Esta semana terminarán los trabajos que han permitido instalar una valla de 2 metros de altura, formada por barras macizas de acero, clavadas en el terreno de la montaña. Las obras han tenido un coste de 1,6M€ (IVA incluido).
La intervención se ha realizado con el objetivo de controlar la gran afluencia de visitantes en este espacio, especialmente durante la noche, evitando así que se estropeen los restos arqueológicos y preservar el descanso de los vecinos. Su finalidad es garantizar la seguridad y la convivencia entre un punto de atracción histórica y paisajística y las personas que viven en este entorno. Con el cierre, el acceso pasa a quedar restringido al paso en horario nocturno, como ya se hace en otras zonas ajardinadas y parques públicos de la ciudad.
En paralelo, la Guardia Urbana adaptará el dispositivo para seguir manteniendo la convivencia y evitar concentraciones de visitantes y conductas incívicas en las baterías antiaéreas o en otros ámbitos de su entorno.
El cierre permite mantener los accesos desde los diferentes frentes del Turó de la Rovira. Se ha creado un recorrido externo a la nueva valla que enlaza con estos accesos, consolidando así un anillo de conexión desde fuera de la valla. Este itinerario exterior estará siempre abierto, independientemente de los horarios de cierre del interior del ámbito.
Se pretende que la accesibilidad a la batería antiaérea sea la misma, salvo en los momentos en los que se cierran las puertas del recinto museográfico. En total se han creado seis puertas de acceso al interior de la batería antiaérea situadas en los siguientes puntos:
- Calle Marià Labèrnia.
- Calle Labèrnia, escaleras hacia la residencia de oficiales.
- Ladera sur, acceso al mirador.
- Ladera sur, acceso hacia el depósito de agua.
- Camino oeste, acceso hacia la vertiente norte.
- Ladera norte, acceso hacia el centro de información del MUHBA.
Aparte, durante el mes de mayo se añadirá una séptima puerta que estará situada en la ladera norte, con acceso al mirador norte.