Le Duq (Bogotá D.C, 1990)

Feminidad y rol sexual son dos cosas que no van ligadas (como creen muchos), sino que para mí hacen parte de esa no binariedad que es, en realidad, lo que debería ser el ser humano, no binario. Ser genderfluid es lo mejor que me ha podido pasar. 

El recorrido de este personaje se remonta a mis días en la universidad, donde siempre sentí la LIBERTAD (remarcó libertad, porque es algo que me representa en su totalidad) de ser como siempre quise ser, de experimentar conmigo mismo y generar expectativas y rechazos, enseñándole al mundo que ser diferente vale la pena. 

Por fortuna, dentro de todo este autodescubrimiento, el rol familiar ha sido un pilar fundamental dentro del desarrollo pleno de mis habilidades. Sin duda no sería lo mismo de mi persona sin su apoyo incondicional. 

Desde adolescente he sido rebelde y revolucionario (hasta la fecha aún sigo siéndolo). Para mí, arte y revolución son almas gemelas. La música y el audiovisual me han ayudado intensamente a lograr esta unión. Poco a poco, he podido integrar ambas cosas y la mezcla me ha ido de coña.

Siendo negro dentro de un mundo de blancos no ha sido un camino fácil, pero en realidad me he sabido ganar mi lugar, creando y reivindicando.   Hay que enseñar y enseñar bien. Comunicamos constantemente con el cuerpo: imágenes, acciones... Hay que lanzar mensajes que inspiren a la gente, que les devuelva la esperanza y que hagan que no pierdan las ganas de luchar, de alcanzar lo inalcanzable y de soñar con lo impensable. 

Creo que, poco a poco, es lo que hago. Y también con mi música. El objetivo es romper estereotipos y recuperar nuestrxs espacios.

Porque lo “QUEER” va más allá de una etiqueta.