La presencia de vehículos más limpios ha supuesto una mejora de la calidad del aire en la ciudad y ha demostrado la necesidad de la ZBE para reducir las emisiones provenientes del tráfico rodado, la principal fuente de contaminación de Barcelona.
Por primera vez todas las estaciones de la red de vigilancia de la contaminación ambiental indican que este año no se superarán los límites normativos del nivel de NO2. La normativa marca el umbral en 40 µg/m3 por término medio anual y, hoy por hoy, la cifra más alta es de 34 µg/m3 por término medio anual, en L’Eixample.
Otro factor que ha influido en la transformación del parque censado de vehículos es la antigüedad. Mientras que en el conjunto del Estado la antigüedad ha aumentado 1,9 puntos, de 12 a 13,9 años, en Barcelona solo ha aumentado 0,7 puntos, de 10,5 a 11,2 años.