Los autores de este “experimento de ciencia ciudadana” querían objetivar las percepciones sobre aquello que se considera un espacio urbano “habitable”. Para hacerlo, entre mayo y en noviembre de 2020, hicieron un llamamiento para que ciudadanía de todos los orígenes, edades y generaciones (1.345 personas respondieron) escogieran el lugar más habitable entre diversos pares de imágenes de 3.000 calles de Barcelona, obtenidas a través de Google Street View. Previamente, ellos habían asignado a cada punto toda una serie de parámetros procesados u obtenidos de fuentes públicas, como la amplitud de la calzada y la acera, la antigüedad de los edificios o la cantidad de verde alrededor. En analizar todos los datos y extender las valoraciones a todas las calles de la ciudad mediante diversos algoritmos, se concluye que los más habitables son aquéllos donde hay pocos coches, más árboles y edificios de diversas antigüedades, con viviendas de calidad.
El indicador de habitabilidad resultante de cada uno de los 15.000 tramos seleccionados se puede consultar en este mapa en línea, donde el color de cada calle está asignado en función de la media de los puntos que lo forman. La calle de Finlandia encabeza el ránquin de los mejor valorados de toda la ciudad, serie de la rambla de Badal (entre Pavia y Canalejas, o sea, también en el barrio de Sants o Sants-Badal). Al final de la lista también hay diversas calles del distrito de Sants-Montjuïc, concretamente cuatro del polígono de la Zona Franca (C, 50, L y 61), que las personas participantes al experimento consideran poco habitables al no haber vivienda ni mucha vegetación, y sí mucha circulación de coches. Así, el 44% de los metros de calle en Sants-Montjuïc resultan poco o muy poco habitables, pero sólo el 7,2% de los habitantes del distrito viven en estas calles, mientras que el 67% lo hace en calles habitables o muy habitables. En toda Barcelona, este porcentaje es un poco superior (72,4%), según las categorías de este estudio Mercè.