El pasado 15 de marzo, se celebró el Día Mundial de las Personas Consumidoras y del Consumo Responsable, un modelo de compra que considera los impactos éticos, sociales y ambientales. El consumo responsable es una preocupación creciente en Barcelona; por eso, están activos muchos proyectos para impulsar prácticas sostenibles.
De acuerdo con la información del Pacto Mundial y Global Footprint Network, vivimos como si tuviéramos 1,75 planetas a nuestra disposición y se calcula que la población global llegará a los 10.000 millones de habitantes para 2050; con esta cifra harían falta casi 3 planetas para contar con los recursos naturales necesarios para mantener los modos de vida actuales.
La huella material, entendida como la cantidad total de materia prima extraída para consumo final, ha aumentado un 113% desde 1990. Por otra parte, las sociedades de consumo, concepto socioeconómico con el que se denomina a los estados con una compra masiva de bienes y servicios, generan una cultura de comprar y tirar compulsivamente. Todo esto afecta a los recursos naturales, la salud, las personas, la comunidad y el medio ambiente.
Ante esta situación, existen varias iniciativas para intentar frenar el desafío global. Por ejemplo, el año 2015, los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobaron la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, un plan de acción a favor de las personas y el planeta en el que se engloban 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Uno de ellos, el ODS 12, “Producción y consumo responsables”, pretende cambiar el modelo actual de producción y consumo para conseguir una gestión eficiente de los recursos naturales, poniendo en marcha procesos para evitar la pérdida de alimentos, promover un uso ecológico de los productos químicos y disminuir la generación de residuos.
También, la propia ONU, en 1983, decretó el 15 de marzo para celebrar el Día Mundial de los Derechos de la Persona Consumidora, con el objetivo de proteger a las personas consumidoras, reivindicando, reconociendo y legitimando sus derechos a escala internacional. Dos años más tarde, en 1985, el Consejo de las Naciones Unidas estableció que la ciudadanía tiene derecho a: elegir, recibir educación para hacer elecciones correctas de bienes y servicios, adquirir productos y servicios competitivos, satisfacer las necesidades básicas y que los artículos no dañen su salud ni el medio ambiente.
El consumo responsable, una opción de vida para el futuro
Brenda Chávez es periodista e investigadora especializada en sostenibilidad, consumo y cultura; colabora en The Guardian, El País, El Salto, Muy Interesante y Rockdelux, entre otros medios de comunicación, y es encargada de la sección de consumo sostenible, Consuma Crudeza, en el programa de radio Carne Cruda (eldiario.es). Nos explica que el consumo responsable o también llamado consciente, sostenible, crítico o transformador, además de tener en cuenta las variables de calidad y precio, incorpora la preocupación por los impactos sociales y medioambientales que se producen durante la fabricación de los bienes y servicios. “Es decir, intenta que nuestro consumo impacte menos en los recursos planetarios y también en las personas que participan en su fabricación, así como en nuestra salud. Por ejemplo, existe ropa, cosméticos o productos industriales con una serie de sustancias potencialmente nocivas para la salud humana y del medio ambiente”, comenta.
El concepto de consumo responsable no es nuevo, explica la periodista especializada también en economía social y solidaria (ESS): “las generaciones anteriores han consumido de una forma más responsable que la nuestra; es decir, en estas últimas cuatro décadas estamos consumiendo cuatro veces más que hace 40 años, cuando no había tantos plásticos, no era una cultura de usar y tirar como somos ahora, sociedades con sobreconsumo: la moda fast fashion, cadenas globalizadas de producción, etc.”.
Afortunadamente, hoy, se están impulsando otras realidades más amables con el planeta y las personas, como circuitos cortos de comercialización, un consumo más local y de proximidad. También vemos gente preocupada por otra forma de consumir más significativa, una sociedad más consciente de las consecuencias que hay detrás de lo que se consume. “Lo que tenemos que intentar es crear conciencia, en las sociedades hiperdesarrolladas, de que se debe fabricar y comprar de una forma más sostenible, y no solamente en la ciudadanía sino también en empresas, gobiernos y administraciones, entre otros agentes” puntualiza Brenda Chávez, quien, además, participa en el pódcast y en el programa de Twitch Mecambio sobre iniciativas de la ESS.
Por su parte, Juan del Riu, cofundador de Red de Transición, facilitador y consultor de transición social, procesos comunitarios y de proyectos locales de sostenibilidad, opina también de forma similar: “es imprescindible que transitemos hacia modelos económicos diferentes, porque estamos sobrepasando los límites del planeta; además, existen grandes problemáticas a escala social y global como la emergencia climática, las desigualdades, los conflictos bélicos, etcétera, que tienen un impacto importante en el mundo”, comenta el también autor de la “Guía del movimiento de transición“; además de ser el director de Alternativas construyendo futuros posibles, un documental sobre iniciativas de transición y regeneración ecosocial, un proyecto colectivo para dar visibilidad a experiencias transformadoras e inspirar otros futuros posibles.
“Tenemos que partir de modelos económicos que decrezcan el consumo de recursos y promuevan una nueva distribución de la riqueza. El consumo responsable es una herramienta más basada en la calidad, la proximidad, el consumo local y ecológico, y que reduce el consumo tóxico. Tenemos que entender muy bien qué hay detrás de los productos y concienciar de esta forma a las personas consumidoras. No creo que sea suficiente, pero es una herramienta clave”, comenta.
Con respecto a prácticas o proyectos de consumo responsable en Barcelona, hay muchos que promueven una economía local, próspera y dinámica y que, además, crean puestos de trabajo en la ciudad en diferentes ámbitos, como por ejemplo energía, alimentación, producción ecológica local, movilidad, comunicación, comercio justo y vivienda.
El Espacio Consumo Responsable, el equipamiento municipal de Barcelona
En Barcelona existe el Espacio Consumo Responsable (ECR), el equipamiento municipal especializado en el fomento del consumo responsable, que tiene el objetivo de extender una cultura del consumo más consciente y comprometida en incidir de manera positiva en las personas y el medio ambiente.
Maria Solé, técnica de Políticas Alimentarias Urbanas y Consumo Responsable del Ayuntamiento de Barcelona, nos explica que el consumo responsable se basa en tres criterios: consumir menos, consumir sin comprar, y comprar con criterio; es decir, evitar consumos superfluos, compartir materiales, reutilizarlos, repararlos e intercambiarlos. Y si, aún y así, se consume, escoger bienes y servicios saludables y comprometidos social y responsablemente. Por eso, el equipamiento se centra, principalmente, en el tercer pilar: comprar con criterio, impulsando actividades, puntos informativos en eventos, formaciones y asesoramientos, entre otros servicios, para incorporar el consumo responsable a la vida de las personas y a los servicios que ofrecen otros equipamientos.
El ECR trabaja con equipamientos que programan actividades y eventos, con servicios de atención a la ciudadanía, y también con la propia ciudadanía. Además, colabora con entidades y organizaciones potencialmente interesadas en el fomento del consumo responsable. Ofrece asesoramiento y formación para otros equipamientos, y organiza actividades y puntos informativos en eventos relevantes de la ciudad. Asimismo, abre las puertas del equipamiento a entidades que necesitan un espacio para sus actividades vinculadas con el fomento del consumo responsable. También opera fomentando los principios del consumo responsable.
El ECR tiene su sede física en el Palau Foronda (ronda de Sant Pau, 43-45), donde se encuentra la Oficina Municipal de Información a las Personas Consumidoras (OMIC), que ofrece servicios de información y tramitación de reclamaciones sobre temas de consumo. También hay la Junta Arbitral de Consumo, una vía extrajudicial, rápida, eficaz y gratuita que permite resolver fácilmente los conflictos que puedan surgir entre personas consumidoras y empresarias.
Barcelona y el consumo responsable
El consumo responsable es una preocupación creciente en Barcelona; por eso, en los últimos años, tanto el Ayuntamiento como otras instituciones e iniciativas de la ciudad están promoviendo proyectos para impulsar prácticas sostenibles que permitan a la ciudadanía acceder, de manera sencilla, a productos y servicios que fomentan la sostenibilidad ambiental, social y económica:
a) Herramientas de información para encontrar productos y servicios sostenibles en la ciudad de Barcelona
A través de diferentes plataformas como Barcelona+Sostenible, Pam a Pam y Comercio Verde, se proporciona información detallada sobre cómo y dónde encontrar productos y servicios sostenibles en la ciudad. Estos recursos incluyen mapas interactivos, listados y otros materiales educativos para facilitar la toma de decisiones informadas para el consumo responsable. También existen los repositorios del propio Ayuntamiento, como Viaja a través de la ESS, donde encontrarás iniciativas de todo tipo organizadas por sector y ámbito y que permite filtrar la información según el tipo de servicio o producto que se necesita e, incluso, es posible comprar en línea o de manera presencial; y en el ámbito de la alimentación, ¿Dónde se pueden comprar alimentos sostenibles?
Además, hay una gran variedad de recursos de información disponibles para aprender más sobre el consumo responsable. Consumpèdia de Opcions o publicaciones como La Cuina que Canta de Gust y el Dosier de Alimentación Sostenible de Crític ofrecen contenido informativo y educativo sobre la alimentación sostenible y otros temas relacionados con el consumo consciente y sostenible.
b) Formación y sensibilización
Hay una gran variedad de talleres y campañas disponibles. Desde los talleres inclusivos de sostenibilidad de la Asociación Zero Waste en campañas de sensibilización como CULTIVA’T, hasta el curso de capacitación Multiplica, la escuela del consumo consciente, Barcelona ofrece a todo el mundo oportunidades para participar y contribuir en el consumo responsable y sostenible. Para no perderte ni una, puedes acceder a la Agenda+Sostenible del Ayuntamiento de Barcelona, promovida por la Red de Equipamientos de Educación Ambiental (XEAB) y de la que forma parte el Espacio Consumo Responsable.
c) Producción y consumo
Existen proyectos de producción sostenible y de alimentos de proximidad como Gotic Ferments, que tienen un obrador en Horta-Guinardó para producir kombucha, y Nomdonalagana, donde preparan mermeladas en el distrito de Sant Martí y trabajan con mujeres víctimas de violencia machista.
También se fomenta la economía circular, la mancomunidad de productos y el intercambio para evitar la generación de residuos innecesarios con la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí o la Bibliocoses en el Poble-sec.
En el sector de la compra, la ciudadanía que quiere practicar un consumo responsable tiene varias opciones. Plataformas como La Zona ofrecen un mercado digital en el que iniciativas de la economía social y solidaria proporcionan productos locales, respetuosos con los derechos de las personas trabajadoras y, además, sostenibles. El supermercado cooperativo FoodCoop y la cooperativa L’Economat Social priorizan la sostenibilidad y la proximidad en sus ofertas. Y para comprar directamente al campesinado, se han fomentado los Mercados de payés: ¡podéis consultar la ubicación y horarios del mercado más próximo en el enlace!
d) Distribución
Incluso la forma como llegan los productos a nuestra mesa puede promover un consumo consciente y responsable. Por ejemplo, Terra Pagesa es una iniciativa que facilita y fomenta la comercialización y el consumo de productos de proximidad y de temporada procedentes del pequeño y mediano campesinado de Cataluña
En definitiva, gracias a la amplia combinación de recursos informativos, la gran oferta que ya existe en Barcelona y el apoyo transversal a iniciativas locales por parte del Ayuntamiento, la ciudad trabaja cada día en un cambio de modelo de consumo más consciente y respetuoso con el medio ambiente y las personas.
Asimismo, el Ayuntamiento de Barcelona, a través de Barcelona Activa, gestiona el Programa de subvenciones para el impulso socioeconómico del territorio “Impulsem el que fas“. La iniciativa impulsa proyectos arraigados en el territorio que fomenten el emprendimiento y la empresa, la dinamización de locales en planta baja, la innovación socioeconómica, el empleo de calidad, el turismo responsable y sostenible, el consumo responsable, los modelos agroalimentarios sostenibles y la logística de proximidad con vehículos de cero emisiones. Precisamente, los ejemplos de acciones relatadas en este reportaje han recibido apoyo en el marco de esta línea de subvenciones.