promovemos también el cambio de este modelo.
Además de este compromiso territorial, ¿qué puede aportar la Estrategia #ESSBCN2030?
Uno de los elementos que se ha querido potenciar dentro de la Estrategia, por ejemplo, es promover la contratación social reservada a entidades sociales o a entidades de la ESS, y lo que se está haciendo es una incidencia dentro del propio Ayuntamiento para que haga esas cláusulas sociales. Lo que hacemos es tejer todo ese trabajo para, al final, multiplicar la existencia de la ESS dentro de Barcelona.
¿Qué otros pasos queréis establecer para trabajar con las administraciones y para trabajar internamente a través del trabajo en red entre las entidades de la Mesa?
Seguimos haciendo denuncia de todo aquello que no funciona y le decimos a la Administración qué es lo que necesitamos. Y vamos poniendo sobre la mesa soluciones, como podría ser la vivienda, o las subvenciones. El sistema de financiación que tienen las entidades del tercer sector no funciona. Por eso, hemos estado promoviendo la ley del tercer sector, que ya entró en el Parlamento como proyecto de ley. Lo que reclamamos es esa estabilidad, y que se reconozca que el tercer sector social también es servicio público.
Somos entidades que no tenemos ánimo de lucro, que estamos trabajando para la ciudadanía, que estamos trabajando por el bien común, que estamos haciendo un servicio público. Además, ha quedado clarísimo que, en tiempo de pandemia, las entidades sociales tuvimos una agilidad increíble para reconvertirnos y estar al lado de las personas en todo momento, y se reinventó más de una entidad para poder dar servicio y no dejar a nadie sin atender.
¿Qué supondrá esta ley del tercer sector?
Destacar que Cataluña es de las últimas comunidades de España que no tiene una ley del tercer sector social. Sin una ley, al final no puedes reclamar estar en el proceso de diseño, ejecución o evaluación de las políticas sociales. Cuando tienes una ley, que te blinda y te reconoce, tenemos más capacidad para reclamar estar en esos procesos.
Para acabar, ¿qué mensaje te gustaría compartir?
Tenemos el peligro de quedarnos en la cola de la recuperación social, porque nuestros datos son de los peores de todo el Estado español. Para poder superar esta crisis, hay que invertir donde es necesario, hace falta consolidar el bienestar de las personas, asegurando los tres pilares, y trabajar conjuntamente con el Gobierno, como servicio público que somos.