#Trànsits 2023-2024 (crónica de les sesiones de invierno)
‘Tránsits: músiques de l'esperit’ es un ciclo organizado por el Museo de la Música de Barcelona y la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR) que el pasado otoño inició su segunda edición, enmarcada en la temporada “Poder o revuelta” de L’Auditori. El ciclo ha tenido continuidad este invierno, durante los meses de enero y febrero, en los que han tenido lugar las sesiones “Sinulog: conmemoración de la evangelización de Filipinas”, “Kebyar: músicas del gamelán de Bali” y “Magal Porokhane: celebración del sufismo muridita”, que han mantenido la fórmula dual de las anteriores sesiones, consistentes en una conversación y una exhibición espiritual y musical.
La música se vincula históricamente a la espiritualidad y ha sido constantemente utilizada en una gran diversidad de culturas y épocas como vehículo para la trascendencia y la conexión con la divinidad, de forma individual pero sobre todo colectiva. En la actualidad, estas prácticas se han mantenido y adaptado a las realidades y los cambios que rodean a los grupos humanos que las llevan a cabo. Este es el caso de muchas de las diferentes comunidades religiosas que conviven en la ciudad de Barcelona, cuyas prácticas musicales están siendo visibilizadas en el ciclo ‘Tránsitos: músicas del espíritu’, organizado por el Museo de la Música de Barcelona y la Oficina de Asuntos Religiosos (OAR).
En el marco de este ciclo, la música sirve como pretexto para difundir las prácticas culturales, espirituales y religiosas de algunas de las comunidades que residen en la ciudad, y que son el foco de las diferentes sesiones. Tránsitos se construye así alrededor de un trinomio inherente a la realidad humana. Trabaja la pluralidad cultural de Barcelona a través de una espiritualidad que se hace manifiesta en el rasgo común de la musicalidad, que “permite la interlocución y el entendimiento, un hermanamiento de todas las religiones que comparten un deseo de trascendencia y traspaso”, tal y como explicaba Jordi Alomar, director del Museo de la Música, en una entrevista en el blog de la OAR.
Es por ello que todas las sesiones arrancan con una conversación previa donde personas expertas en estas temáticas o pertenecientes a la comunidad reflexionan sobre el triple eje música-espiritualidad-cultura que tiene lugar en el seno de la comunidad protagonista de cada sesión. Seguidamente, tiene lugar la exhibición de una práctica religiosa o espiritual donde la música y el sonido tienen un rol protagonista.
SINULOG. CONMEMORACIÓN DE LA EVANGELIZACIÓN DE FILIPINAS
El 21 de enero tuvo lugar la celebración abierta al público del Sinulog, una festividad católica propia de la isla de Cebú, en Filipinas, en la que se conmemora la conversión de la población de las islas a la religión católica. La actividad tuvo lugar en la parroquia de Sant Agustí de Barcelona, y consistió en una exhibición de bailes tradicionales de la celebración y una misa especial. El 18 de enero, una conversación previa contextualizó estas actividades. Participaron Macrina Alcedo Reconsal, integrante de varias organizaciones en apoyo de la diáspora filipina en Barcelona y la divulgación de su cultura; el padre Lino de Castro, rector de la comunidad filipina de la parroquia Personal de Barcelona, Inmaculada Concepción y parroquia de San Lorenzo Ruiz, y el padre Michael Go, del orden de San Agustín, vicario parroquial de San Agustín de Barcelona.
La sesión puso sobre la mesa la carga identitaria de esta tradición en la diáspora filipina, que lleva 31 años celebrando el Sinulog en la ciudad. Esta práctica se remonta al siglo XVI, cuando la expedición de Magallanes llega a Filipinas y regala una figura del niño Jesús a la reina, quien, según cuenta la leyenda, se puso a bailar inmediatamente después y fue bautizada en el cristianismo como Juana. La siguió el resto de la población. En la actualidad, la celebración es una actividad religiosa y cultural que aglutina a la población filipina también en la diáspora: “Para nosotros, los filipinos de Barcelona, el Sinulog es un gesto que nos reúne, y también una forma de agradecer que tenemos este espacio para realizar nuestra celebración”, explica Macrina Alcedo.
En la fiesta hay dos elementos principales: la figura del niño Jesús y el baile. En cuanto a la talla, el Santo Niño es un niño de piel oscura y sonriente: “Recibimos a Dios como un niño, y en un niño recibimos a Dios, y siempre con una sonrisa que llama a los devotos”, comenta el padre Lino de Castro, “tanto que la figura del Santo Niño está en cada casa, está en las carteras, en los collares y en los bolsillos…”. Se trata de una expresión de una religiosidad popular que conecta a las personas con Dios desde el sentimiento y la práctica cotidianos.
Es una perspectiva usual en la cristiandad filipina, donde el baile y la música tienen un papel importante, sobre todo en el Sinulog, donde la danza “es una expresión del alma”, explica el padre Michael Go, “que va acompañada de una súplica, un ruego que proviene del corazón, donde se pide al señor que nos escuche”. El baile del Sinulog se pudo observar en la exhibición previa a la misa del 21 de enero de la actividad del ciclo Tránsitos. Se pudieron ver los bailes de diferentes comparsas femeninas, formadas por una reina y sus consortes, en representación de la leyenda del bautizo, todas ellas vestidas con ricos colores y acompañadas de tambores y trompetas y el grito constante de “¡Viva el Santo Niño!”. Posteriormente, tuvo lugar una misa especial de Sinulog, con una iglesia llena hasta la bandera, que se inició con la entrada del Santo Niño en procesión y breves bailes.
Consulta la galería de imágenes de la actividad Sinulog AQUÍ.
Mira el vídeo de la conversación AQUÍ y un breve resumen del baile y la misa AQUÍ.
KEBYAR. MÚSICAS DEL GAMELÁN DE BALI
La actividad “Kebyar: músicas del gamelán de Bali” se celebró el 3 de febrero en la Sala Alicia de Larrocha de L’Auditori. El conjunto de gamelán gong kebyar del Museo de la Música, el Gamelan Barasvara, fue el protagonista de esta sesión. Ofreció a las personas asistentes un ejemplo paradigmático de este tipo de instrumentos, formados por piezas individuales que suenan como un todo único y que varían según su contexto y ubicación geográfica, lo que las convierte en auténticas representaciones materiales y sonoras de una identidad común. Estas cuestiones se discutieron en la conversación previa con Anak Agung Bagus Gede Krishna Putra Sutedja (Krishna), compositor, intérprete y director de gamelán; Violeta Tello, compositora, musicóloga y miembro del Gamelan Barasvara, y Lluís Solsona, director artístico del Gamelan Barasvara, y se pusieron en práctica en una exhibición musical posterior con el grupo Gamelan Barasvara y Krishna Sutedja.
El aspecto más característico del gamelán es que no se considera como una orquesta, un conjunto de instrumentos, sino que es un todo donde las y los músicos entran en comunión. “Todos los intérpretes se casan con el gamelán y se convierten en una única alma, entre todos y con el instrumento”, explicaba Krishna Sutedja. El compositor insistió en esta totalidad del instrumento señalando que en la exhibición “no existe el ego, estamos todos juntos y todos los instrumentos son igual de importantes”. De hecho, esto es así desde la creación del conjunto, en el que todas las piezas se forjan a la vez. “El gamelán es una unidad indivisible de partes”, añadía Lluís Solsona, “y también lo es la comunidad que hace música”.
De hecho, el gamelán es un instrumento esencial en las comunidades balinesas, donde acompaña ceremonias de todo tipo, espirituales o festivas, “cualquier acontecimiento, realmente”, explicaba Krishna Sutedja. Lo complementaba Violeta Tello, que detallaba que “cada día hay una ceremonia diferente en Bali, vinculada a la espiritualidad de las comunidades: la música del gamelán es constante, está viva en la isla”. De ahí que Krishna Sutedja también remarcara la complejidad de sacar el gamelán de su contexto balinés y practicarlo en Europa, donde quizás se ha perdido parcialmente el pretexto de la celebración.
Aun así, durante la exhibición posterior a la conversación, las personas asistentes a la sesión de Tránsitos pudieron ver estos elementos llevados a la práctica. De esta forma, la capacidad de unificación y comunión del gamelán también se da en Barcelona. Así lo defendió Lluís Solsona: “En nuestro grupo hay tanto profesionales como personas que nunca han estudiado música. Todo el mundo puede participar. Creemos en el gamelán como una herramienta que democratiza la música”. Con todo, tocar el gamelán es un momento espiritual, de comunión, que puede darse en todas partes. Como exponía Violeta Tello: “Es una celebración, por eso sonreímos”. Esta exhibición fue acompañada de danzas tradicionales de la mano de tres bailarines invitados.
Consulta la galería de imágenes de la actividad “Gamelán gong kebyar” AQUÍ.
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MAGAL POROKHANE. CELEBRACIÓN DEL SUFISMO MURIDITA
El Teatro del Casinet d’Hostafrancs presentó el 24 de febrero una celebración abierta del Magal Porokhane, una festividad de la Muridiyya, una hermandad o tariqa de la vía mística musulmana del sufismo, que se celebra en honor a Sokhna Diarra o Mame Diarra Bousso, madre de Cheikh Ahmadou Bamba Mbacké, fundador de la Muridiyya y uno de los referentes de la resistencia no violenta contra la colonización francesa.
El Magal Porokhane tiene lugar en la ciudad de Porokhane, en la región senegalesa de Kaolak, y, como es usual en los diferentes magales o celebraciones muriditas, consiste, entre otras cosas, en la recitación colectiva de textos religiosos que impulsa la introspección individual. En la sesión de Tránsitos, esta celebración se abrió al público y fue precedida por una conversación entre Marta Contijoch Torres, doctora en Antropología Social especializada en antropología urbana y religiosa, y Mbaye Pouye, miembro fundador y exvicepresidente de la Federación Muridiyya de Cataluña (Federación Touba Cataluña).
La conversación giró alrededor de definir el magal y detallar la naturaleza de la tariqa muridita. Esta es la única rama específicamente senegalesa del sufismo, una tradición musulmana que parte del principio de ihsan, la “belleza o excelencia adecuada” de la práctica religiosa, que el muridismo adopta desde la perspectiva de “hacer la religión sin ningún daño, versando por la paz exterior e interior”, de ahí el nombre murid, que etimológicamente significa ‘la espera para llegar a Dios’, explicaba Mbaye Pouye. Este principio está implícito en todas las prácticas de la tariqa Muridiyya, y especialmente en los magales, unas celebraciones donde las alabanzas orales y cantadas tienen un papel fundamental, que pueden ser tanto colectivas como individuales.
Destacan especialmente las recitaciones de khassaides, que son poemas conceptualizados para el canto, específicos del muridismo. También tiene un espacio preponderante el dhikr o zikr, invocaciones a Dios mediante la repetición constante de sus diversos nombres, que también se llevan a cabo en las prácticas de otras tradiciones musulmanas y que tienen un componente de tránsito muy marcado: “En el zikr, el corazón se expande. En cada nombre o recitación, la persona sube un peldaño más hacia Dios, y, en este camino, se alcanzan momentos de éxtasis espiritual”, comentaba Mbaye Pouye. Así, los magales son festividades colectivas donde, al mismo tiempo, se da la meditación personal, la reflexión.
Otro componente esencial de los magales es la peregrinación. Sin embargo, este gesto no es posible para las comunidades en la diáspora. “Pero la Muridiyya está en todas partes”, comenta Mbye Pouye, “y hoy los senegaleses han retomado su identidad, sobre todo durante las celebraciones, y visten con sus trajes tradicionales cuando es el momento de los magales”. En esta recuperación tienen un papel fundamental las dahires, que, como en Senegal, son grupos o comunidades más pequeñas que gestionan la colectividad, y que “construyen comunidad en la diáspora”, organizando, precisamente, celebraciones como la que Dahira Jazbul Khoulob y Dahira Sokhna Diarra hicieron en el marco de Tránsitos para el Magal Porokhane en Barcelona. Esta celebración ofreció, primero, una demostración de la recitación del zikr, seguida de la recitación de khassaides. Más allá de la exhibición, a lo largo de la celebración la comunidad ofreció comida típica de la gastronomía senegalesa a todas las personas asistentes.
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O SIDERA
O Sidera tuvo lugar en el monasterio de Sant Pau del Camp el 14 de marzo. Fue una sesión eminentemente musical que conjugó la tradición bizantina con el renacimiento franco-flamenco, explorando el personaje de la sibila como entidad profética que se materializa mediante la música en ambas corrientes religiosas. Como en las demás ocasiones, la sesión consistió en una conversación previa sobre las manifestaciones y las prácticas mencionadas y una exhibición, en este caso de una práctica musical litúrgica de la mano de Ensemble Irini, que actuaba por primera vez en España.
En la conversación participaron Margarida Barbal, docente en la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) y cantante especializada en música sacra medieval; Juan Carlos Asensio, músico y musicólogo especializado en cantos gregorianos, profesor de la Escuela Superior de Música de Cataluña (ESMUC) y director de la agrupación Schola Antiqua, y Lila Hajosi, musicóloga, cantante lírica especializada en música antigua y fundadora y directora artística de Ensemble Irini. El debate giró en torno a la figura de la sibila, su rol en el cristianismo, y el diálogo entre la música bizantina y católica, que Ensemble vehicula precisamente a través de este personaje místico católico, “que como personificación del tránsito pone en conversación ambas tradiciones, aquella del tiempo corto y el cromatismo denso y la que se basa en la repetición para incitar al hipnotismo”, comentaba Lila Hajosi.
Para la directora de Ensemble Irini, el interés de la sibila radica en su capacidad de fascinación, de impulso a la contemplación y la reflexión. Esta figura es adoptada por el cristianismo en los siglos II y III desde el mundo grecolatino, y se explota especialmente en el renacimiento. Juan Carlos Asensio coincidió con Lila Hajosi en el rol espiritual de la sibila: “Si la sibila no hubiera existido, el cristianismo debería haberla inventado, porque no solo es toda la Biblia una profecía que camina hacia el final fatal que es el apocalipsis, sino que esta figura va acompañada del rechazo al estatismo del mensaje cristiano y su apuesta de la trascendencia”.
En este sentido, las piezas que protagonizaron el concierto de Ensemble Irini referenciaron constantemente el misterio. “Dos misterios, concretamente, la resurrección y la encarnación, que son uno de los grandes ejes de la religión cristiana, y la música tanto católica como ortodoxa hace referencia a ello constantemente”, explicaba Lila Hajosi, “pero el misterio se hace accesible mediante la sonoridad sin necesidad de pasar por el dogma”.
La exhibición musical puso estas cuestiones en el centro mediante un repertorio que, a pesar de ser marcadamente cristiano, destacó por su naturaleza experimental y exploratoria, un elemento característico de la obra de Orlando di Lasso, compositor del renacimiento franco-flamenco y autor de Prophetiae Sibyllarum, que formó parte del repertorio de esta sesión del ciclo Tránsitos. La composición se basa en los textos de Filippo Barbieri (historiador del renacimiento italiano), poemas de seis versos que di Lasso musicalizó, y que en la época “era incluso controvertida”, comentaba Lila Hajosi.
Junto con la composición de Orlando di Lasso, completaron el repertorio de la sesión las composiciones Le chant des Sibylles, de Ioannis Koukouzélis (siglo XIII), Cheruvikon o Hymne des chérubins, Agni Parthene (‘ca.’ 1900), Gnosin agnoston gnonai (‘ca.’ 629) y Polyeleos.
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