Este año se han querido premiar proyectos con perspectiva de género, interseccionales y de justicia social que ayuden a avanzar en la lucha contra la precariedad laboral y la pobreza femenina. Entre los aspectos que se han tenido en cuenta están las acciones que permitan incidir en todo lo que suponga la valoración social y simbólica de las tareas de los cuidados, promover nuevos modelos e impulsar una mejor convivencia del trabajo remunerado y de las responsabilidades de los cuidados.
Con estos criterios, el proyecto ganador del premio del jurado (con una dotación de 15.000 euros) ha sido «Malungaje: solidaridad para las resistencias negras», presentado por la cooperativa Periferia Cimarronas y que pretende fomentar la autogestión y las prácticas de economía feminista antirracista, solidaria y sostenible. Va dirigido a mujeres negras, migrantes y racializadas, y a personas trans femeninas, masculinas y no binarias.
Se ha valorado el hecho de que el proyecto impulsa procesos de formación política en economía solidaria afrofeminista, antirracista y de autogestión, la propuesta para hacer valer el trabajo de emprendedoras creativas, la mirada interseccional y el abordaje de diferentes ámbitos del economía feminista como es la empleabilidad, la creación de redes, la intercooperación, el empoderamiento colectivo y la sostenibilidad de la vida.
Premio del público
El premio en la categoría del público (votado de forma telemática a través de la plataforma Decidim Barcelona y dotado con 3.000 euros) ha sido para el proyecto «Infraestructuras y estructuras feministas», presentado por la red de cooperativas feministas La Insòlita, que incluye: Col·lectiu Punt 6, Candela, Coeducacció, La Raposa y NUS Cooperativa.
Esta asociación pretende consolidarse como la primera red de cooperación feminista en Barcelona para construir un espacio para trabajar desde la economía social, solidaria y feminista (ESSF). La intención es doble: por un lado, promover los principios y prácticas feministas dentro de la economía social y solidaria (ESS) y, por el otro, fortalecer las entidades que forman la red y su tarea transformadora.
Reducir las desigualdades de género y reivindicar los cuidados
Estos premios han querido reivindicar la importancia —que también se hizo evidente durante la pandemia— de las tareas del cuidado y de los trabajos esenciales (como los sectores sanitarios, de atención a las personas y de comercio de bienes básicos), desarrolladas de forma mayoritaria, y en muchos casos en condiciones precarias, por mujeres.
En Barcelona, algunas actividades laborales presentan un índice de feminización de hasta el 95 %, mientras que las mujeres representan el 52 % de la sociedad. Otros indicadores que demuestran la desigualdad entre hombres y mujeres son una brecha salarial del 18,7 %, una parcialidad laboral 10 puntos superior en el caso de las mujeres, o el hecho de que las mujeres que no reciben ningún ingreso supone el 21 %, frente a del 16 % de los varones.