ISLAM | #Barxiluna “Una muerte digna es esencial para todas las culturas”, Fátima Radimy
“Barxiluna برشلونة. (Des)memoria del pasado y presente islámico” es una línea de actividades coorganizada por la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) y el Espai Avinyó que pone en el centro la historia y el presente islámicos de Barcelona. La última actividad de este ciclo fue “Cementerios”, organizada en colaboración con Cementerios de Barcelona. Consistió en una visita al recinto islámico del cementerio de Collserola y un espacio de diálogo sobre la cuestión de los entierros islámicos en la ciudad.
A lo largo del ciclo “Barxiluna برشلونة: (des)memoria del pasado y el presente islámico”, coorganizado por el Espai Avinyó y la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR), diferentes actividades han subrayado la herencia islámica de Barcelona. “Historia y patrimonio” y “Museos (im)posibles: de las narrativas históricas al relato museográfico” pusieron en el centro el vínculo entre el pasado y el presente de la comunidad musulmana en la ciudad, mediante reflexiones sobre la posición del hecho islámico en el patrimonio, la historia y la museografía. Otro turno de reflexión se enmarcó en el ámbito educativo, con las actividades “El currículum” y “El currículum oculto”, que se focalizaron en dialogar sobre el espacio que ocupan las narrativas y el conocimiento del pasado islámico en las escuelas, los libros de texto y el discurso educativo, y cómo a menudo se ocultan o se menosprecian. Por otra parte, “Memoria y espacio público” hacía valer la posición del pasado islámico en el espacio urbano actual a través de una instalación y performance artística que tuvo como marco la plaza Comercial, delante de El Born CCM, donde se descubrió el único yacimiento funerario islámico documentado de Barcelona.
“Cementerios”, organizada en colaboración con Cementerios de Barcelona, centró la mirada en la adecuación de las instalaciones funerarias a los rituales de las diferentes confesiones como una de las claves del reconocimiento de la pluralidad religiosa en una ciudad como Barcelona. El foco fue el recinto islámico del cementerio de Collserola, donde el sábado 2 de diciembre tuvo lugar la actividad. Empezó con las palabras de la comisionada de Relaciones Ciudadanas y Diversidad Cultural y Religiosa del Ayuntamiento de Barcelona, Sara Belbeida, quien valoró la celebración de actos como este, que reivindican la pluralidad de Barcelona: “La muerte es una parte fundacional de todas las religiones. Por eso, para respetar la diversidad religiosa, hay que tener en consideración los diferentes rituales funerarios, y desde el Ayuntamiento haremos todo lo posible para mejorarlos, siempre que sea dentro del marco legal”. Siguieron las palabras de Miquel Trepat, director de Cementerios de Barcelona, que señaló la necesidad de establecer diálogos entre las comunidades y la Administración para trabajar por un pluralismo real en el ámbito de los entierros: “Estamos aquí para seguir aprendiendo y conociendo todo lo posible sobre las prácticas culturales de todos los colectivos. Barcelona fue pionera en la instalación de un recinto islámico, y actualmente estamos proponiendo a la Generalitat cambios normativos para llegar a un pluralismo real en los rituales funerarios”.
La primera parte de la actividad consistió en una visita guiada con Joan Manuel Aparicio, director de Servicios de Cementerios de Barcelona. La primera parada fue el primer recinto islámico, construido en 1997 y gestionado, todavía hoy, por la misma comunidad islámica, que se hace cargo de él desde su inauguración. Joan Manuel Aparicio subrayó la importancia de los procesos de diálogo y negociación entre la comunidad musulmana y la Administración que se llevaron a cabo para la instalación de este recinto: “Como municipio tenemos que poder ofrecer opciones y soluciones para un tema tan sensible como son los entierros a las personas que deciden quedarse en Barcelona. Este espacio lo construyó la comunidad, lo gestiona la comunidad, y tiene las características que la comunidad vio oportunas en ese momento, y creo que ahora valdría la pena que fuera la comunidad la que debatiera sobre los principios de los entierros musulmanes para llegar a un consenso y para que la Administración actúe según estos principios”.
La visita siguió en el segundo recinto islámico, administrado por Cementerios de Barcelona, construido en el 2017 y ampliado en el 2021 para dar respuesta al crecimiento de la comunidad musulmana en la ciudad y a la situación excepcional sobrevenida por la COVID-19. En este espacio, Joan Manuel Aparicio reflexionó sobre las perspectivas de futuro del recinto, que, de nuevo, implican mantener la colaboración con las comunidades musulmanas para avanzar hacia un pluralismo religioso real, también en la muerte, pero siempre, apuntaba, “teniendo en cuenta la normativa y también la salud de las personas trabajadoras, en la medida en que hay demandas que pueden ponerlas en peligro”.
La segunda parte de la actividad consistió en un coloquio moderado por Fatima Ahmed, cofundadora y vicepresidenta de la Asociación Intercultural Diàlegs de Dona y miembro del Consejo Nacional de las Mujeres de Cataluña, del Consejo Asesor para la Diversidad Religiosa y del Consejo Municipal de Inmigración de Barcelona; con la participación de Mayson Douas, líder de la Asociación por un Entierro Digno, para la defensa del derecho a la sepultura de la ciudadanía musulmana en Madrid; Mohammed Halhoul Debboun, miembro y portavoz del Consejo Islámico Cultural de Cataluña, secretario general de la Federación Consejo Islámico de Cataluña y presidente de la Fundación Tot Raval; Jordi Moreras, profesor del Departamento de Antropología, Filosofía y Trabajo Social de la Universidad Rovira i Virgili y especialista en el estudio de las comunidades musulmanas en Cataluña, y Fátima Radimy, miembro de la Asociación Manos de Fátima.
Las diferentes intervenciones giraron en torno a cuestiones como la necesidad de tener recintos islámicos como el del cementerio de Collserola para garantizar el derecho a la práctica religiosa de las personas musulmanas, también en el momento de la muerte, o los retos que supuso la pandemia en este ámbito y los que se presentarán en un futuro con respecto a los entierros musulmanes en la ciudad. En esta línea, Fatima Ahmed abrió las ponencias con una reflexión sobre la importancia de entender el entierro digno y según las propias convicciones como un derecho humano.
Jordi Moreras continuó con una breve exposición histórica que puso de manifiesto la existencia de un vacío entre los primeros entierros musulmanes documentados en Barcelona, en el Born, tema central de la última actividad de Barxiluna, “Memoria y espacio público”, y la construcción de los recintos islámicos de Montjuïc y Barcelona. “Hay gente que murió en los sesenta y setenta que no fue enterrada según sus convicciones”, dijo Jordi Moreras, que reivindicó que, para evitar que eso vuelva a ocurrir, y tal como ha puesto de manifiesto la emergencia sanitaria, hace falta “un acuerdo entre la comunidad local y la Administración municipal, que suele ser complicado porque, a veces, los responsables no tienen la sensibilidad necesaria y las demandas de la comunidad no encajan con los marcos establecidos y los recursos de los que se dispone”.
Mohammed Halhoul inició su intervención respondiendo a Jordi Moreras. De la misma manera que señaló la suerte que, dijo, tiene la comunidad musulmana barcelonesa “de acompañar en la muerte a los difuntos”, también insistió en la necesidad de llegar a consensos: Hay un proceso burocrático al que la comunidad siempre ha intentado adaptarse, y, si bien es cierto que la Administración siempre nos ha escuchado, hay problemas normativos”. Acabó subrayando y agradeciendo el hecho de que ambas partes están dispuestas a buscar soluciones.
Con el fin de poner la situación barcelonesa en un marco más amplio, el coloquio contó con la participación de Mayson Douas, que puso el foco en la falta de espacios para entierros islámicos en Madrid y la urgencia de recoger datos de la ciudadanía con el fin de, como mínimo, conocer el alcance del problema: “En Madrid no tenemos donde caer muertos, el único espacio que teníamos se agotó hace mucho tiempo. Dicen que no hace falta porque la gente se repatría, pero si no abres un espacio no puedes contrastar que eso es así. Y la falta de datos nos está haciendo mucho daño. No conocer las confesiones de la ciudadanía afecta a todos a los servicios públicos”. Más allá del caso madrileño, la intervención de Mayson Douas puso sobre la mesa que este problema tiene lugar en el conjunto del Estado: “Hicimos un estudio en el que se retrataba que, actualmente, hay tres cementerios habilitados por cada mil municipios, y hay cinco comunidades autónomas que, hoy por hoy, no tienen cementerio”. Finalmente, Mayson Douas concluyó su discurso agradeciendo la celebración de actos como este: “Gracias por Barxiluna, y ojalá sigáis siendo referentes para cosas como esta en un futuro”.
Fátima Radimy cerró el coloquio con una intervención breve, pero reivindicativa, en la que pedía que las administraciones abran espacios de diálogo: “Pedimos que haya lugares calificados para el ritual islámico, que puedan acceder imanes, que se instaure el entierro de una única persona… Sabemos que no podemos traer toda la tradición de Marruecos a España, pero pedir no cuesta nada. Y, en todo caso, tenemos que estar unidos, porque una muerte digna es esencial para todas las culturas, se trata de respetar los derechos de cada uno”.
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