Barcelona es una de las cien ciudades seleccionadas para participar en esta iniciativa, que permitirá acelerar la transición energética y climática de la ciudad. Las medidas para conseguirlo quedan plasmadas en el Acuerdo climático de la ciudad, que marca las líneas y los sectores clave para el funcionamiento de la ciudad y que son los principales generadores de gases de efecto invernadero.
Uno de estos sectores es el de la movilidad, y el acuerdo hace una apuesta por el transporte público y el impulso de las zonas park and ride en colaboración con otras administraciones, así como el fomento de la movilidad a pie y en bicicleta. En cuanto al sector de la construcción, remarca que hay que avanzar en nuevos sistemas que protejan de las temperaturas extremas y trabajar con materiales y tecnologías que favorezcan la descarbonización.
En referencia al sector energético, el documento prevé fomentar la implantación de energías renovables en los edificios municipales y la creación de comunidades energéticas de autoconsumo en el ámbito privado.
Finalmente, el documento aborda la necesidad de minimizar la generación de residuos, promover sistemas alternativos de abastecimiento de agua e incrementar el número de espacios verdes, así como aprovechar las fachadas, las cubiertas y los espacios interiores para incrementar la vegetación.