Muerte a la Norma / Norma Mor (Santiago de Chile, 1990)   

Nací en un Santiago, donde las grandes alamedas se abrieron, pero equivocadamente, privilegiando solo a unos pocos; donde la educación y la salud se volvieron el negocio de los ricos. Trabajar para sobrevivir es la normalidad en el Chile desigual.

Nuestra democracia es solo una palabra bonita. Nuestra democracia apesta a capitalismo neoliberal, y lo real es que esta historia determinó lo que estoy siendo.

Crecí tirando piedras, respirando lacrimógenas y escapando de la policía por pedir un derecho humano. Y, aun así, me siguen gritando maricón, condenando mi futuro por ser artista de clase media y travesti.

Descubrí cuál era la norma. La aprendí muy bien. Supe lo que era norma. Aprendí sus gestos, sus movimientos, su forma de pensar, de actuar… para, así, lograr dominarla y hacerla mi norma, porque no importa cuán libres queramos ser: siempre habrá una norma que matar para poder lograrlo.

Y así es cómo Muerte a la Norma se transformó en la consigna que representa una feminidad construida por grandes mujeres que puedan representar una nueva norma; una norma que viene a cuestionar y romper las normas establecidas.