Los datos recogidos por las estaciones de vigilancia de la calidad del aire en los últimos ocho años muestran un descenso progresivo de las emisiones de NO2. Estos puntos de medida, que forman parte de la red de calidad del aire de Cataluña, los gestiona en la ciudad la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) y se pueden consultar en línea en el mapa de la calidad del aire de Barcelona.
Las estaciones están situadas en puntos estratégicos que representan las zonas con más concentración de tráfico (estaciones de tráfico) y las zonas con menos intensidad de circulación de vehículos (estaciones de fondo). En ambos casos se ha observado una reducción de la contaminación ambiental:
- Estaciones de tráfico: en el año 2015 la media de emisiones de NO2 era de 55 puntos; este año este dato se sitúa en 28 puntos, un 31 % menos.
- Estaciones de fondo: en el 2015 estas estaciones detectaron unos niveles de contaminación de NO2 de 38 puntos; en el año 2022 esta cifra se ha reducido hasta 25 puntos, un 34 % menos.
Un modelo de ciudad más sostenible y saludable
La mejora de la calidad del aire es consecuencia de la adopción de medidas que han supuesto un cambio de modelo urbanístico y de la movilidad. La reducción observada en los últimos ocho años no responde a una única medida, sino a un conjunto de actuaciones coordinadas y con unos objetivos comunes.
En el impulso a la movilidad sostenible ha sido clave la implementación de la nueva red ortogonal de bus y la ampliación del metro de la Marina. La expansión de la red de carriles bici hasta los 240 kilómetros ha supuesto un aumento de los desplazamientos del 56 % y más de 58.000 trayectos nuevos.
Las modificaciones en el ámbito urbanístico también han contribuido a incentivar los desplazamientos a pie, con calles más amables y más espacio para los peatones. La implementación de la Supermanzana Barcelona o del programa «Protegemos las escuelas» ha transformado espacios clave para la vida del vecindario, con mejoras sustanciales en la salud y la calidad del aire gracias a la reducción del tráfico.
La activación de la zona de bajas emisiones (ZBE) ha comportado la reducción de 600.000 desplazamientos de los vehículos que más contaminan. Además, la electrificación progresiva de la flota municipal de la Guardia Urbana y de los vehículos de limpieza y recogida de residuos también ha contribuido a reducir las emisiones contaminantes.
La crisis de la COVID-19 ha cambiado las dinámicas de algunas ocupaciones, con la implantación de modalidades de teletrabajo que se han mantenido con la recuperación de la normalidad. Se calcula que antes de la pandemia un 4 % de la población teletrabajaba. Las previsiones indican que esta cifra se puede llegar a doblar, con una estabilización del teletrabajo que puede llegar al 8 %.