Las jornadas “Política y pluralismo religioso” invitan a seguir reflexionando sobre qué es el secularismo y las políticas en relación con la religión
Las jornadas, organizadas por la Oficina de Asuntos Religiosos, han tenido lugar los días 19 y 20 de noviembre de 2021 en la Sala Martí l’Humà (MUHBA). Conducidas por Carles Solà, comisariadas por Lola López, antropóloga cultural, experta en perspectiva intercultural, y Alberto López Bargados, doctor en Antropología Social y profesor titular de Antropología Social en la Universidad de Barcelona. Han intervenido expertos y expertas destacados como Santiago Alba Rico, Pierre Tevanian (Francia), Rajeev Bhargava (la India), Lori Beaman (Canadá), Manuel Delgado, Víctor Albert, Maria del Mar Griera, Júlia Martínez Ariño, Sol Tarrés y Montserrat Santolino.
Las jornadas, presenciales y retransmitidas en directo en el canal de YouTube del Ayuntamiento de Barcelona, que han sido un éxito de público ambos días, han llevado a la reflexión de un aspecto clave como es el secularismo en las políticas públicas, analizando modelos de Estados seculares y aspectos más concretos donde el secularismo se ve reflejado como la escuela, la gestión de la muerte o la cooperación internacional.
Desde hace décadas, se ha difundido una corriente de pensamiento que preconiza el fin de las religiones con la llegada de la modernidad. Sin embargo, hoy en día parece evidente que las religiones no están en retroceso en el mundo. Quizá se observa una bajada del número de personas que se consideran religiosas y una pérdida de poder de las instituciones religiosas tradicionales. Sin embargo, al mismo tiempo crecen nuevas formas de religiosidad y, sobre todo, la pluralidad de tradiciones y formas de expresión religiosa vinculadas en parte a los movimientos migratorios. Todo eso lleva a la necesidad de impulsar políticas públicas en materia de diversidad religiosa y a cuestionar críticamente el paradigma de la secularización que domina las sociedades occidentales contemporáneas. En primera instancia, se trata de un modelo de gobernanza con múltiples variantes locales en función de las tradiciones religiosas dominantes en cada país y de la articulación local entre los campos de la política y de la religión. Reflexionar y discutir sobre la influencia de estos principios, comprender la compleja relación que mantienen con el resto de ideologías y analizar su impacto sobre las políticas públicas ha sido el objetivo de estas jornadas.
Las jornadas han invitado a reflexionar sobre los conceptos de secularismo, secularización, laicidad y otros similares que nos hablan de qué relación tenemos como sociedad con lo religioso. Khalid Ghali, comisionado de Diálogo Intercultural y Pluralismo Religioso, ha inaugurado las jornadas diciendo: “Nuestras políticas públicas se han fundamentado en la teoría de los años setenta y sobre el mito de la secularización: la separación entre religión y Estado se da a diferentes niveles en diferentes países. Pero una cosa es la separación y la otra es la desaparición del hecho religioso. Se ha podido constatar que eso no es así en nuestra ciudad, con casi 1.000 comunidades, cerca de 27 confesiones diferentes y más de 500 centros de culto. No solo obedece al hecho migratorio, sino que también hablamos de un hecho historiográfico o histórico con raíces protestantes, judías, musulmanas y, en los últimos 100 años, pues, con otras presencias, identidades y convicciones que están presentes”. Ha seguido diciendo que “existe un error de base en el concepto de la laicidad: la neutralidad de los poderes públicos no significa ir en contra de unos colectivos u otros, ni erradicar, porque la expresión del hecho religioso va más allá de una mera convicción. Expresa valores, maneras de entender la vida, formas de identidad, formas de relación, etcétera”. Haciendo referencia a estos últimos casi dos años de crisis sanitaria, ha destacado “la importancia del papel de las comunidades y entidades religiosas y de conciencia en este contexto de pandemia, pero también cómo se han podido vulnerar en ciertos momentos los derechos fundamentales en este contexto de crisis sanitaria”. En el último mandato político “el Ayuntamiento de Barcelona, con Lola López como comisionada de Inmigración, Interculturalidad y Diversidad, ya inició e hizo una gran tarea poniendo en el escenario público este debate tan necesario de no confundir laicidad con laicismo y seguir generando un espacio de debate tranquilo y pausado que no sea en las redes sociales”.
Las jornadas han empezado con la CONFERENCIA de Santiago Alba Rico “¿Se pueden hacer políticas en defensa de los derechos religiosos en un mundo secular?”,que ponía de manifiesto que “damos por descontado que la religión está a la defensiva en un mundo secularizado y se olvida que el pluralismo religioso nace para hacer frente a la unidad religiosa, en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), concretamente, en el artículo 18”. Hay que recuperar el “laicismo que obliga al Estado a dos cosas: a liberar todos los cultos, para que se expresen libremente tal como recoge el artículo 18, y a liberar al Estado de cualquier presión comunitaria o de lobbies, extendiendo el laicismo más allá del tema religioso”. Matizaba diciendo que “nuestra obligación a partir de aquí es pensar qué pueden hacer las instituciones, recordando que no hay democracia, libertad o derechos humanos sin libertad religiosa”. Ha alertado también de las discriminaciones que tienen lugar en nombre de la laicidad, en este sentido, por ejemplo, las dinámicas islamófobas de algunos países.
En la primera MESA REDONDA, “La secularización en el orden normativo de los Estados. Los casos de Francia, la India, los Estados Unidos y Canadá”, han sido invitados expertos de estos tres modelos de Estados seculares. Como comentaba la moderadora Lola López, “la revisión de estos casos paradigmáticos de Estados seculares consolidados pero con modelos diferenciados, enriquecen y permiten reflexionar sobre nuestro modelo de Estado en referencia al secularismo”. Pierre Tevanian, sobre el modelo de laicismo en Francia, ha distinguido entre el laicismo francés histórico y las derivas más recientes que según él coartan las libertades individuales y se ensañan con las minorías religiosas, especialmente, los musulmanes. Rajeev Bhargava, sobre el modelo de laicismo en la India, ha hablado de que existe una convivencia política relativamente plácida a pesar de la diversidad religiosa y las tensiones sociales en el país. Ha hecho referencia a un modelo de secularismo muy diferente del europeo no basado en las libertades individuales, sino en la idea de comunal harmony propiciada por Gandhi, que se ampara en la Constitución y las leyes del país. Lori Beaman, sobre los casos de Canadá y los Estados Unidos, ha puesto de manifiesto que la tradición religiosa tiene una repercusión sobre las instituciones y sobre la vida social diaria en Norteamérica. Aunque hay diferencias entre el marco normativo de Canadá (en la Constitución se reconoce la supremacía de Dios e igualmente las libertades y derechos) y de los Estados Unidos (en la Constitución se establece que el Congreso no aprobará ninguna ley relacionada con el establecimiento de una religión o que haga referencia a la prohibición del ejercicio libre de una religión), hay que ser conscientes de los privilegios de las religiones mayoritarias, por ejemplo, en la simbología religiosa.
El sábado, las jornadas han continuado con la MESA REDONDA “El secularismo como programa. Ideología y estructura de partidos”, moderada por Alberto López Bargados. Tres personas expertas han reflexionado sobre cómo el programa secular es fruto de la larga evolución experimentada por los Estados modernos. En esta mesa se ha querido reflexionar sobre las zonas de confluencia y oposición del programa secular con algunas de las principales ideologías políticas que vertebran el mundo contemporáneo. Manuel Delgado ha hablado de la dificultad en definir y circunscribir lo que es religioso y separarlo de otras formas de ideología, de la política, de la cultura, etcétera. Más aún, en el mundo contemporáneo, en el que, en palabras de Pierre Bourdieu, la religión “se disuelve” y estos límites se vuelven todavía más borrosos. Afirma que el secularismo histórico propio del reformismo burgués del siglo XIX no es antirreligioso, sino que lo que quiere es disminuir el poder de las instituciones religiosas y fomentar las libertades individuales y desarrollar la figura del individuo como ciudadano. Algunos de los ideólogos de lo que ahora llamamos ideología de izquierdas, como Marx y Engels, ya intuyeron cuán difícil era separar religión e ideología. Delgado cree que el papel “de distribuir verdad, razones para existir y normas que dan valor a nuestra existencia” que habían tenido las instituciones religiosas, hoy en día lo asumen en gran medida los políticos y los científicos sociales. Víctor Albert ha hablado de qué papel tienen las instituciones europeas en las definiciones de los modelos de laicidad o secularismo y en la gestión de la diversidad religiosa. Afirma que son modelos que tradicionalmente se han pensado particularmente para cada Estado nación. Sin embargo, las instituciones europeas no tienen una política específica en este tema, pero sí que se observa que son espacios en los que se han creado alianzas de diputados y diputadas para hablar de libertad religiosa, pero son eurodiputados de derecha y de extrema derecha. La religión no está ausente de las políticas europeas, tiene un papel discreto y ambivalente, pero está presente. Tiene un importante papel simbólico y se moviliza en ciertos debates como son las políticas morales. Maria del Mar Griera ha hecho una previa diciendo que no hay una única modernidad, sino que hay que hablar de modernidades múltiples y, como dicen Marian Burchardt y Monika Wohlrab-Sahr, también de “secularidades múltiples”. Ha hablado de la relación de la extrema derecha y la religión, y afirma que, en las últimas décadas, la religiosidad se ha escapado de las instituciones clásicas también con respecto a los movimientos de extrema derecha. Desde la Mayoría Moral en los EE. UU. de los años setenta, pasando por la expansión del movimiento evangélico conservador en América Latina hasta las campañas antigénero en el Estado español, se expresan en forma de movimientos sociales y políticas; en acontecimientos, no tanto en instituciones. Hay una construcción ideológica y de pensamiento muy trabajada. En cuanto a la identidad, la extrema derecha ha respondido en términos de civilización cristiana “comprando” la idea del choque de civilizaciones de Huntington. Algunos partidos laicos, por el contrario, tratan de identificar la identidad en términos de laicismo, lo que nos hace singulares es la herencia de la revolución francesa. Estamos atrapados en una dicotomía de la que es muy difícil escapar si no es recuperando un relato de la pluralidad desde la izquierda. Con respecto a lo que podemos denominar “políticas morales” (aborto, eutanasia, etcétera), la derecha tiene un discurso de querer recuperar el control sobre ciertos dominios, pero la izquierda también ha entrado en este debate de querer regular ciertas prácticas y comportamientos. En relación con la gestión del pluralismo religioso, la extrema derecha domina el debate, y la izquierda ha huido de ello. Solo la izquierda que tiene posiciones claramente más laicistas ha entrado en el debate, pero se ha convertido en una batalla dicotómica que hace muy difícil entender los matices.
Finalmente, la última MESA REDONDA, “¿Qué secularismo hay en las instituciones públicas?”, ha cerrado las jornadas. Moderada por Anna Salvador, se ha dialogado sobre cómo los principios seculares no solo tienen cabida en los textos legales, intervienen sobre las maneras de gobernanza y, así, atraviesan la práctica de las instituciones, públicas y privadas. Concretamente, se ha hablado de tres ámbitos: la escuela, la administración de la muerte, el luto y la cooperación internacional. Júlia Martínez Ariño ha puesto de manifiesto que la religión en el ámbito educativo está condicionada por las ideologías políticas, el contexto histórico concreto o las discusiones en el ámbito local, y que todo tiene un papel importante. También ha explicado cuáles son los aspectos que generan más debate en las escuelas en relación con la religión y la educación religiosa: la asignatura que debe ofrecerse y si esta se tiene que ofrecer, el calendario de las festividades religiosas, los símbolos religiosos en la escuela y del alumnado y los familiares, la alimentación que debe ofrecerse en el comedor escolar, las actividades extraescolares y deportivas, la historia que se explica de la nación o el contenido que se explica sobre biología o educación sexual, entre otros. Sol Tarrés ha explicado, con referencia al ámbito funerario, el proceso de secularización de la muerte en el Estado español y la separación progresiva de la gestión de la Iglesia católica hacia la Administración pública. Ha relatado cómo se dio el cambio de escenario de un velatorio funerario más íntimo en casa a un velatorio en los tanatorios. Y, finalmente, ha constatado el papel de la Administración con las normas sanitarias y el marco jurídico establecido, pero también el papel de los seguros y empresas de servicios funerarios, haciendo evidente que desde la gestión privada también han sido pioneros en cubrir las necesidades de la diversidad religiosa de la sociedad. Montserrat Santolino, en referencia al ámbito de la cooperación internacional, un terreno inexplorado, ha explicado esta ausencia de reflexión sobre el secularismo en el sector de la cooperación internacional, en el que, paradójicamente, entidades de base confesional están muy presentes. Igualmente ha reconocido que este desconocimiento tiene un impacto en la tarea y el trabajo de las entidades cooperantes, sin perder de vista los “pecados originales” del colonialismo, el progreso y la mirada del desarrollo.
Lola López y Alberto López Bargados, comisarios de las jornadas, han cerrado las jornadas haciendo un resumen de las principales conclusiones. Ha quedado claro que la lucha entre secularismo y religión es falsa, ya que el laicismo no tiene que ser forzosamente un discurso antirreligioso. Evidentemente, se debe tener en cuenta que la perspectiva secular no puede perder de vista la vinculación con la Europa colonial. Añaden que los principios seculares se traducen en prácticas concretas que afectan a la vida de las personas. También han puntualizado que el binomio religión y cultura está presente en todas las contribuciones de las jornadas, y es una frontera, una línea a veces invisible, que hace que las consideraciones y las consecuencias sobre ciertos aspectos sean aceptadas o rechazadas. Uno de los debates en los que esta afirmación se ve reflejada es el de la distinción entre cultura y religión en la escuela, teniendo en cuenta que la escuela es un espacio que consagra y difunde una moral cívica. Parece que existe la disolución de la palabra religión por la imposibilidad de defenderla académicamente, pero es una palabra utilizada por las comunidades y por la esfera pública en todos sus ámbitos. En general, hay miedo del “comunitarismo”, ya que la ley del separatismo, entendida como la expulsión del hecho religioso del espacio público, provoca que el aspecto religioso se convierta en algo “sospechoso”. Hay una dificultad para gestionar y asumir la práctica religiosa como colectiva. Con respecto a ideologías políticas, la extrema derecha se siente cómoda en el terreno de la religión. Igualmente, también existe un discurso moralista contaminado, no solo desde ideologías conservadoras, sino también desde ideologías progresistas. Estas últimas abandonan toda esperanza de asumir los discursos transformadores y han acabado recurriendo también al discurso moral que hasta hace poco elaboraba la Iglesia católica en nuestro territorio. Se debe reclamar a los partidos de izquierda que no rehúyan esta responsabilidad y puedan intervenir decisivamente, asumiendo la evidencia de que el hecho religioso existe. De todo ello, se extrae que quizás hay que abandonar la voluntad de hacer una diagnosis final ante la diversidad de las situaciones y las prácticas seculares. Hay una diversidad de modelos y hay dificultad para homogeneizar los procesos. Podríamos hablar de secularizaciones múltiples. Y lo que es muy importante y de lo que debe quedar constancia: todas las personas participantes han hablado y manifestado que hay una confusión terminológica sobre las palabras secularismo, secularización, laicismo y laicidad. Son palabras que bailan en su significado y es algo que debe trabajarse.
A continuación, se detallan las intervenciones de todas las personas participantes que puedes ver en los streamings subidos a YouTube:
- Intervención de Santiago Alba Rico: 32:25 i 0:01
- Intervención de Pierre Tevanian: 39:37
- Intervención de Rajeev Bhargava: 1:10:41
- Intervención de Lori Beaman: 1:40:02
- Intervención de Manuel Delgado: 36:10
- Intervención de Víctor Albert: 1:08:04
- Intervención de Maria del Mar Griera: 1:32:29
- Intervención de Júlia Martínez Ariño: 3:15:17
- Intervención de Sol Tarrés: 3:43:59
- Intervención de Montserrat Santolino: 4:15:20